1 año después.
Eijiro, ahora de ocho años, comía las galletas Chips Ahoy que estaban en la despensa de su cocina. Miraba el reloj aburrido e impaciente, mientras las agujas más cortas se movían sin parar indicando los segundos. Pero la aguja que indicaba los minutos, parecía tardar siglos en moverse. Comenzaba a aburrirse de esperar sin ningún resultado, y al parecer, su visita aún no se dignaba a hacer acto de presencia. Se estaba comenzando a molestar por la tardanza de su mejor amigo, aunque técnicamente, Katsuki tan sólo se estaba retrasando un minuto y veinte segundos de la hora a la que le había pedido llegar a su casa, aún así, Eijiro sintió llevar más de dos horas esperando sin éxito alguno. Cuándo terminó todas las galletas —eran para compartirlas con Katsuki, pero estaba aburrido y no se pudo contener.— tiró el envoltorio a la basura, y volvió a sentarse en el mismo lugar que antes con la misma pose exactamente. Tan solo habían pasado treinta segundos, pero él creyó que ya habían pasado horas. Estaba comenzando a desesperarse y estaba pensando en mandarle un mensaje al chico para ver porque aún no llegaba al lugar de encuentro, pero antes de poder hacerlo, el timbre sonó con un "ring" indicando que la espera había terminado y su visita ya se encontraba ahí. Corrió todo lo que sus pequeños pies le permitieron y abrió la puerta con un ceño fruncido.
—Hola Ei.—Saludó Katsuki normal.
—Hola.
—Perdón por llegar tres minutos tarde.—¿Tan sólo habían pasado tres minutos?—Mi madre no me dejaba irme sin abrigarme antes.
—No pasa nada, entra.
Por alguna extraña razón que no podía explicar, se sintió sumamente avergonzado por haberse desesperado de esa manera tan exagerada por tres minutos de retraso cuando él en realidad siempre era quien más tardaba cuando tenía una de sus muchas quedadas con Katsuki. Pero decidió ignorar su vergüenza y comenzó a subir las escaleras que conducían a su habitación, mientras el rubio lo seguía muy de cerca, casi pisándole los talones mientras subían los escalones. Llegaron a su habitación, donde varios libros de distintos colores y de distintas materias estaban esparcidos por toda la ancha mesa y muchos lápices rodaban sin control alguno por la mesa hasta impactar con el piso. Habiendo dos sillas, una al lado de otra. Él se sentó en la silla izquierda mientras que su amigo no tuvo más remedio que sentarse en la derecha. Comenzaron con las asignaturas más fáciles solo para tener más tiempo para poder practicar más en las asignaturas difíciles y que se les hacían más complicadas, como matemáticas, por ejemplo, que definitivamente no era el fuerte de Eijiro.
Pasaron toda la tarde estudiando, el final de curso estaba realmente cerca, prácticamente a la vuelta de la esquina, y ellos querían pasar con notables altos los últimos exámenes antes del verano, dónde esperaban poder disfrutar de sus primeras vacaciones veraniegas juntos, no sólo cómo amigos, también como comprometidos que eran desde hacía muchos meses, cuándo se lo habían prometido al otro de forma formal y muy oficial.
—¿Sabes que Caramelo?—Alargó la "o" de forma infantil, cosa que hizo que el nombrado se girara a mirarlo a la cara.
—No, dime.
—Ayer hablé con mi padre.
—Cómo todos los días, ¿no?
—Sí, pero esta vez me ha contado algo que a ti también te interesa, creo.
—¿Es sobre nuestra boda?—Preguntó, de repente pareció asustado.—¿No me deja tomar tu mano?
Otra vez estaba actuando cómo si estuviera en una película. Katsuki pensó que Eijiro sí o sí tenía que ser actor una vez creciera, y actuar cómo colegialas celosas y novios guapos pero prohibidos. Aunque, realmente dudaba mucho de sus dotes actorales, si no mejoraba, Katsuki dudaba mucho de que lo admitieran en alguna película, sobre actuaba y eran poco realistas sus expresiones. Él no notaba, y no era experto ni estaba cerca de serlo. Pero Katsuki creía en él, y si seguía actuando así de dramático constantemente podría dedicarse a la actuación en un futuro no tan lejano. Y no iba a mentir, la idea de ser el esposo de un conocido actor no le disgustaba, sino todo lo contrario.
—Sí te deja, tranquilo.
Eijiro pareció volver a respirar tras unos minutos aterrorizado.
—¿Entonces qué te dijo?
—Tenemos que esperar a tener 18 años para poder casarnos.
Kirishima se le quedó mirando, cómo si acabara de decir la cosa más extraña que a alguien se le pudiera ocurrir.—¿Y qué pasa con eso?
—¿Cómo que "que pasa"?—Katsuki pareció enojarse.—¡Tenemos que esperar diez años!
El pelinegro no pareció muy seguro de estos cálculos, por lo que empezó a contar con sus dedos, llegando a la conclusión de que, sí, eran exactamente diez años, ni uno más ni uno menos.
—¿Diez años? ¿Por qué tantos?
—Porque así van las matemáticas Ei.
—¡No me gustan las matemáticas!—Se quejó, mirando fijamente el cuaderno color rojo que tenía un "matemáticas" escrito en su portada.—¡Y tampoco me gusta quién eligió esa edad! ¿Por qué no puede ser más pronto?
—Dice mi papá que es porque antes de los 18 son muy pequeños para esas cosas.
—¡No quiero esperar tanto! A los 18 ya seré muy mayor.
—Eso nos pasa por haber hecho la promesa tan pronto.—Katsuki se cruzó de brazos.—Si hubiéramos esperado más, no tendríamos que esperar tanto.
—Luego iremos a quejarnos por eso, tranqui.
Katsuki asintió, totalmente de acuerdo con lo que había dicho el pelinegro. Él tampoco quería esperar tanto tiempo para casarse con Kirishima, y si tenía que crear un verdadero escándalo para que aquella boda sucediera antes, lo haría, porque ya lo tenían todo planeado, y no iba a esperar una década entera para ello. Igualmente, tras regresar a casa le preguntará más cosas sobre el tema a su padre. Pero por el momento, antes de ir a quejarse por una ley como es la mayoría de edad, tenían que lidiar con los problemas de matemáticas que los esperaban reposando en la mesa, listos para provocar la desesperación de Eijiro, quién aún no lograba entender cómo Katsuki podía resolver los problemas en cuestión de pocos minutos.
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•°Crayon°• /Bakushima/
FanficKatsuki, de 7 años, se ha mudado con su familia a un nuevo pueblo al norte del país, y el haberse mudado implica una nueva escuela primaria y convivir con nuevos compañeros.