Oneshots con personajes de Osomatsu-san, heterosexuales (porque para el yuri ya tengo otro :u) y bueno, a seguirle con esto8)
-Derechos al respectivo artista del artwork que se utilice en esta historia-
No pararía de llorar. ¿Felicidad o dolor? Era complicado calificar el sentimiento cuando tu confusa cabeza no te permitía estar en completa paz con tu propia "satisfacción". Día y noche, el parpadear y continuar en esa monotonía mental, sin siquiera poder saborear tu propia vida. Tan vacío y a la vez con esa constante ansiedad que te mantenía en un bucle sofocante. Buscar respirar en ese pequeño cuadro de agonizante claustrofobia, para simplemente quedarte dormido y despertar de nuevo en ese infierno adictivo.
El ruido de la puerta abriéndose le hizo saltar sobre su cama. Las sabanas se destendieron aún más debajo de su cuerpo. Su mirada instintivamente corrió hacia la entrada de su habitación. Frente él estaba la persona que hacía latir su corazón. El recordatorio de su propia existencia. Eso es lo que eras tú.
—Hey Karamatsu —Caminaste hacia él y tomaste asiento cerca de su cama. Acariciaste su cabeza en saludo.
—¿Qué hace aquí, my lady~? —Karamatsu se recargó para verte en una posición más cómoda.
—¿Estás ocupado? —Reíste. No dejabas de ver su hombro descubierto ante esa bata grande que usaba.
—Nunca lo estaría para ti —Tu risa era lo suficientemente agradable como para hacerle sentir mareado.
—Es agradable oír eso —Las caricias revolvían los cabellos de Karamatsu y posteriormente desenredaba.
—Adoro cuando me das tanto cariño como ahora —Murmuró. Sus párpados se estaban sintiendo pesados.
—¿Acaso no te lo doy cada ves que te visito? —Utilizaste un tono de voz indignado. Aún sonreías.
—Sí, eh... —Su cabeza dolía. Estaba agotado, y eso era lo que no le dejaba pensar con claridad.
—¿Te duele algo? —Tu mano viaja debajo de su cabello, en la sección del tupé, y tocas su frente.
—Solo me duele cuando tú no estás aquí —Murmuró. Su corazón punzó diferente, de una forma más dolorosa.
—Siempre estaré aquí —Subiste sobre su cuerpo. Estabas sentada sobre su cadera.
—¡ . . . ! —Jadeó al sentir tu trasero presionar contra su pelvis—. M-My lady, ¿deberías bajarte de ahí?
—¿Es una sugerencia? —Preguntaste de regreso cerca de su oído. Karamatsu se estremeció ante tu voz.
—Podría emocionarme más de lo que se debe —Gruñó bajó al sentir un roce descarado.
—Deja de pensar y bésame, niño tonto~ —Fue el insulto más bonito que podría apreciar.
Karamatsu no duro ni medio segundo cuando ya estaría comiéndose tus labios en una sesión de besos, ardiente y necesitada. No requería instrucciones para que sus manos se pasearan libremente por todo el contorno de ti cuerpo. Sus labios se encargarían de mimar tu rostro con todo el cariño de su corazón, y tu cuerpo sería explorado con toda la pasión que te podrían entregar sus extremidades.
La sensación de agobio era remplazada por esa fuerte necesidad de tenerte cerca. Embriagado y mareado. La emoción de felicidad invadiendo cada uno de sus pensamientos racionales. Brindándole la sensación de una salvación asfixiante. Debía comer más y más de ti. El único sustento que necesitaba su intento de vida, la razón del porque aún seguía sin dar término a su vida, tú.
—¿Vas a mirarme a los ojos? —Murmuraste aún contra sus labios. Acariciabas sus brazos y manos.
—Si quiero pero... —Se estremeció al sentir tu mano rozar su hombro desnudo. Jadeó tu nombre.
—¿Pero? —Cuestionaste. Tu cara terminó recargada en la curvatura entre su cuello y hombro. Respiraste hondo.
—Vas a desaparecer cuando lo haga —Tartamudeó. Él mismo decidió hundirse en tu aroma asfixiante.
—¿Tú crees? —Cuestionaste. Repartías besos por sobre su cuello, con toda la calma posible.
—Lo sé —Jadeó. Su visión se estaba tornando borrosa. Un pequeño hipo lo delató. Estaba sollozando.
—. . . —Te separaste de su cuello y volviste a sus labios—. Dame un beso, y si me sigues amando, volveré~.
—¿Te amo? —Sus labios hablaron antes de que su cabeza pudiese razonar. Fue una respuesta instintiva.
—Yo... ya no lo sé —Ese tartamudeo te delató. Tú tampoco estabas segura de lo que sucedía.
—Yo... Lo siento... —Rodeó tu cuerpo y te dejó tumbar sobre él. Sus lágrimas fluyeron, cayendo sobre tu hombro.
Karamatsu se aferraba a tu cuerpo, con increíble desesperación. Sus sollozos eran audibles, y a pesar de eso, no tenía el valor de abandonarte. Podia vivir sin ti, más no quería hacerlo. Los estremecimientos aumentaron, más al oír tu propia voz mencionando una y otra vez un "lo siento". Su corazón dolía tanto que sentía podría explotar de la forma más lenta y dolorosa posible. No podía más, y aún así, si tú lo intentabas, él volvería ante ti una y otra vez.
Estaba rompiéndose, cada vez convirtiéndose más y más en una cosa sin forma, y aún a pesar de no ser correcto, todos sus fragmentos seguirían perteneciéndote. Ese bucle de dolor no pararía. No existía el valor suficiente para seguir adelante. La adicción y la costumbre. No había nada más peligroso que un amor no olvidado. ¿Amor o dependencia? ¿Cariño o necesidad? La fantasía jamás remplazaría la realidad.
Karamatsu no estaba entendiendo nada.
💞 -/ >u< -/ 💞
¿Qué les digo?:') Ni como ayudarte Kara bb:'):'):') Denle terapia al niño porfa💔
Bonito domingo chicas!💙
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.