Cap. 59: La actual Llave.

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Capítulo 59: Quien mejor guarda secretos, parte XXI.

La actual Llave.

—«Pienso que sería lindo que Krymtheo pudiera visitarla cuando él reencarne» —leyó Dalila, era la última frase de «La guardiana del escondite de un Dios», entonces cerró la copia del libro y lo colocó sobre la mesa de la sala de juntas, en donde el equipo de búsqueda de la Llave nos habíamos reunido tras regresar de la casa del señor Román.

Me era un poco difícil creer que hubo alguna vez un Dios moribundo que decidió concederle tres deseos a una chica solo por haberle dado un nombre, pero teniendo en cuenta de que yo estaba rodeado de personas con poderes que antes hubiese jurado que eran inexistentes en la vida fuera de las películas, y que incluso ahora yo era uno de ellos, ya no me parecía tan descabellado pensar en la existencia de dioses.

—Entonces el papá de Dalila no busca como tal a Junuem —dijo Salma luego de ver que Dalila cerraba la copia del libro y la ponía sobre la mesa.

Ale asintió—. Claro, lo que él busca es a la copia de Junuem que se encuentra en ese... uhm...

—Llamémoslo «Dimensión de Krymtheo» por ahora —propuso Dalila.

—Pero si quiere conocer a la copia de Junuem, significa que tiene la intención de ir a la dimensión de Krymtheo —comentó Katia con miedo—, ¿eso significa que quiere ir ahí para pedir tres deseos?

—Junuem llama a las personas con el poder de conceder deseos «llaves para acceder a la dimensión de Krymtheo» —recordó Dalila mirando con odio la copia del libro—, y Esteban nos pidió buscar a la persona conocida como «Llave». Es más que obvio que quiere que busquemos a la actual llave para que él pueda matarla y así pedir lo que sea que él desea.

—¿Y cómo se supone que vamos a encontrar a esa persona? —pregunté mientras me cruzaba de brazos, estaba un poco pesimista en cuanto a poder encontrar a esa persona siendo que la única pista concreta que el libro nos había dado era que su aura era blanca.

—Sobre eso, sé que ha habido dos llaves en nuestra familia —respondió el abuelo de Dalila—. Una de ellas fue Micael Eisenhide, el hermano mellizo de mi abuelo Simón. Y el otro fue Massiel Eisenhide, el hermano gemelo de mi primo Román.

—¿Massiel Eisenhide era una llave? —preguntó Dalila con sorpresa—. ¿Eso tiene que ver con el maltrato que sufrió por parte de sus padres del que nos contó mi abuelo Román?

Él asintió con una sonrisa—. Lo entendiste rápido. Mis tíos Santiago y Griselda eran unas personas muy avaras, podían hacer cualquier cosa por dinero y repudiaban todo aquello que pudiera poner en riesgo su fortuna. Desconozco desde cuándo comenzó, pero hay una especie de maldición en nuestra familia...

Vi a Dalila apretar los puños sobre sus rodillas y su mirada se tornó una vez más plagada de odio. Tiempo atrás ella nos había hablado sobre esa maldición, una maldición estúpida que decía que el nacimiento de gemelos en la familia Eisenhide podía traer desgracia, y que uno de los hermanos tenía que morir para evitar dicha desgracia. Esteban usó esa maldición para no ser molestado por su padre cuando él decidió que haría pasar a una de sus hijas por muerta y la mantendría encerrada en la mansión Eisenhide toda su vida, pues eso sería prácticamente como estar muerto.

—... esa maldición hizo creer a mis tíos que Massiel era un peligro para su fortuna —continuó el señor Ignacio—, así que desde siempre hubo un enorme favoritismo por Román, en contra posición con Massiel, a quien veían más como un peligroso parásito que como un hijo. Pero las cosas se pusieron peor cuando mi padre —, suspiró—... mi padre era un buen hombre, pero ingenuo, nunca quiso ver la crueldad que habitaba en su hermano Santiago, por eso pensó que era buena idea advertirle a mi tío sobre el poder de Massiel cuando escuchó rumores de que REVENISH lo estaba buscando.

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