|| 𝗗𝗲𝗮𝗿 𝗡𝗶𝗿𝗮𝗴𝗶 ||

||𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚||

Nervios y una sensación parecida a la incomodidad invadía a Ellie conforme pagaban los segundos, después de decir aquella frase para iniciar sintió que era demasiado, pues ya dolía con solo decir eso, pero en los brazos del sombrerero encontró un lugar que la hacía sentir bien, cómoda, y confiaba en él...algo extraño debido a el poco tiempo que llevaban conociéndose.

— Mi hermano...no es el Niragi que tú conoces para nada, de verdad — Aún después de todo ella seguía buscando la forma de darle a entender a el sombrero que su hermano, el verdadero, era fantástico no este hombre que estaba en la playa.

— Tal vez si...las personas cambian cuando obtienen algo de poder —

Aquellas palabras le dolieron más a Ellie quien después de haber sido golpeada y casi abusada sexualmente por Niragi seguía negando que él fuera su hermano, el que la amaba y que juró protegerla hasta su último respiro.

— Pues antes no era así...Niragi, mi querido Niragi era...lo más cercano a un principe azul que tuve en mi vida — Dolía, pero una sonrisa se formó en el rostro de la menor cuando pensaba en aquello.

— Mi hermano era realmente valiente, sufrió tanto que yo lo admiraba, por ser diferente y porqué me amaba...— El sombrerero quien estaba en un costado la escuchó atentamente, demostrando que realmente le interesaba.

— Cuando se fué de casa creo que fué uno de los peores días de mi vida, creí que se iría y ya no pensaría en mi, pero eso no pasó...aunque no tenía dinero me recogía de la secundaria y salíamos por horas, cada vez que estaba con él cuando regresaba a casa el panorama era tan deprimente que deseaba vivir con mi hermano — Aunque soltó algunas risitas cuando recordó sus salidas sin sentido a lugares aleatorios de Tokio, pensar en su hogar y sus padres, la entristeció.

— ¿Porqué no lo hiciste? —

— Si me iba de casa...y con él, mi padre probablemente mataría a mi madre y luego iría por nosotros, es el hombre más despreciable que conocí en toda mi vida y creo que si tuviera la oportunidad de verlo jugar y morir de la forma más despiadada posible, estaría en primera fila — Habló sin pensar y luego se dió cuenta de lo que había dicho, aunque el sombrero por su parte soltó algunas carcajadas y pasó su brazo al rededor del cuello de la chica acercándola a el.

— Asegúrate de guardarme el lugar junto a ti —

Aquello la hizo sonreír ligeramente, era algo tan raro, pero el no parecía juzgar, ni su pasado ni sus ideas, se sentía bien.

— No sé si debería preguntar pero...ví unas...marcas, en tu espalda cuando...ya sabes — Mencionó el pues la curiosidad lo estaba matando y entonces ella volvió a esa expresión serena, no parecía enojada o triste, tampoco incómoda...era simplemente nada, mientras intentaba pensar si debía contarle.

Luego de un poco de silencio, soltó un suspiro pesado y nuevamente desvió la mirada de el contrario por completo, esta vez ella se avergonzaba de lo que le contaría, pero quería hacerlo...como si fueran cercanos de toda la vida, sentía que el merecía saberlo.

— Siempre me han molestado en mis clases, aunque todo fué peor en la secundaria, mi hermano se fué de casa, mi madre comenzaba a levantarle la voz a mi padre, y el creía que como ya estaba en secundaria yo automáticamente era una cualquiera...todo eso hacía que yo no pudiera simplemente llegar a reír y molestar a la secundaria como todos los de mi edad y creo que eso les parecía un motivo de burla —

Aunque aquellos recuerdos vivían con ella constantemente, decirlo en voz alta era recordarlo todo, cada detalle, cada palabra, cada herida, cada llanto.

— Al principio nunca me hacían nada del otro mundo, pero cuando la chica que tenían antes que yo se fué...— Se detuvo allí, no porque ahí empezaba su martirio, sinó porque esa era una pequeña mentira que todos en aquella secundaria tenían, pues esa chica no se fué, ella se quitó la vida.