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- Oh, no - Fargan se frenó en seco - No me digas que eso es lo que creo que es... - miró a Alex con severidad. 

- Un bar gay - confirmó lleno de orgullo.

- Ni loco voy a entrar ahí - advirtió. 

- Claro que lo harás, ya viniste hasta acá - Alex trató de arrastrarlo, pero Fargan no se movió ni un solo centímetro. 

- Alex, este es tu mundo, no el mío, no puedes obligarme a entrar - advirtió. Alex lo miró un momento antes de responder. 

- Tienes razón - dijo de repente. Fargan se sorprendió, generalmente era más persistente que eso - Mejor vayamos a uno de esos bares normales, con chicas lindas donde tu también puedas cazar - recuperó la sonrisa en su boca - Oh, es verdad. No puedes - Fargan frunció los labios - Ya tienes a tu amada Dulce, ¿No es verdad? - 

- ¿Qué pretendes? - 

- Aquí no corres peligro, si alguna chica te parece linda, olvídalo, está aquí por mujeres igualmente y los chicos no te interesan, así que solo tendrás que acompañarme mientras conozco chicos lindos que están dentro de mi liga - Alex sonrió con inocencia. 

Fargan quiso negarse, decirle que podía quedarse si quería, pero era difícil cuando las palabras de su amigo eran tan convincentes. Algo de razón tenía, además, tenía bastantes ganas de beber algo y no confiaba lo suficiente en sí mismo como para hacerlo en un ambiente lleno de chicas que estuvieran dentro de sus posibilidades. 

- Eres un desgraciado - reprendió antes de seguir avanzando. Alex soltó un grito victorioso y lo siguió a brincos hasta la entrada del bar, donde un hombre les pidió sus identificaciones y los registró antes de dejarlos pasar. 

Fargan no sabía que esperaba de aquél lugar, si esperaba que fuera diferente de cualquier otro bar se llevó una terrible decepción.

Música como cualquiera, chicos y chicas de todo tipo, que se vestían y actuaban de maneras totalmente distintas. Era un bar común y corriente, la única diferencia era que las chicas coqueteaban con chicas y los chicos con los chicos, algunas parejas seguían siendo chico y chica, pero en realidad no es como que hubieran muchas parejas formadas. 

Siguió a Alex hasta la barra y le dejó pedir una bebida por él. 

 - Esto es ridículo - le dijo llevándose el vaso a la boca - No pego en nada aquí - se quejó.

- No se está tan mal - Alex ya le estaba echando ojo a algunos chicos que le regresaban también la mirada coqueta. 

Fargan siguió bebiendo, sorprendido por la indiferencia de Alex. Prácticamente no le prestaba atención. 

No pasaron ni 10 minutos cuando el muchacho ya le estaba dando la espalda para hablar con otro chico que se le había acercado de manera coqueta. Fargan rodó los ojos, pero lo dejó ser mientras se hinchaba a alcohol. 

- Hola, lindo - Fargan no quería pensar que eso iba para él, pero el chico delante suyo lo miraba directo a los ojos.

- ¿Es a mí? - se señaló a sí mismo. El chico sonrió. 

- Pues claro, bobo - le sonrió y lo barrió con la mirada de arriba a abajo - Dime. ¿Estás aquí solo? - Fargan balbuceó nervioso. 

Sería la primera vez que rechazara a un chico, uno que no fuera Alex. La idea lo ponía más nervioso de lo que pensaba. 

- Yo... eh... - giró a su derecha - No, lo siento, amigo - sin previo aviso y sin pensarlo demasiado rodeó los hombros de Alex con el brazo y lo atrajo hacia él.

El menor se sorprendió por el contacto, más porque estaba bastante cómodo hablando con aquél muchacho, no se esperaba que de repente Fargan lo atrajera contra su pecho. 

Amigos con derechos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora