MY PINK STAR (Rowoon fanfic)

♪ Long Distance

Este planeta, esta 3D puede desequilibrar incluso al ser más evolucionado y sabio; no diría iluminado, porque considero que todos lo estamos, es solo que lo olvidamos.

Mis amigas frecuentaban mi hogar cada vez más seguido, les intrigaba saber todo sobre León; les permití hacerlo para mantenerlas ocupadas y acompañadas, bajar el drama del shock que vivieron en primer plano, y que se vayan adaptando a su nueva realidad, a esta súper-naturaleza.

En los días de luna llena él ya no se iba; pero sí se transformaba, se sentaba junto al árbol de Hibiscus de nuestro jardín y allí se quedaba inmóvil; una vez al día se ausentaba, para cubrir sus necesidades biológicas y volvía al mismo sitio, cerrando sus ojos, meditando. A veces me sentaba a su lado, pero él no se inmutaba. Al volver a su forma humana se comportaba muy extraño, a veces su mirada se perdía en una dirección lejana, con una amplia sonrisa, otras veces hablaba solo, o incluso me pedía que le repita lo que le había dicho, siendo que yo no le había hablado.

Había encontrado un nuevo hobby, la pintura. Sus cuadros eran maravillosos, ¿cómo era posible que todo le saliera perfecto?, ya me daba hasta envidia. Cada fin de semana íbamos a la feria del pueblo a vender sus cuadros, o hacíamos intercambios; pero siempre se dejaba uno que luego colgaba en la pared de la sala donde hacíamos yoga y música, y cuando los admiraba, aparecía otra vez esa sonrisa. Estaba intrigada por saber de dónde venía esa inspiración, pero mi voz interior por alguna misteriosa razón me frenaba, por primera vez reprimía mi curiosidad.

Hasta que un día, intentando poner orden a la cantidad de papeles que iba dejando por doquier, encontré una nota de León; pude darme cuenta que era de él por su elegante caligrafía, y mi curiosidad ya no se pudo resistir; me divierto mucho husmeando en las casas de los demás, y mucho más en los papeles; sé que no debería pero, ahí estaba yo, espiando pícaramente.

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Mi pequeña, tus palabras saben a miel, ablandan mi corazón y hacen sonreír mi alma. Verte resplandeciente me reconforta, aunque no pueda compartirte, abrazarte y cantarte.

Lo siento, soy responsable de haber sentido tristeza y culpa, en lugar de sentirme afortunado y bendecido por conocer y expandir tu luz.

Perdón, por haber creado esta baja vibración que afecta a todo mi entorno.

Gracias, por escucharme y recibirme, por este presente, por el amor incondicional.

Te amo, infinitamente.

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¿A quién le escribía?, vamos, deducía que era para nuestra hija, ¿acaso podía escucharla y verla? Sería normal ya que él tiene esa capacidad por ser un servidor de Gaia, de percibir otros planos dimensionales. Si era así, debería habérmelo dicho, era mi hija también y tenía derecho a saber de ella, mierda ya me estaba cabreando. Una vez más me estaba ocultando cosas, entonces caí en la cuenta de que yo era exactamente igual. Si algo me reprocharon siempre mis amistades, eran mis misterios, mis secretos, no compartir mis procesos dolorosos, mis problemas. Iba a retar a León por hacerlo nuevamente conmigo, pero ahora debía agradecerle por mostrármelo, por ser un reflejo de mi interior. Lo siento, perdóname, gracias, te amo. El ho'oponopono* también debía utilizarlo en ese momento, y así limpiar las memorias inconscientes de dolor.

Fui a buscarlo, él estaba con las manos en la tierra recolectando kale y rabanitos, me uní a la actividad para no ir tan de frente, pero me duró poco, me conocía demasiado.

—¿Qué anda pasando mi alma?

—No sé bien cómo decirlo, ¿hay algo que me quieras contar?, ¿algo raro que te esté pasando?