#12

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Alex le había pedido que se olvidara de su encuentro, pero Fargan había decidido que no lo haría. 

No lo haría, pero también se negaba a permitir que aquella barrera de tensión e incomodidad lo alejara de Alex. 

No quería apartarse de él, pero se había encontrado con el dilema de que tampoco quería que su relación fuera la misma de siempre. 

Le había tomado noches enteras de negación llegar a aquella conclusión, pero su instinto era más fuerte que su razón y había terminado predominando. 

Y era justamente por eso que unas semanas después de volver a su rutina habitual, Fargan siguió a Alex a los baños de la universidad durante el descanso. 

El menor ni siquiera se percató de que alguien lo seguía. Entró y se encargó de su asunto sin percatarse de la figura que lo seguía de cerca. 

Alex lavó sus manos y se dispuso a salir cuando sintió una mano aferrarse al cuello de su camisa y tirar de él. Soltó un grito ahogado mientras era arrastrado hacia atrás. 

En pocos segundos estaba dentro de un cubículo, cayó sentado sobre el retrete que, afortunadamente, permanecía cerrado y la conmoción no lo dejó ser consiente de su captor sino hasta que éste cerró con pestillo la puerta detrás de él.

- ¡Fargan! - lo regañó en cuanto sus ojos se cruzaron - ¿Qué mierda estás...? - ni siquiera fue capas de terminar la pregunta, el mayor se agachó, acorralándolo y apoderándose de sus labios. 

Lo besó desesperadamente sin ser correspondido porque Alex estaba demasiado anonadado como para darse cuenta de lo que sucedía. 

Fargan lo había encerrado en un baño para besarlo, ¿Cómo se supone que debía tomarse eso? 

El moreno no quería parar, pero al darse cuenta de que Alex no estaba teniendo reacción se apartó. 

Alex lo miraba con en entrecejo fruncido, totalmente confundido y lo conocía tan bien que podía leer la pregunta en su mirada, aun así dejó que la formulara. 

- ¿Qué fue eso? - susurró casi. Fargan ni siquiera supo como responder en un principio, pero decidió usar con Alex lo que tantas veces en el pasado le había funcionado. Su coqueteo.

- No pienso fingir que lo del otro día no ocurrió - disfrutó el momento en el que la expresión confundida de Alejandro fue reemplazada por una de sorpresa - Y tu... - le sonrió con pillería antes de inclinarse nuevamente y empezar a besar su cuello - Tu no vas a negarme que lo disfrutaste - le susurró casi al oído. 

Una corriente eléctrica trepó por la columna de Alex. No se esperaba para nada aquello.  

- ¿Qué? - Fargan suspiró y se alejó. 

- Mierda, Alex, eres muy lento - volvió a besarlo con la misma intensidad y, aunque Alex volvió a sorprenderse, esta vez decidió corresponderle. 

Se besuquearon violentamente en el baño durante unos minutos antes de que Alex recuperara la cabeza nuevamente y lo empujara. 

- ¿Qué está pasando? - exigió saber entre jadeos. Fargan le sonrió.

- Pasa que... - se acercó más a su oído - Quiero que se repita - le susurró.

Alex se sintió mareado de repente. No estaba seguro de si era el aliento caliente de Fargan acariciando su cuello o el tono que empleó, o las palabras que acababa de pronunciar incluso, pero sintió su cabeza dar vueltas sin saber como reaccionar. 

Y como no hubo reacción, Fargan empezó a preocuparse. Se apartó brevemente para asegurarse que el menor estaba bien, pero Alex solo miraba algún punto fijo detrás de él con el rostro totalmente consternado. 

Amigos con derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora