La asistente del Heraldo

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Prólogo

Te mantuviste quieta mientras Scaramouche caminaba frente a los agentes Fatui arrodillados, gritándoles palabras duras por no haber capturado a la viajera una vez más. No había nada que pudieras hacer más que retroceder y mirar impotente, estaba claro que a los subordinados no les gustaba la forma en las que estaban siendo tratados por el Heraldo.

—¡Asegúrense de que no volver a cometer el mismo error! —Scaramouche amenazó —¡No quieren verme verdaderamente enfadado! ¡Ahora mismo solo estoy molesto! ¡Lárguense de mi vista y busquen a esa chica!

—¡Sí, señor!

Sin más, los Soldados Fatui se pusieron de pie y se fueron en direcciones opuestas en un intento de extenderse y buscar a La Viajera.

—[T/N]— Scaramouche se volvió hacia ti, mostrando una sonrisa furiosa —No pienses que estás fuera de mi vista. He querido preguntarte. ¿A dónde has estado huyendo durante la noche?

—He estado explorando el área cercana, señor. Tengo una terrible sensación de que tenemos visitantes no deseados que se dirigen a la zona acampada— tragaste un poco de saliva por la forma en que te miró.

—¡Al menos puedo confiar en alguien! — exclamó frustrado mirando en dirección donde estuvieron los soldados —Sigue con tu buen trabajo, [T/N]. No me arrepiento de haberte elegido como mi secretaria.

Lo que dijo era cierto; estabas trabajando bajo el mando del sexto Heraldo Fatui como su secretaria personal. Todavía no sabías cómo pudiste lograr ser elegida entre un grupo de los mejores.

Realmente no había nada especial en ti. Tu visión era Cryo. Llevabas una blusa azul ajustada con una chaqueta azul que terminaba justo después de tus costillas, el infame símbolo  Fatui sobre tu corazón. Además, los pantalones cortos azul claro abrazaban tus piernas perfectamente, mientras que una bufanda azul oscuro que fluía llegaba más allá de tu cintura. Por último, botas negras.

A cada lado de tu cadera había una funda para tus dos pistolas, que eran bastante grandes y pesadas. A través de cables desmontables, las armas estaban conectadas al tanque de vidrio en tus hombros que estaba lleno de una gran fría escarcha de las partes más gélidas de Snezhnaya.

Pero nunca te envió a pelear, en su mayoría te ordena que te pares a su lado mientras regaña a los otros soldados por razones mezquinas. Esta no es la razón por la que te inscribiste en el ejército, querías luchar contra enemigos y capturar criminales. Sin embargo, no tuviste el coraje de decirle eso.

—Ya he tenido suficiente de este lugar— se burló amargamente Scaramouche, inclinando su sombrero hacia arriba para mirar el sol abrasador —Nos dirigiremos al puerto de Liyue para obtener más información de Childe. Vamos, [T/N].

Sin nada que decir, lo seguiste obedientemente como un cachorro a su amo. Los dos caminaron juntos por el camino de tierra, manteniendo los ojos bien abiertos para así detectar cualquier enemigo potencial con el que pudieran encontrarse.

Él te miraba de vez en cuando, tratando de hacer una pequeña charla, pero tú respondías lo menos que podías, ya que tenías miedo de ofenderlo. Scaramouche chasqueaba su lengua molesto por la falta de comunicación, a veces murmurando en voz baja que estabas siendo difícil.

Después de unos veinte minutos de caminata, las puertas del puerto de Liyue se podían ver en la distancia. Normalmente, te pondrías tu máscara para ocultar tu identidad como Fatui pero, una vez más, Scaramouche ordenó que no tenías porqué hacerlo.

—He oído que la viajera y sus acompañantes frecuentan esta zona de vez en cuando— comentaste —Como usted ordenó, después de preguntar a los lugareños, me dijeron que visitaría a una mujer llamada Katheryne y, a veces, a la familia que dirige el restaurante Wanmin.

—Perfecto, sabía que podía contar contigo— Scaramouche te elogió —Joder, si solo fuéramos nosotros dos, seguro de que ya habríamos podido atrapar a esa Viajera. ¿No es así?

—Sí, señor— asentiste con la cabeza.

—Tomaremos un pequeño desvío al Banco del Reino del Norte, pero antes iremos a esos lugares que mencionaste. Seguramente, podremos obtener nueva información

—Sí, señor.

—Entonces, finalmente, hablaremos con Childe.

—Sí, señor.

—Sí, Scaramouche— se quejó.

Un sudor frío cubrió tu cuerpo. Esas palabras, especialmente su nombre, parecían atascarse en tu garganta. El joven te miró mientras esperaba tu respuesta.

—Sí, Señor Scaramouche— evitaste su mirada.

—Hm...— tarareó divertido.

¡Gracias por leer!

Dirty, Little, Traitor [Scaramouche x F!Reader]  ¡Español!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora