cap 6

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—¿Qué les pareció mi nuevo amigo?—preguntó el castaño a su grupo después de que Christopher se haya retirado.

—Es muy callado.—comentó el rubio.

—Demasiado callado, y también muy frío y distante pero creo que no se ve como un mal tipo, es decir, confiamos ti Minnie y si tú crees que el debería ser incluído en nuestro grupo de amigos nosotros lo aceptaremos.—aseguró el castaño mayor.

—¿En serio? Gracias chicos, les aseguro que el es un buen tipo, sólo estaba un poco incómodo por las preguntas absurdas que hizo Jeongin.

—Oye, yo solo quería incluirlo a la conversación y que mejor forma que preguntarle mis dudas.

—No tienes remedio.—regañó el castaño.


[...]


El azabache aceptaba que el grupo de amigos de Seungmin eran agradables.

Aunque debía admitir que sus comentarios en cuanto a su sexualidad lo incomodaron un poco.

Había puesto su empeño para caerle bien al grupo de chicos, pero algo en el fondo le decía que el no merecía tener amigos.

Aparte de creer haberlo arruinado todo, pero el mensaje que el castaño le envío al celular le dijo lo contrario.


S- Les caiste muy bien Chris, dime cuándo tengas tiempo para reunirnos de nuevo.

C- Gracias por incluirme.

S- Un placer, ¿qué haces ahora?

C- En mi habitación.

S- ¿Planeas estar ahí todo el día?

C- Sí.

S- Que aburrido, vamos a tomar un café, estaré ahí en unos minutos...


Bien, eso no estaba en sus planes, aunque no le disgustaba del todo, se sorprendía de lo cómodo que se sentía con el castaño.

Se preguntaba si Soorim estaría orgullosa por el, después de todo estaba consiguiendo socializar con personas, algo que no suele hacer, y quizás no debería de hacer.

Escuchó los golpes de su puerta, era bastante claro de quién se trataba.

Tomó su abrigo y abrió la puerta encontrando al castaño sonriendo como todas las veces que lo vió.

Soorim tenía la misma sonrisa, pero éste se sentía diferente, le transmitía una sensación muy cálida, la de su novia era más como una sonrisa delicada, tímida y reconfortante. Claro que se sentiría de esa forma, si la persona en frente suyo no era Soorim.

—¡Christopher!—insistió el menor.—¿En qué pensabas? Llevas hechizado más de un minuto.

—Perdón, me distraje.—se disculpó.—Podemos irnos ya.—insistió tratando de no volver a pensar en eso.

En ese momento el no sabía lo que hacía, pero comparar dos personas tan idénticas por fuera, pero a la vez tan distintas por dentro iba a confundirlo y no en el modo superficial sino sentimental.

No soy ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora