|| 𝗗𝗲𝗮𝗿 𝗡𝗶𝗿𝗮𝗴𝗶 ||

||𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐚 𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐥𝐚𝐲𝐚||

Un dolor en la nuca la mareó apenas abrió los ojos, estaba en una sala bastante grande y aunque necesitó algunos minutos para acostumbrarse cuando lo hizo notó lo grande el aquella área, entonces un hombre entró a aquel lugar y miró a otro que al parecer estaba detrás de ella, no lo sabía pero este era su hermano.

- Por Dios, no seamos tan abruptos con esta chica tan preciosa, quítale eso - Exclamó con ese tono de voz típico de cualquier hombre asqueroso que quiere meterse con una menor.

Él se refería a la mordaza que llevaba en la boca y entonces Niragi que estaba de pie detrás de ella se acercó quitándosela de un tirón.

- Diablos...me ubieras dejado amordazada - se quejó ante el trato y entonces intentó moverse recordando que seguía atada a la silla de pies y manos.

- Me temo que debo saber primero si no representas un peligro para nosotros...ya que has tenido comportamientos extraños estos últimos días -

- perdón por eso...buscaba a alguien y la verdad no me equivoqué, está aquí...muy cerca - miró de reojo a Niragi que apenas la volteó a ver y entonces el hombre frente a ella que ya lucía de unos 40 años simplemente se alejó.

- Debo darte una buena bienvenida y explicación de lo que es "La playa" - sonaba orgulloso al decirlo y enarcó una sonrisa ladina cuando dos personas más que estaban en la habitación movieron lo que parecían dos muros de madera con la misma función que unas puertas, pero no cubrían una habitación sinó una pared, una pared que reflejaba todas las cartas que poseían hasta ahora los de la playa.

El plan era recolectarlas todas entre todos en el lugar, según El sombrerero, el nombre con el que se presentó este hombre, cuando las tuvieran todas uno podría salir...así lo harían uno por uno hasta el último, Ellie evidentemente sabía que era algo imposible que todos salieran con ese plan pero no dijo nada, ya que escuchó las reglas y la última la mantuvo calladita.

- Muerte a los traidores...no queremos que hayan problemas por personas desagradables, ¿No te parece lo mejor? - miró a la menor en la silla y entonces de acercó el personalmente a desatarla, podía jurar que lo hacía con cuidado como si intentara algo más con ella, pero sintió que eran sus ideas y lo dejó pasar.

- En tu habitación encontrarás el traje de baño y luego podrás ir a que traten tu herida...es una lastima - Su mano robusta se poso en la mejilla de la chica justo debajo de el trozo de tela que le cubría la zona del ojo y esta ya incómoda con el comportamiento se puso de pie de forma rápida para mirar por última vez a Niragi antes de salir de aquella sala.

Tenía el número de la habitación así que se dirigió a esta consiguiendo lo que necesitaba, era bastante desagradable tener que usar un Bikini pero podía vivir con ello, así que tomó una ducha en la habitación y se cambió.

Luego de eso sacó lo único que aún llevaba con ella bien doblado en una riñonera, que era la camisa favorita de Niragi...bueno, en realidad era igual a las otras cinco que tenía, y una de esas cinco la llevaba puesta, es el típico hombre que compra 7 camisas iguales y parece que nunca se baña pero en realidad simplemente tiene muchas camisas idénticas, ella no quería pelear con él pero si se ponía con esa actitud iba a gritar a todo volumen que era su hermana para que él fuera quien eligiera hablar con ella.

Se la puso a modo de suéter sobre el bikini dejándola abierta y salió de la habitación, debía buscar la manera no solo de llamar la atención de su hermano y hablar con él, sinó también de ver la forma de sobrevivir ya que sabía que ese plan del "sombrerero" no era muy confiable.

No tardó en recibir miradas curiosas pues muchos pensaban que llevaba la camisa de Niragi, otros decían que debía ser coincidencia, y así todos tenían sus teorías, aunque ella sabía que Niragi no pensaría en una coincidencia.