cap 15

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El amanecer parecía ser más oscuro, tampoco abrió las persianas para dejar entrar al sol. Estaba solo de nuevo, quería salir, buscar a Seungmin y decirle que no podía estar sin él, pero no podía enfrentarlo sin tener sus sentimientos claros.

Hoy se arregló ligeramente para salir de su departamento, las calles eran frías, las personas caminaban a su alrededor, algunas apresuradas y otras simplemente disfrutando del día.

Aquella cafetería donde llevo a menor por primera vez apareció en frente suyo, camino hasta el interior y pidió un café caliente. Por fortuna el lugar que compartió con Seungmin estaba desocupado, tenía una perfecta vista al exterior, el clima estaba demasiado hermoso al contrario de sus emociones.

—Tú debes de ser Christopher, el amigo de Seungmin.—habló un joven que se le hacía demasiado familiar.—Soy jeongin, ¿me recuerdas?—el mayor asintió, no sabía exactamente como actuar.—Vine a tomar un café, y ya que estás solo, ¿puedo sentarme contigo?.

—Adelante.

El menor se acomodó en frente suyo y le sonrió con amabilidad, no quería demostrarlo pero no sabía exactamente como iniciar una conversación, se sentía demasiado incómodo ahora.



—No los has visto todos, tengo muchos en mi almacén.—admitió.

—Ya lo ves, no necesitas forzarte a iniciar una conversación, está fluirá por si misma.—explicó Seungmin y el azabache sonrió al darse cuenta de que era verdad.



Recordó la conversación con Seungmin, tenía razón, solo debía relajarse y permitir que la conversación fluya con naturalidad.

—Seungmin me habla mucho de ti.—formuló

—¿En serio? Creí que me tenía en el olvido, desde la última vez que nos vimos no ha vuelto a hablarme.

—Mencionó que desde tu llegada sus amigos dejaron de mimarlo.—añadió y el contrario comenzó a reírse.

—Aún no lo supera, es un efecto que tengo en las personas, veo que ustedes son muy cercanos.

—Es alguien especial para mí.—admitió.

—¿Y por qué no está contigo ahora? Por lo que me comentó Jisung ustedes se la pasaban pegados como chicle estos últimos días.—el mayor sonrió tratando de ocultar su tristeza.

—Es algo difícil de explicar.

—Entiendo, soy demasiado entrometido lo siento, pero déjame decirte algo.—apoyó sus brazos a la mesa dando más suspenso a su declaración.—Seungmin quizás sea alguien torpe y sensible, pero es la persona más generosa y correcta que he conocido, si alguna vez te sientes decepcionado de él, recuerda mis palabras, él no es una mala persona, él amaba mucho a su hermana, ellos no terminaron en buenos términos al separarse y el ha buscado su perdón durante mucho tiempo, espero que lo entiendas.—explicó .

El mayor estaba demasiado confundido, ¿por qué le decía todo eso?

—Se me hace tarde, fue un gusto conocerte mejor Christopher, eres realmente agradable, quizás nos veamos otro día, te dejo mi número.—se despidió.

¿Qué es lo que todos le estaban escondiendo?


[...]


Llegar a su departamento era demasiado deprimente, el lugar estaba desordenado y oscuro, sus libros desparramados en su escritorio y mucha comida chatarra en su despensa.



—No tienes por qué, en realidad estoy acostumbrado a que esté de está forma

—De ninguna manera, vamos a limpiar todo esto ahora mismo, una habitación reluciente hace una persona reluciente, así que manos a la obra aseguro el castaño.



Sonrió para si mismo al recordar aquel día. Con cuidado comenzó a acomodar los libros en su cómoda, abrió las persianas para permitir la luz y fue a la tienda para comprar guarniciones.

Había sido una tarde algo cansada, pero consiguió su objetivo y ahora su departamento lucía renovado.

Seungmin no sólo había logrado sacarlo de su zona de confort, si no que le ayudó a afrontar su depresión y depender de si mismo, sólo le hacía falta descubrirlo.

Quería poder decir que se sentía mejor pero la verdad era que el castaño no salía de su cabeza, no respondía sus llamadas y mensajes, cómo si se hubiese esfumado de la tierra.

Consideró buscarlo en su casa pero algo le decía que el menor quería estar solo en este momento, le dolía tanto el saber que estaba sufriendo por su culpa.


[...]


Tres días habían pasado, no podía decir que fueron los mejores, no logro obtener información de Seungmin en todo este tiempo, fue varias veces a buscarlo pero nadie respondió al llamado de su puerta, estaba demasiado preocupado.

—Él me dijo que está bien, no tienes que preocuparte Chris.—explicó el menor.

—¿No te ha dicho dónde está?

—No quiere que nadie lo sepa, ni siquiera se lo dijo a Jisung.

—Está bien, gracias por la ayuda, Jeongin.—no entendía cómo pero ahora se llevaba muy bien con los amigos de Seungmin, hacía falta relajarse con ellos para poder entablar una conversación entretenida, algo que por años no había podido hacer.

Estacionó su vehículo en el lugar de siempre, hoy subiría por las gradas para hacer algo de movimiento físico.

Al llegar le llamó demasiado la atención el hecho de que su puerta estuviese sin llave.

—¿Quién está ahí?—se asomó con precaución por su habitación, hasta encontrarse con una silueta femenina.

—Channie, te extrañe mucho.

No soy ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora