♪ Lighters

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Esos días en la redondita nos hicieron muy bien, todos participaron en la minga de nuestro hogar. Como esperaba el diseño era espacioso, simple y cómodo, con muchos ventanales de doble vidrio hermético en dirección al sol, para aprovechar sus atributos; pisos y paredes de barro, incluso techo vivo. Mis amigas que también tienen muy buen ojo, dispusieron el lugar en las paredes donde irían botellas de colores que reflejaban luz, también hicieron arte con sus manos creando dibujos con arcilla. Hasta los niños y adolescentes de la comunidad ayudaron; fue una hermosa experiencia, ellos comprenderían desde temprana edad qué es la cooperación, lo valiosos y poderosos que somos.

La luna llena nuevamente llegó y con ella la partida de León; siendo esa la primera vez que no le costaba irse, parecía que le hacía falta apreciar su parte lobuna. Yo seguí con mis actividades, pero también por primera vez estaba preocupada por él. No sabía exactamente qué hacían en las lunaciones, si eso le afectaría aún más. Deseaba poder ir alguna vez, pero según él aunque vaya no vería nada, el ojo humano no está diseñado para ver lo que allí sucede. Eso me hizo recordar mi encuentro con el jefe de la manada, cuando miró mi vientre y sus palabras... Mierda... él lo sabía, qué necia fui.

Cuando mi perro regresó, yo tenía una gran necesidad de poseerlo, de dominarlo, también de que me hiciera el amor con fogosidad y algo de violencia, algún juego de impacto*, de dolor físico. Por supuesto que él me escuchó atento, consensuamos los límites y deseos de cada uno y comenzamos la sesión. 

Abrió el tercer cajón del mueble de la cocina y sacó un collar con una cadena. Sí, guardábamos elementos eróticos por toda la casa, suerte de no tener niños, ni familiares que los encuentren. Lo colocó en mi cuello, yo llevaba puesta una camisa grande que abrí de un tirón, para dejar que vea el arnés de mi pecho y pelvis.

Pestañeó varias veces sonriente, observando un momento y apretando sus labios. Tiró un poco de la cadena y bajó su cabeza en señal de que yo lo haga con mi cuerpo, contenta hice caso e intenté desatar su pantalón, que ya lo notaba presionado, pero me chistó y negó con su cabeza, tiró más de la cadena para que lo siga gateando, subiendo así las escaleras, él sonreía satisfecho por la privilegiada vista del movimiento de mi cola. Habíamos hablado varias veces sobre lo que nos gusta y lo que no, acordando nuestros límites y reglas de seguridad.

Llegamos al dormitorio y tiró nuevamente de la cadena para que me ponga de pie, la quitó de mi cuello acercando su rostro al mío, rozando con su nariz mi piel, sin dejarme que lo bese. A cambio elevó mis brazos colocándome muñequeras para quedar colgada. Con una mano tomó mi cara desde las mejillas apretándolas...

—Te mereces lo que más te gusta.

Me dio un buen beso y se alejó para quitarse poco a poco su remera, siguiendo por su pantalón, forzando a que lo desee con semejante vista, eso era castigo más que un premio. Daba vueltas a mí alrededor, abría cajones a mis espaldas, seguramente pensando qué hacer conmigo y eso me excitaba; mi cadera y mi cuerpo se movían para aguantar la incertidumbre. De repente, el crudo y eléctrico roce de tiras de cáñamo tocaron mi cola, ahora sabía que tenía un flogger en su poder, entonces me preparé.

—¡Por favor!

Le supliqué en señal de que podía iniciar, él comenzó a dar suaves pasadas, aumentando la intensidad poco a poco, mis endorfinas empezaban a liberarse, todo mi cuerpo respondía sobresaltando, gimiendo cada vez más, azotó mis nalgas con más potencia, el dolor era demasiado liberador y placentero. Respiré hondo para aguantar el último pico de dolor y cuando ya no podía soportar ese extremo goce, solté fuerte nuestra palabra de freno: «WOLF». Cuando estás nublada de satisfacción puede que no se te venga ninguna palabra, pero yo siempre tenía en mi mente sus ojos de lobo, sin dudas esa era nuestra safeword (palabra segura).

MY PINK STAR (Rowoon fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora