La confesión

1.8K 187 50
                                    

—[T/N]... La lluvia se detuvo... por fin...— murmuró Scaramouche, todavía entre la conciencia y el sueño —El clima aquí... es horrible...hm?

El Heraldo acarició amorosamente la almohada un par de veces antes de despertarse. Miró hacia abajo a lo que su brazo estaba alrededor y se dio cuenta de que no estaba abrazando a la persona que tenía en mente. Arrojando el cojín a otra parte, giró la cabeza para escanear alrededor de la tienda.

Había una expresión de molestia en su rostro hasta que su mirada se posó en ti de pie junto a la fogata mientras terminabas de cocinar un plato. También miraste al joven, aliviada al ver que finalmente despertó de su sueño.

—Buenos días, mi Señor.

—Oh... Ahí estás...— habló atontado con su ronca voz matutina, suspirando cansadamente —Pensé que te escapaste a alguna parte ...sin que yo lo supiera...

—Cociné un huevo frito de Teyvat. Un desayuno rápido para usted — haciendo caso omiso a lo que dijo, mostraste un plato.

—¿Es así...? Hm...— se dejó caer sobre su almohada, sin olvidar decir un comentario sarcástico —No sabía que estabas tan domesticada... Cocinándome comida, estás actuando como si fueras mi esposa... Es una práctica común entre las parejas casadas en Inazuma...

—Bueno, eh ... El desayuno es una práctica común en todo Teyvat, señor...— bromeaste, pero no te reíste de él, un ligero ceño fruncido bajó a tus labios.

—Eres la chica del cartel de la frase la ignorancia es felicidad...— se burló Scaramouche.

Apartando tu mirada del Heraldo, decidiste no decir nada más y darle la comida. Con cuidado, entraste en la tienda y te dirigiste hacia Scaramouche. Era la primera vez que le cocinabas a un hombre y luego se lo servías.

Cuando llegaste al futón, te pusiste de rodillas frente a él y presentaste la comida (además de buscar a tientas con los palillos en la otra mano).

El joven se sentó, al lado izquierdo de su cabello tenía algunos mechones empujados hacia arriba. Estiró la espalda, gimiendo profundamente antes de bostezar. Luego, se relajó y te miró con los ojos entrecerrados.

—Puedo acostumbrarme a esto— tomó el plato y los palillos felizmente, su mirada cayó hacia la comida y luego volvió a ti.

—Un huevo frito de Teyvat, señor— te echaste hacia atrás —Disfrute.

—¿Comiste? — preguntó.

—Sí, mi Señor, lo hice.

El Heraldo se acercó a ti con una mano para darte una palmadita en la cabeza, pero algo te hizo retroceder. Los ojos de Scaramouche se abrieron un poco por tu comportamiento repentino y tú también te sorprendiste por lo que hiciste. Nunca has rechazado una palmadita en la cabeza, nunca. Lo que Lumine te dijo todavía resonaba en tus pensamientos, comiéndote viva.

Él te miró profundamente y, a su vez, tú le devolviste la mirada con la misma actitud. Era como si ambos estuvieran tratando de comunicarse entre sí con telequinesis, lo cual no fue el caso, por cierto. No te gustó cuando te miró así, estaba empezando a hacerte sentir sometida.

—Qué — dijiste audazmente.

—Wow, qué fría — incitó Scaramouche, poniendo los ojos en blanco —Solo estaba tratando de decir gracias..

Escuchar a Scaramouche decir gracias estaba un poco fuera de lugar para él, pero de nuevo, mostrar una actitud tan rencorosa y evitar sus acciones de alabanza tampoco era propio de ti. Pero, tal vez estabas exagerando un poco, después de todo, se suponía que no debías saber sobre los secretos que guardan los Heraldos.

Dirty, Little, Traitor [Scaramouche x F!Reader]  ¡Español!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora