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El profesor encargado de comprar los billetes de avión no les dio la asignación de sus asientos hasta que todos se encontraban en las sala de espera antes de subir. 

Habían quedado un tanto dispersos, pero al menos Willy y Fargan viajarían juntos, Vegetta y Alex estarían unas filas detrás de ellos, pero juntos también. 

- No cambien sus boletos, ¿Vale? - pidió el profesor - Se que tal vez no están en el sitio que querían, pero es un viaje de 2 horas solamente, estaremos allá pronto - dijo al grupo antes de irse a sentar. 

- Al menos no estamos totalmente separados - Vegetta trató de sonreír, pero los otros tres se miraron entre ellos, preocupados. 

Ninguno de los 4 había estado en un avión antes, pero definitivamente el más nervioso era Vegetta. Ninguno pasaba por alto que su amigo tenía acrofobia y sufría vértigo, incluso estando cerca del borde del barandal del 3er piso de la universidad se ponía nervioso. 

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Las horas se pasaron lentas en aquella sala de espera. Algunos se habían quedado dormidos, como era el caso de Willy y Vege, otros se daban vueltas por la sala, comprando comida al triple de su precio y finalmente algunos más leían o miraban su celular. 

Alex y Fargan estaban tumbados con la espalda pegada a la pared y una manta cubriendo sus piernas mientras jugaban en el teléfono de Alex a un juego en pareja. Trataban de gritar y reír bajito para no alterar a quienes dormían, pero sencillamente no podían. 

Al fin les avisaron que era hora de subir al avión y los amigos que estaban despiertos se apuraron a avisar a los que no para no perder más tiempo.

Fargan miró a Vegetta por el rabillo del ojo mientras se acercaban a la puerta para abordar. Justificaba sus temblores con frío, pero parecía estar sudando frío de los nervios. Temía que le diera un colapso nervioso o algo parecido. 

Porque sí, a pesar de todas las personas que le habían dicho que viajar en avión era seguro y que no sentiría nada, Vegetta se había enfocado en investigar las posibilidades de sufrir un accidente fatal. 

Alex llegó al rescate, siendo el único que se atrevió a tomar su mano antes de que su turno llegara. Eso pareció tranquilizarlo. 

El menor no estaba nervioso en lo absoluto, a pesar de que también era su primera vez y su tranquilidad contagiaba a su amigo.

- Todo esta bien, ¿Vale? - le dijo Alex con voz serena. Vegetta inhaló, mantuvo el aire por unos largos segundos y finalmente lo soltó lentamente. 

- Si, okay, puedo hacerlo - se dijo a sí mismo. 

Tuvo que soltar la mano de Alex a la hora de abordar, pero en cuanto entró el menor lo volvió a sujetar y lo llevó a los que serían sus asientos. 

- Creo que no le pudo tocar mejor compañero de vuelo - le dijo Willy cuando se sentaron.

- Creí que serías tu el que lo tranquilizaría al final - confesó Fargan. 

- Pude haberlo hecho, pero es bueno que Alex también sepa como manejarlo - ambos coincidieron - ¿Vemos una peli? - Fargan asintió. 

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Fargan rezó porque Alex supiera controlar los nervios de su amigo a la hora del despegue. La última vez que volteó el menor estaba sentado en la ventanilla.

No detuvieron el vuelo por un pasajero en pánico, así que asumió que todo estaba bien. 

Trató de ver la película que Willy había puesto, pero estaba tan desmañanado que no tardó en quedarse profundamente dormido. 

Amigos con derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora