—¿Es en serio Katsuki?—Preguntó de forma retórica Mitsuki, claramente molesta por la actitud de su hijo.—Acabas de llegar a esta escuela, no puedes hacer eso.
—No es mi culpa que él confíe en todo lo que digo.
—Eijiro es un niño inocente.—Dijo una de las madres del pelinegro mientras le acariciaba el cabello con cariño a su pequeño hijo.—Cree en todo lo que dices, confía ciegamente.
—Está mal aprovecharse de la confianza de alguien para obligarlo a hacer cosas malas, Katsuki.—Esta vez, quién tomó la iniciativa de regañar a su hijo fue Masaru.
Katsuki sólo gruñó por lo bajo. Tan sólo buscaba alguna forma de entretenerse durante su pesado y aburrido castigo. Eijiro era el blanco perfecto, pero no esperó la reacción del profesor, cómo mucho menos esperó que a Kirishima se le ocurriera delatarlo ante el maestro, sabiendo que todas sus posibilidades de ser amigos se reducirían a cero.
—Sus hijos merecen de nuevo un castigo. Pero esta vez trataremos de mantenerlos alejados el uno del otro para que no vuelvan a pasar cosas cómo esta.
Eijiro lo miraba con el ceño fruncido, haciendo notar que estaba resentido y muy enojado con él. Dos castigos por su culpa en tres míseros días. Definitivamente, Katsuki sólo había llegado para arruinar su vida. Tal vez era dramático, no era para tanto en realidad, pero para un niño de siete años, era horrible que lo hayan castigado dos veces seguidas por el mismo sujeto. Ese insufrible niño gruñón.
—De todas formas, los asientos en las clases quedarán tal cuál están.
Katsuki iba a reclamar, pero Shota al parecer vio sus intenciones, por lo que prosiguió.—Ellos dos no saben cómo convivir juntos, pero trataremos de enseñarles. No los vamos a obligar a que se lleven bien, tan sólo haremos que puedan convivir sin enojarse ni pelear.
"Misión imposible" pensó Bakugou, más no dijo nada. Eijiro es molesto, no le cae para nada bien. Aunque mentiría si dijera que no quiere estar con él.
—Estoy de acuerdo.—Dijo su padre, sonriendo un poco.—Gracias por informarnos sobre este problema, Aizawa, hablaremos con Katsuki.
El profesor asintió con la cabeza. Regalando algo similar a una sonrisa.
Pronto, la familia Bakugou al completo dejó la sala, mientras la familia Kirishima los seguía muy de cerca.—Nos vemos.—Se despidieron los adultos cuándo llegaron a la salida del colegio, yendo cada uno en una dirección distinta.
Katsuki, mientras caminaba, giró su cabeza para mirar hacia atrás, descubriendo de esa forma que Eijiro también lo estaba mirando. El rubio hizo una mueca de desagrado, y Eijiro contesto a esta mostrando su lengua de forma burlesca para volver a girar su cabeza de inmediato. Katsuki hizo un gesto enojado, por el que no obtuvo respuesta alguna, y decidió repetir la acción de Kirishima, girándose para mirar al frente.
Llegó a su casa, dónde recibió la peor regañada de su corta vida por parte de sus progenitores, que lucían decepcionados de él, al parecer estaban de lado del otro infante, y eso a Katsuki lo enfureció. ¡Sus propios padres estaban del lado del enemigo!
No podía creerlo, se sentía tan traicionado por sus propios padres.—Katsuki, llevamos apenas una semana aquí, y tú tan sólo llevas tres días yendo a la escuela. ¿Que es lo que te pasa con ese niño?
—Es molesto. Además, ¡Rompió mi crayon!
—¿Todo esto es por un simple crayon?—Preguntó desconcertado Masaru, relajando su voz.—Katsuki, si ese es el problema podemos simplemente comprarte uno nuevo. Seguro que él no lo hizo a propósito, no seas así.
—No me hace falta otro crayon.—Informó.—Él ya me dió uno nuevo.
—¿Entonces? ¿Cuál es el problema?
—Sólo quería meterme un poco con él, no creí que os enojaría tanto.—Puso su mejor tono de "Niño pequeño triste por ser regañado." Pero al parecer, esta vez no causó el efecto deseado, pues el matrimonio Bakugou no pareció ni inmutarse.
—Kats, ese niño se nota que sólo quiere ser tu amigo. Dale una pequeña oportunidad.—Mitsuki acarició sus cabellos cenizos con cariño.
—Exacto, pero primero deberías pedirle perdón por haber actuado tan mal con él.—Concordó Masaru.
Katsuki suavizó su ceño fruncido, porque a fin te cuentas, sus padres tenían razón. Ha sido algo idiota cuando Eijiro tan sólo quería arreglar las cosas con él. Debería pedir perdón por sus actos, y aunque jamás lo admitirá, él también quiere ser su amigo. El niño sabe muchos juegos divertidos para poder entretenerse en el recreo, y siempre trae galletas para compartirlas con sus amigos. Cada que ve cómo Eijiro saca de su lonchera esas deliciosas galletas Oreo
se le antojan.Su madre irrumpió en sus pensamientos, sacándolo de ellos cuándo con total confianza y una sonrisa enorme paso su brazo por los hombros del pequeño niño, haciendo una poca —bastante— fuerza.
—¡Vamos a escribirle una carta de disculpa a tu nuevo amigo!
Katsuki no objetó nada al respecto, cómo el hecho de que apenas sabía escribir, y siguió a su progenitora hasta su habitación. Sacando sus lápices de colores y un folio en el que escribir.
Mitsuki lo ayudo a escribir la carta, sin apenas faltas de ortografía, después, Katsuki decidió hacer un pequeño dibujo para adornar la blanca hoja, que tan sólo tenía letras escritas en azul celeste. Por lo que decidió dibujar con sus admirados crayones unas cerezas, cada una en una esquina del folio, y un tiburón chiquito en el centro. Eijiro le recordaba muchísimo a las cerezas y a los tiburones, de una forma inexplicable. Terminó firmando la carta para doblarla en varias partes algo desiguales. Su madre le sonrió, cómo si estuviera muy orgullosa del buen acto de su único hijo, y la guardó delicadamente en su mochila para entregársela al día siguiente al pelinegro. En realidad, esperaba de corazón que lo perdonara.
"Para Eijiro.
Hola. Soy Katsuki, escribo esta carta para pedirte perdon por lo qe hice, no estuvo bien tirarte de los pelos por un crayon, y tampoco haberte engañado para qe hicieras una cosa mala. Perdón. Quiero ser tu amigo. ¿Me perdonas?"
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•°Crayon°• /Bakushima/
FanficKatsuki, de 7 años, se ha mudado con su familia a un nuevo pueblo al norte del país, y el haberse mudado implica una nueva escuela primaria y convivir con nuevos compañeros.