cap 8

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Eran casi las dos de la tarde y el azabache por primera se sentía aburrido en su habitación, por lo general siempre encontraba algún hobby o algo con que pasar el tiempo solo, pero el día de hoy simplemente no quería estarlo.

Observó su celular por décima vez en la tarde esperando obtener alguna notificación importante o algo entretenido que ver.

A quien iba a engañar, el estaba esperando un mensaje de Seungmin y muy en el fondo no quería admitirlo.

Y es que el día de ayer se había sentido tan renovado y despreocupado al lado del menor que ahora simplemente sentía que le hacía falta.

¿Podía una persona acostumbrarse tan rápido a alguien?

A veces creía que ellos estaban destinados a conocerse y formar una amistad envidiable. Pero sus problemas e inseguridades no le permitían relajarse ante esa idea.

A su mente a a veces pasaba la pregunta de el porque Soorim le mintió sobre no tener hermanos, aunque trataba de suponer que existía una razón importante para eso y no quería pensarlo mucho.

Sin tomarle más importancia a su soledad decidió pasar su tarde libre leyendo alguno que otro libro de su estantería. Su afán por la lectura había comenzado por su padre, quien fue escritor muy reconocido en su tiempo, el siendo el único hijo fue muy mimado y querido por su familia, su madre era una empresaria muy ocupada pero hacía todo a su alcance para no desatender a su familia.

El era feliz, y creció feliz, pero no todo dura para siempre.

Cuando cumplió los 16 años sus padres fallecieron en un accidente de tránsito, fue uno de los momentos más traumáticos de su vida pero aún así trato de continuar.

Toda la herencia había quedado a su nombre, pero el, al ser menor de edad tuvo que pasar a custodia de su tío hasta que cumpliese los 18 años para así poder heredar todo lo que sus padres le habían dejado.

A su tío jamás le importó su bienestar y el comprendía que sólo era un estorbo en ese lugar, así que apenas cumplió la mayoría de edad vendió la empresa de su madre y fué a buscarse una vida solo, con el dinero que había recaudado le alcanzaba para vivir tres vidas en Hawaii y estaba conforme.

Por desgracia el estar solo había provocado que se encapsulara en su departamento sin razones para existir, así fue como conoció a Soorim, aún recuerda la vez en la que la vió por primera vez en un café, quedó cautivado a primera vista y por obvias razones no se acercó a ella.

Pero por suerte Soorim tomo la iniciativa y entabló una conversación.

No fue sencillo, Soorim tuvo que pasar más de 6 meses para acostumbrarse por completo a la introvertida personalidad de Christopher, pero aún así lo amaba y él a ella también.

Pero como se dijo hace unos párrafos atrás, no todo dura para siempre, y esa frase siempre está atormentando a Christopher cada que siente que ha conocido a alguien especial.

¿Seungmin es alguien especial?

¿El va a dejarlo también?

¿Christopher merece la amistad de Seungmin?

Y como por obra del destino el móvil del azabache vibró sorpresivamente interrumpiendo sus pensamientos, era muy sencillo decifrar de quién se trataba ya que solo tenía dos contactos.

—¿Qué haces ahora, Channie?

¿Acaso le había puesto un apodo?

—Nada, ¿y tú?.

—No pensé que responderías tan rápido.

El azabache se avergonzó inmediatamente, ¿estaba siendo muy desesperado?

—Estaba con el celular en mano.

—Lo supuse. ¿Quieres ir por un helado?

No pudo evitar sonreírle como estúpido a su pantalla, y es que estaba esperando que dijera algo así.

—Claro pero, ¿no crees que hace mucho frío para un helado?

—Tienes razón, olvida lo del helado.—bien, había arruinado la salida, que decepcionado se sentía en ese momento.—Mejor vamos a una cafetería, conozco una muy cerca aquí, nunca he ido pero desde afuera se ve como algo novedoso y tengo curiosidad.—el mayor sonrió nuevamente tecleando una respuesta lo más pronto posible.

—Me parece bien, iré a recogerte en unos minutos.

—Aquí te espero Channie.—comenzaba a gustarle ese apodo aunque tenía curiosidad de oírle decirlo en persona.

Esa tarde se esmeró en lucir muy presentable, aún no sabía el porque pero de alguna forma quería verse bien para Seungmin, quizás sólo era para mantener una buena imagen, si eso era.

Ya en el departamento de Seungmin se dispuso a teclear un mensaje avisando su llegada, pero antes de terminar de escribir alguien tocó su ventana varias veces.

—Ábreme, hace frío afuera.—reclamó el castaño.

Chris sorprendido abrió la puerta de inmediato permitiendo que el menor entrará a su vehículo.

—¿Que hacías afuera?

—¿No es obvio? Estaba esperandote, creí que serían unos minutos, pero llevo afuera más de media hora.—se quejó.

—Perdón, debiste entrar, pudiste resfriarte.

—Lo sé, ya no importa, ¿nos vamos Channie?

El mayor se sonrojó levemente después de oír el apodo que le había puesto, sin mucha prisa arrancó el vehículo y siguió las instrucciones de Seungmin hasta llegar a la novedosa cafetería de la que tanto hablaba.

—Su decoración es perfecta, ¿no lo crees?—preguntó el menor ya dentro del local.

—Lo es.—afirmó observando los detalles color pastel que adornaban todo el sitio.

Luego de pedir un par de postres se quedaron en silencio admirando las decoraciones.

—Aquí está lo que pidieron.—avisó la camarera colocando los recipientes en la
mesa.—Tenemos un descuento del 40% para las parejas que visitan este lugar.—aseguró emocionada por la química que compartían ambos chicos.

—Ah no, no somos pareja.—corrigió el menor muy sonrojado.

—Oh, lo siento, creí que lo eran, es que se ven muy bien juntos.—declaró algo decepcionada para después regresar a su labor.

¿Por qué ese error no había incomodado a Christopher?

No soy ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora