La música de las Girls Generation estaba a todo lo que da en el departamento de Yoo Jimin.
¿A qué se debía esto?, Sencillo.
Diosito por fin había puesto a la pelinegra de protagonista y ya no espectadora.
A pesar de haber pasado una vergüenza difícil de remediar, Jimin estaba muy feliz.
Nada de lo que había visto en Netflix se comparaba con la cita que había tenido ese día.
"Taeyeon estaría muy orgullosa de mi". Pensó con una sonrisa en su rostro.
Por tanto bailar cayó rendida en su sillón, eran las diez de la noche y aún tenía energía para cualquier cosa que se le presentara.
Al final de la cita, está llevo a Minjeong a su casa y se fue directo a la suya.
Sin darse cuenta se durmió y con eso otro día llegó.
Se despertó por una notificación en su celular.. bueno siete notificaciones.
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La azabache rió por lo ocurrente que podía ser Minjeong, se quedó viendo la foto que le había mandado.
"¿Por qué eres tan hermosa?". Se tapó la cara, ¿Por qué había pensado eso?. —Ya me encule—.
En esa misma noche empezarían a transmitir el programa, apenas era el tercer de estos y Jimin ya estaba hasta la madre de los productores, camarógrafos, fotógrafos, editores y hasta de su maestra de inglés que cada que la veía le deseaba suerte y decía lo mucho que le gustaba el programa.
—Me saludas a Winter, soy su fan número uno—. Dijo el mayor.
"¿Por qué todos aman a Minjeong?".
Era cierto, había muchas personas que jamás en su estancia en la universidad la topaban, pero ahora hasta chocaban puños como si la conocieran de toda la vida.
—¡Hey, Jimin!—. Gritó una chica bajita. —¿Quieres ir a una fiesta con nosotros?—.
Ahí se notaba lo poco que conocían a Jimin, ¿Quién en su sano juicio invitaría un introvertido a una fiesta de ese estilo?.
Por lo mismo tanta interacción de un día para otro le agobiaba, no solo dolores superficiales de cabeza. Llegaba la ansiedad que le generaban los comentarios de sus compañeros.
—No puedo creer que alguien como Yoo este saliendo con Winter—.
—Deberia ir yo a ese programa, seguro Winter se fije en mi—.
—Si Jimin está ahí, ¿Por qué yo no?—.
—Multimedios cayó tan bajo aceptando a Jimin—.
"Espero no le esté pasando lo mismo a Minjeong". A pesar de lo que le dolían esas opiniones, pensaba primero en la rubia.
Al final de todo, la tímida y asustadiza Jimin siempre estaría ahí.
Estaba encerrada en el baño de su universidad, pensando más de lo que debería sobre aquellas personas cuando le llegó una llamada.
—¡Jimin! ¿Cómo estás?—.
—Bien—. Respondió débilmente. —Hola, Minjeong—. Sonrió por primera vez desde que había ido a la institución.
—¡Me alegro!—. La rubia no notó nada raro en esta, ya que Jimin siempre hablaba con hueva.
—¿Me necesitas para algo?—. Preguntó Jimin cuando sintió sus ojos húmedos de nuevo. —Estoy en la escuela—.
—Es que..—. Estaba nerviosa. —Te extraño—.
—Me tengo que ir—.
Escuchar esas palabras de Minjeong fue tan irreal, luego de tantas ofensas indirectas se sintió tan bonito.
No quería que está se preocupara así que colgó y dejó salir una lágrima, las demás decidió guardarselas.
"Yo también te extraño, Minjeong". Pensó cuando salió del baño.
Aparte de Yeji ni tenía más amigos y está había estado muy ocupada recientemente, sus clases de apoderaban de su tiempo.
Jimin lo entendía, pero ese día se sentía especialmente mal, sola, incomprendida.
Dejó las instalaciones de su universidad a medio día de clases, no podía estar un segundo más ahí.
Quería distraerse, que mejor que con su persona favorita. Kim Minjeong.
Buscó las llaves de su vocho dentro de su mochila, prendió el vehículo y se subió a este.
El camino era pacífico, la casa de la rubia no quedaba tan lejos de ahí.
Con canciones de Shinee de fondo iba manejando, estaba anocheciendo y viento cada vez más fresco estaba llegando.
Llegó a su destino, bajó del auto, tocó la puerta y la vió.
—¿Jimin?—. Preguntó una rubia, bajita y desconcertada. —¿Qué haces a-
La nombrada no dejó terminar la pregunta cuando la tenía abrazada fuertemente entre sus brazos.
Eran ellas contra el mundo. Nadie decía nada.
La respiración desenfrenada de la rubia, la cabeza de la más alta en el cuello de esta y con "Replay" de Shinee a lo lejos.. en el vocho, claramente.
—No tenía a donde más ir—. Murmuró en el cuello de Minjeong.
—Esta bien, no te preocupes—. Susurró. —Entra, estoy sola—.
Ambas entraron a la casa, Minjeong cerró la puerta y se sentó junto a Jimin en su sillón.
—¿Quieres licuado de plátano? Apenas lo estaba haciendo—. Ofreció la dueña del hogar.
La contraria asintió con vergüenza.
Minjeong se adentró en la cocina.
—¿Sabes cuándo vas a una fiesta infantil y hay un trampolín?—. Dijo Jimin mientras entraba también a la cocina asustando a Kim. —Siempre hay un niño que mientras todos los demás saltan.. él se está tratando de levantar—. Miró al piso. —Yo me siento ese niño y la vida es mi trampolín—.
La rubia dejo de lado la licuadora y se acercó a esta, le dió otro abrazo y dejó que está sacará lo que tenía guardado, tal vez de antes de conocerla.
—Jimin—. La azabache respondió con un tarareo. —Yo te puedo ayudar a levantarte—.
Minjeong tomó las mejillas de Yoo con sus manos, con una le quitó las lágrimas que salían de sus ojos.
La cercanía que tenían a tan poco tiempo de haberse conocido era sorprendente, ¿Que hizo Minjeong para ganarse la confianza de Jimin?.
Poco a poco los sollozos se fueron disminuyendo.
Minjeong al ser más experimentada y con más confianza acercó la cara de la más alta, le dió un suave y lento beso en sus labios.
Jimin se quedó con los ojos abiertos, siguió el beso como pudo.