Capítulo 39: Quien puede abrir cualquier puerta, parte II.
No podía durar para siempre.
Al final, no fue necesario que yo abriera la boca. Recuerdo muy bien el día que Andy se percató de sus sentimientos hacia Ani, llegó corriendo hacia mí en completo pánico y trató de explicarme a toda velocidad y con un leve balbuceo ¡todo! el amor que al parecer «había surgido de repente» en su corazón hacia Ani. Poco después, se animó a invitarla a salir en una cita, y esa fue la primera vez que escuché a Ani quejarse de la ropa que tenía en su ropero, ni siquiera en sus citas Damián se había puesto tan nerviosa, y entonces supe que ella estaba cayendo en un amor mucho más profundo por Andy de lo que lo estuvo con Damián.
De alguna forma, me sentí aliviada cuando lo supe, me dije a mí misma que Ani sería capaz de amar a Andy mucho más de lo que yo lo amaba, y eso me hizo feliz, porque Andy de verdad necesitaba amor. Finalmente pude rendirme y mi corazón aceptó que Andy no podía ser mío. Luego de una desastrosa cita con Damián, Ani se dio cuenta de que de quien verdaderamente estaba enamorada, era de Andy, y me pidió ayuda para poder hacerle saber de sus sentimientos. Entonces yo hice lo que tenía que hacer y cité a Andy en el parque en el que había tenido su primera cita con Ani, me recosté en la sombra de un árbol mientras lo esperaba, pensando en que a partir del momento en que hablara con Andy, yo me encargaría de matar todo mi amor por él.
—Oye, cariño, ¿no es un poco cruel jugar a la difícil de atrapar después de llamarme? —preguntó con un tono falsamente ofendido y la frente llena de sudor, aunque con una sonrisa.
Le devolví la sonrisa—. No sé de qué hablas.
—Me dijiste que corriera al parque porque tenías algo muy importante que decirme, ni siquiera me especificaste en qué parte del parque y estuve buscando por un montón de lugares antes de pasar por aquí, y entonces te encuentro muy cómoda acostada en el pasto. Me siento engañado. —Se sentó junto a mí—. Entonces, ¿qué sucede?
—Uhm. —Miré hacia las hojas del árbol que me hacía sombra.
Andy suspiró—. No sé... sobre qué has pensado las últimas semanas, pero puedes apoyarte en mí.
Lo miré de reojo—. ¿A qué te refieres?
—No me subestimes —, me revolvió el pelo y sonrió ampliamente, haciendo que mi corazón diera un brinco—, te escucharé. Sé que has estado preocupada por algo por mucho tiempo, pero estaba esperando el momento en que estuvieras lista para decírmelo. Si estás triste... las cosas se ponen aburridas, así que estaré feliz de animarte.
Volví a mirar hacia las hojas del árbol y luego cerré los ojos con fuerza para no dejar que mis ojos se llenaran de lágrimas. Y aún hoy, me pregunto si él sabrá lo mucho que sus palabras llenaron de alegría mi corazón.
Él se soltó a reír alegremente—. Aunque no puedo prometer que te brindaré consejos llenos de sabiduría.
—Andy.
—¿Uhm?
—Me gustas. —Volví a abrir mis ojos, lo miré y sonreí con toda la alegría que sus palabras acababan de brindarme—. Yo siempre he... estado enamorada de ti.
Él me miró perplejo por unos segundos sin saber qué decir—. ¿Uh? ¿Qué...?
—Eso es... lo que Ani me dijo que te dijera.
De nuevo él me miró confuso, su rostro mostraba que su cerebro había dejado de funcionar momentáneamente porque no acababa de entender lo que recién había ocurrido.
—¡Deberías ver tu cara! —dije riendo a carcajadas.
Y él por fin pareció entender que yo acababa de burlarme de él, entonces su rostro se sonrojó y se sintió como un estúpido por creer por un momento que yo hablaba en serio—. ¿¡Qué demonios!?
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Ojos Color Violeta.
General FictionEn un mundo en el que existen algunas personas con habilidades sobrehumanas, Dalila Eisenhide nació con el poder de distinguir a las personas comunes de quienes tienen esas habilidades, y por razones desconocidas, es apresada dentro de su propia cas...