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- Hola, guapo - apenas Alex llegó se abrazó a la cintura del moreno, enterrando la cara en su espalda. 

- ¿Qué pasa, enano? - Fargan sonrió y levantó el brazo para jalar a Alex y dejarlo a su lado, aún abrazándolo. Si bien, no le devolvía el abrazo, le permitía invadir su espacio.

- Alex, ¿Pagaste ya el adelanto para el viaje del próximo mes? - Vegetta preguntó con severidad. Alex suspiró. 

- Lo haré durante el descanso, ya tengo el dinero - respondió con fastidio soltándose finalmente del abrazo. 

- Menos mal - respondió el pelinegro.

Siguieron hablando de temas banales, Alex había tomado la mano de Fargan durante la conversación, cosa para nada extraña. 

Cuando Fargan conoció a Alex supo de inmediato que al muchacho no le interesaban las mujeres, se notaba a kilómetros, por ello se sintió un tanto incómodo cuando el menor lo eligió como víctima para satisfacer su necesidad de contacto físico constante. 

Alex lo abrazaba, le tomaba la mano, ponía sus manos en áreas no adecuadas -como su pecho o trasero- e incluso le había robado besos en la mejilla una que otra vez. 

Al principio Fargan lo apartaba. Él no estaba interesado en los hombres en lo absoluto y el tacto de Alex le resultaba incómodo de tanto en tanto. 

Sin embargo, con el pasar del tiempo se dio cuenta de que el menor no lo hacía con malicia y, aunque lo elegía a él para tener ese tipo de acercamientos, Alex no parecía tener interés romántico por él. Era simplemente su manera de ser. 

Dejó de apartarlo de sus abrazos, de soltarle bruscamente la mano y de empujarlo cuando entendió que dejarlo ser no ponía en duda su propia integridad. 

Ahora sus manos estaban unidas, como era lo normal, pero en cuanto Fargan sintió su teléfono vibrar se apartó del contacto y atendió el texto que acababa de llegarle. 

- ¿Es Dulce? - Willy sonrió de manera pilla al hacer la pregunta. Fargan asintió. 

- Desde que sales con ella estás tontísimo - agregó Vegetta. 

- No se que me ha hecho - se defendió. 

- Yo creo que te hechizó - dijo Alex con voz divertida - ¿A dónde se fue el casanova que todos conocemos? - las mejillas de Fargan se tiñeron de rojo.

- Ella es especial - se limitó a decir luego de encogerse de hombros. 

Y es que Fargan era un casanova en todo el sentido de la palabra. Era bastante popular entre las chicas, tal vez por su altura, o por su cuerpo bien trabajado, o tal vez por su morena tes, su cabello castaño y largo o sus ojos ámbar. Pero lo importante era que el moreno no podía ofrecerles más que una aventura porque hasta el momento nadie había logrado ganar su corazón. 

Al menos hasta la llegada de Dulce. 

Fargan la había conocido en la boda de un familiar, ella había resultado ser amiga de un conocido y en cuanto la vio quedó cautivado. 

Era una muchacha de cabello castaño y lacio, ojos verdes y una figura que impresionaba. Fargan había ido tras ella desde el primer minuto. 

Desafortunadamente para él, Dulce residía en otra parte del país y estaba ahí solamente de vacaciones. En un mes habían pasado tiempo juntos y habían formalizado su relación. 

Ahora Dulce había regresado a su hogar y mantenían una relación a distancia. Relación que a Fargan le estaba costando más de lo que esperaba.

- ¿Cómo vas con tu abstinencia? Por cierto - Willy le dio un codazo en las costillas y Fargan se apartó de inmediato, irritado. 

Amigos con derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora