Cap. 93: Sería genial si algún día tú puedes detenerme.

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Capítulo 93: Quien odia tener debilidades, parte V.

Sería genial si algún día tú puedes detenerme

Cuando llegó el mes de octubre, Esteban, el doctor Dean y yo viajamos a la ciudad Thanato luego de que nos llegaran rumores de la existencia de un monje con una telequinesis monstruosa viviendo ahí, aquel monje era el primer adulto que queríamos de nuestra parte, pero en sí, si no podíamos llegar a un acuerdo con el monje para que nos ayudara, tampoco nos iba a quitar el sueño, simplemente seguiríamos con nuestra rutina de secuestrar niños.

Al final, ni siquiera fuimos capaces de hablar con el monje porque él había fallecido 3 años atrás, por lo que solo habíamos perdido nuestro tiempo, ya solo nos quedaba regresar a nuestra base en Dynami, pero entonces Esteban recibió la llamada de alguien que lo hizo desviarse para pasar por una ciudad que ni siquiera nos quedaba de camino, Vátrachos, y el doctor Dean y yo no pudimos evitar preguntarnos quién era la persona que había logrado hacer que Esteban irradiara tanta felicidad.

Esteban estacionó el auto enfrente de una cafetería pequeña y solitaria, y luego de ordenarnos que no saliéramos del auto, se bajó y entró corriendo a la cafetería tan emocionado como lo estaría un niño pequeño, subió unas escaleras para ir al segundo piso de la cafetería, en donde solo había un hombre ahí, un viejo amigo, o, mejor dicho, el único viejo amigo que Esteban tenía.

—¿Me extrañaste, Ban? —preguntó el hombre mientras extendía sus brazos para abrazar a Esteban.

—Idiota, fueron 12 años, ¿por qué carajos te tomó tanto contactarme, Oli? —gruñó fingiendo enfado, pero sus labios no podían dejar de intentar curvarse hacia arriba. Dio pasos largos para llegar más rápido hacia él, entonces se dejó abrazar y le devolvió el abrazo a Oliver mientras sonría como no lo hacía en años.

—Lo siento, tuve mis razones para alejarme en esa época, y luego... había pasado tanto tiempo, yo ya tenía mi vida hecha y supuse que tú igual. —Se separó de él y le revolvió el pelo con una sonrisa—. Me alegra volver a verte y ver que también me extrañaste.

Esteban alejó la mano de Oliver y volvió a sonreír—. Me gustaría negarlo, pero tal vez sí te extrañé un poco.

—... Vamos a sentarnos, Ban. —Tomó asiento en una mesa en donde ya había dos tazas de café y esperó a que Esteban se sentara para comenzar a hablar—. En realidad, hace poco me encontré con tu padre —, le dio un sorbo a su café para ver la reacción de Esteban, y como se esperaba, era una de total disgusto—, estaba paseando con mis hijos en el parque cuando me lo topé llorando, fue una total sorpresa, y bueno... me contó algunas cosas sobre ti.

—¿Qué cosas? ¿Qué mandé a una de mis hijas al hospital y que tengo a la otra encerrada en casa sin que vea la luz del Sol? —preguntó totalmente a la defensiva.

Oliver se rascó la cabeza con nerviosismo—. Sí... algo así.

—Pues es cierto. ¿Es para eso que querías que nos viéramos?

—También me enteré de que las personas con las que te frecuentas ahora son un tanto peligrosas, y que usas tu poder para hacer cosas no muy buenas. —Volvió a darle otro sorbo a su café—. No sé qué tanto hayas cambiado luego de 12 años, pero al verte tan feliz por volver a encontrarte con tu mejor amigo, me niego a creer que te volviste un monstruo sin corazón como tu padre cree.

Esteban frunció el ceño mientras desviaba la mirada hacia una ventana.

—Desde siempre te ha gustado hacer cosas buenas que parecen malas —continuó Oliver—, y si haces cosas malas, es porque debes de tener razones verdaderamente fuertes, y creo saber cuáles son esas razones... sigues queriendo entrar a la guarida de Krymtheo, ¿no es verdad?

Ojos Color Violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora