cap 4

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El azabache conducía con las manos pegadas al volante, sin intención de despegar la vista de la carretera, aún se le hacía difícil conducir después del accidente y la lluvia no ayudaba, el sólo pensar en volver a pasar lo ocurrido le daba escalofríos.

—Tranquilo, deja de estar tan nervioso, de lo contrario será peor, mi mamá siempre decía que si uno pensaba demasiado en algo, llegaba a ocurrir, así que debes tener cuidado con lo que piensas.—contó el castaño.

—Perdón, esque la lluvia no me trae buenos recuerdos...

—No puedes odiar a la lluvia, a mí me encanta, es un momento muy tranquilo y relajado, se que no tuviste la mejor experiencia con ella, pero no es su culpa, de nadie de hecho, sólo fue un accidente.

—¿Por qué no pareces estar dolido con lo de tu hermana?

—Llevamos más de 5 años sin vernos, aún así me duele, pero la vida continúa y voy a vivirla, creo que tú deberías hacer lo mismo.

Seungmin es muy positivo y optimista, al igual que Soorim.

—¿Nunca te han dicho que eres muy idéntico a ella?

—No sabes cuánto, de pequeños le cortaron el cabello a Soorim y nadie podía diferenciarnos, en verdad fue una época muy confusa, sobre todo por qué a Soorim no le gustaban los vestidos y usaba mi ropa, yo hacía lo mismo con sus vestidos y fingía ser ella para recibir más alagos de mi padre, al final siempre era descubierto.—recordaba con cierta nostalgia.

El pelinegro logro sonreír un poco con sus historias, la lluvia se había calmado hace varios minutos y no faltó mucho para llegar a su departamento.

Ya en el sitio indicó al castaño hasta su habitación, dónde tomó un par de prendas para que esté pudiese cambiarse.

—Puedes ponerte estas, el baño está en esa puerta.—señaló entregando las prendas.

—Gracias, si aún fueses mi cuñado tendrías mi aprobación.—admitió sonriendo.

El pelinegro le devolvió la sonrisa, pero no por el comentario, ver sonreír al chico le había recordado mucho a Soorim, en si, cada expresión que hacía el castaño le recordaba a ella, y eso lo hacía feliz y a la vez miserable, como si Soorim regresará por un instante hasta que recordaba de que ella ya no estaba a su lado, sin darse cuenta ya se encontraba derramando algunas lágrimas nuevamente.

—Christopher, ¿estás bien? Estás llorando.—se preocupo el castaño.

—Seungmin... se que esto va a sonar raro pero... ¿puedo darte un abrazo?—el castaño asintió un poco confundido y extendió sus brazos para recibir a un pelinegro sollozo.

En ese momento recibió un sentimiento muy cálido y reconfortante, algo que había esperado recibir el día en el que perdió a Soorim, desde aquel día había estado muy solo y deprimido, pero ahora el castaño lo hacia sentir más reconfortado y estaba agradecido por ello.

Sus abrazos son igual de cálidos como los de Soorim.

—¿Te sientes mejor ahora?

—Si, gracias.—se alejó tratando de limpiar sus lágrimas.

—¿Hace cuánto no limpias tu habitación?Creo que es mi deber ayudar en este chiquero.—aseguró colocando sus manos en la cintura mientras analizaba la habitación.

—No tienes por qué, en realidad estoy acostumbrado a que esté de ésta forma.

—De ninguna manera, vamos a limpiar todo esto ahora mismo, una habitación reluciente hace una persona reluciente, así que manos a la obra.

A Seungmin le gusta mantener el orden, a Soorim también.

Y así fue cómo el castaño acomodó la habitación sólo para sacar de la depresión al pelinegro, porque podía ver lo dañado que se encontraba por dentro y sentía pena por él, tenía que devolverle la alegría a donde dé lugar.

No soy ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora