La calidez de la mano ajena fué el sedante que la ayudó a caer en un profundo sueño, tenía días sin conciliar el sueño así, por lo que aquello fué un gran descanso a su mente y cuerpo.
El calor del sol pasando por las cortinas delgadas de las ventanas, llegó a su rostro y entonces notó que ya no había tacto, abrió sus ojos y claro, el chico se había ido.
...
— ¿Que?...no puedo...es como...ah...eh— Un Tatta nervioso intentó responder a su petición pero era difícil mirarla y decirle que no si lo miraba con esos ojos suplicantes.
— Solo hasta que logre dormirme...porfavor...—
...
Esa fué su petición y él al parecer fué bastante obediente, sin más se levantó de la cama, hoy sería un día que se suponía debía ser especial, pero apenas lo era en el mundo normal, no espera que lo sea aquí.
Inconscientemente terminó arreglándose más de lo usual, no podía hacer mucho, pero se preocupó un poco más por como lucía antes de salir de la habitación en dirección a el salón donde desayunaba con Takeru ya como era costumbre.
— ¡Buenos dia... — al entrar no había nadie allí, la sonrisa se desvaneció de su rostro y dió algunas vueltas por el lugar, estaba totalmente desolado, ni siquiera había desayuno.
Creyó que Takeru de verdad estaba muy enojado así que se preocupó y salió dirigiendose apresuradamente a su habitación donde vio a Aguni salir.
— Buenos días — sabía lo que quería, aunque no lo admitía y por eso mismo lo saludó con una sonrisa pero olvidó que el no sabía que día era y solo le dió palmaditas en la cabeza como siempre siguiendo su camino.
Ella suspiró de forma desanimadas y tocó la puerta esperando respuesta, la cual recibió a los segundos y se adentró a la habitación esperando que él no siguiera enojado.
— Ah...buenos días...— Había cierto temor en su todo de voz el cual se relajó cuando una sonrisa de el mayor de hizo presente mientras el se acercaba.
— Estaba esperando por ti, corazón — Dijo pasando uno de sus brazos al rededor de los hombros de ella para guiarla al balcón de la habitación.
Era el más grande y bonito, y al salir pudo ver dónde estaba el desayuno que tanto la preocupó, todo era precioso había flores, y la comida se veía exquisita, además de una caja llamativa sobre una de las sillas.
Takeru se acercó a esta silla y levantó la caja para primero mover la silla dándole espacio a Ellie de sentarse.
— Oh...gracias — Nunca había estado tan contenta, y aquella sonrisita que portaba iba acompañada de una luz en su rostro inigualable.
— Feliz cumpleaños El — Recibió el primer y probablemente único regalo, y era de la persona a la que...quería...si, la persona a la que quería más, lo recibió con emoción mientras agradecía una y mil veces pero antes de que pudiera abrirla él la detuvo.
— Espera, desayunemos primero, luego del desayuno te tengo otro regalo...y seguro que este será útil después de ese —
— ¿Otro?...no deberías...esto es suficiente— Tenía vergüenza, nunca había Sido tratada así en su cumpleaños, pues aunque Niragi hacía lo mejor, un trozo de pastel para era sola, era una bendición.
— Ellie te amo, y te daría todo lo que tengo...es más...— El parecía amarla de forma intensa, quería darle todo en su cumpleaños y se le ocurrió algo, que metafóricamente era darle todo lo que tenía.
Entonces se levantó y sin dudarlo dos veces se quitó el brazalete que le indicaba y marcaba como el "número uno", ella se quedó perpleja, parecía ser solo un trozo de plástico pero era mucho, mucho más.
— Tu eres...y serás, la reina de todo lo que tengo, de mi vida...y de mi monarquía —
Con esto entonces tomó su mano y puso este en su muñeca, dejándola así totalmente helada, él la amaba, eso era un hecho, y ella...también...o eso creía.
— Takeru yo no...no puedes darme esto...es demasiado —
— Nunca será demasiado contigo...—
...
Un desayuno lleno de risas y mucho amor fué servido a la orden esa mañana, y cuando ya finalizaban Ellie terminó con su copa de vino, nunca había bebido uno de forma elegante en una copa, por la mañana, todo esto era una completa ilusión y no quería que terminara nunca.
Tenía algunos minutos de empezar a sentirse algo pesada y mareada, creyó que era por la falta de costumbre a esta bebida y temprano por la mañana, pero no dijo nada para no arruinar el momento.
— Vamos dentro...te daré tu último regalo — Marcó una sonrisa y ella le devolvió otra aunque comenzaba a sentirse cada vez peor y se puso de pie yendo dentro de la habitación junto a el, al entrar este la abrazó por la espalda dejando algunos besos en sus mejillas y cuello haciéndola reír.
El mareo se hizo más intenso y llegó un punto en el que se le nubló la vista, pero al intentar hacerle saber de esto a el mayor, él se adueñó de sus labios habiéndola callar...podía jurar que estaba apunto de desmayarse y el no la dejaba hablar.
— Creo que ya estás lista para tu verdadero regalo de cumpleaños...felicidades...— Un susurro calmado fué lo único que logró percibir con claridad antes de que todo se volviera totalmente confuso.
...
Todo empezaba con el frío de las sábanas, luego se tornaba infernalmente caluroso y dolía...dolía como el demonio lo que la hacía sudar, no podía escuchar demasiado y estaba tan confundida y aturdida que buscaba la forma de pedir...¿Ayuda?, Pero no lo conseguía.
No sabía que estaba pasando, esto se repetía una y otra vez, y podía escuchar...podía escuchar aquellos sonidos lascivos atormentarla por completo, apenas y soltaba chillidos, o eso era lo que su cerebro reproducía para ella una y otra vez en un intento de hacerla comprender que pasó hasta que logró abrir los ojos.
Un dolor agudo le perforaba la cabeza y seguía confundida, se sentó en la cama como pudo y el dolor esta vez también se presentó en su parte baja, estaba sola en la habitación de Takeru, seguía sudando y cuando se iba a poner de pie lo que llamó su atención al tocar su pie fué aquella caja.
Por pura curiosidad levantó la tapa y para su sorpresa lo único que había dentro de la enorme caja era una pastilla, vió detrás de ella las instrucciones y para su sorpresa...o terror absoluto, era una pastilla del día después.
Se congeló cuando entró en razón, se dió cuenta de que estaba en la cama de Takeru, desnuda y lo único que sabía es que también estaba totalmente adolorida...esto no fué un regalo...pero era amor...¿No?
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|| 𝗗𝗲𝗮𝗿 𝗡𝗶𝗿𝗮𝗴𝗶 ||
ActionEllie no tenía la mejor vida, una chica sensible e ingenua, dentro de una familia disfuncional y llena de agresividad y abusos, no podía ser feliz, sumándole a esto que Ellie tenía años sin encontrar un sentido a su vida, sabía que sentía a menudo c...