Dirty, Little, Traitor [Scaramouche x F!Reader] ¡Español!

La Viajera

—¡Fuego!

Te quedaste allí atónita, débil hasta las rodillas y temblando. Tu cara prácticamente se estaba poniendo azul mientras mirabas con horror a la chica. Lumine te miró fijamente mientras conducía su espada a través de un agente Fatui, arrojando al hombre por el acantilado sin pensarlo dos veces.

—¡Fuego, dije! — gritó Scaramouche—¡Dispárale, [T/N]!

Las pistolas rociadoras no podían quedarse quietas, los pequeños sonidos temblorosos de los cables dejaban claro que estabas dudando. Scaramouche te miró brevemente y luego miró a la Viajera, la señaló mientras te agarraba del brazo con dureza.

—¡¿Eres sorda?! ¡Dispara ya!

—¡Es ella! —exclamó Paimon.

—[T/N]! — Lumine gritó y esquivó cuando un boxeador anemo agitó su puño pesado —¡Ayúdame! ¡Por favor!

Te quedaste sin palabras, sentías que podías llorar. Mientras permanecías allí como una estatua de ojos llorosos, Lumine continuó moviéndose rápidamente para evitar los ataques que se aproximaban, y luego hizo que el boxeador cayera sobre el borde de la montaña.

Nunca en tu vida te habías congelado así frente a un enemigo. Tal vez fue porque no veías a Lumine como una. Ustedes dos tuvieron una conversación sincera sobre sus hermanos después de todo.

Mientras un ataque de pánico te ahogaba lentamente, la rubia se acercó a ti desesperadamente.

—¡Te salvé la vida anoche, es hora de devolver el favor!

—¡Esto es una tontería! — Scaramouche retrocedió, sacudiéndote esa idea lejos de tu cabeza —¡Dispara a la Viajera!

—Pero...— susurraste —Debo pagar la deuda.

—¡Estás bromeando, [T/N]! — el Heraldo respondió enojado, soltando tu brazo —¡Lo juro por los dioses, si la Viajera se escapa, vas a sufrir mucho después de esto! ¡Dispara!

—¡Señor, no deberíamos! — respondiste, bajando tus armas —¡Lumine nos salvó la vida anoche al derrotar a los Ladrones de Tesoros que iban a emboscarnos mientras dormíamos!

—No empieces conmigo— amenazó.

—¡Las deudas deben pagarse, siempre!

—Será mejor que cuides tu boca— se acercó a tu cara.

—¡Podemos negociar con ella!

Te diste cuenta de que su gran sombrero se elevaba sobre ti como si el joven intentara arrinconarte contra el borde de la colina.

—Parece que quieres un castigo. Te humillaré frente a todos aquí. Te verán romperte en pedazos cuando termine contigo.

—¡Señor, solo estoy-!

—No puedo creer que tengas el valor de responderme — Scaramouche te agarró la mandíbula para tirar de ti hacia adelante, casi haciéndote poner de puntillas. Sus ojos brillaron enojados mientras sacudía tu cabeza con fuerza, con los dedos clavándose en tu piel —¿Eh? Parece que tienes más que decir.

Jadeaste y tragaste saliva al mismo tiempo, te resultaba difícil respirar por la forma en que tu cuello estaba inclinado hacia arriba. Parecía que Scaramouche estaba disfrutando de esa mirada de pánico en tu rostro.

—Habla, estoy escuchando.

Tu voz te falló y retrocediste como un cachorro pateado, mirando temerosamente hacia otro lado y gimiendo. Como antes, su pulgar acarició tu mejilla, casi amorosamente. Pero, prácticamente te estaba desafiando a decir algo, como una forma de darle una razón para castigarte. Esto está en mal, finalmente te diste cuenta.