Esto será un conjunto de historias (WinterIron) que estaré subiendo cuando este inspirada, así como habrá en ocasiones capítulos especiales dedicadas a una fecha específica.
Ninguna historia estará vincula, aunque en algún momento habrán excepciones...
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El océano en siglo XVIII es uno de los tiempo más complicados para conocer el mundo. Tanto que descubrir, tanto que apreciar y no toda existencia humana tiene la libertad de navegar por sus oscuras aguas. Porque el océano es desconocido, la vida debajo de él también lo es, y algunos marineros solo pueden suponer que se encuentra bajo tanta penumbra, tantos lugares que nunca han tocado siquiera un poco del resplandor del sol.
Los marineros mienten, los ebrios divulgan información y lo cierto es que nadie en su sano juicio ha vivido lo suficiente para contar que ha conocido. Los monstruos existen, y la realidad de las sirenas es solo una pequeña parte de ella; los jóvenes que han tenido la oportunidad de escuchar su aterradora leyenda cuentan que son doncellas con gran belleza, tan angelicales como el dulce sonido de su canto.
Su mito existe para muchos marineros y todo aquel que haya cruzado el océano, y cada quien que conozca sabe que son criaturas oscuras que engañan a los navegantes para vengarse del mundo que las ha hecho prisioneras del océano; las mujeres solo pueden temer de su vil apariencia, siendo seres que desde la cabeza hasta el ombligo tienen cuerpo de virgen y forma semejante al género humano, pero poseen una escamosa cola de pez, que siempre ocultan en el mar.
Tan puras, tan hermosas, y tan destructivas. Son malvadas y su objetivo solo se relaciona con dañar a todo aquel que se cruza en su camino. Todos temen su destino, nadie quiere cruzarse con su melodía del mal, porque son conscientes que será su perdición y su muerte segura.
El oficial James Buchanan Barnes conoce esas historias, sus tíos y abuelos siempre lo hicieron consiente de ellas; en su mente resuena el recuerdo de su madre insistiendo que su padre había sido asesinado por una sirena. Pero el no cree, no confía en fantasías, en simples cuentos de marineros viejos.
Nada puede ser cierto, su padre los había abandonado siempre se dijo, su madre solo intentaba protegerle. Incluso ahora no es diferente, no cree que existan aun cuando navíos enteros se han perdido en la profundidad del océano. Sin rastros, sin explicación, solo se han ido junto a toda su tripulación. Sin embargo, mujeres se pierden en las costas y nadie sabe que sucede, no tienen nada y todo se desmorona, y aun así James se niega a creer.
–Ha llegado una carta de la doncella Carter. –El castaño de ojos azules alejo sus ojos azules del mapa que inspeccionaba con tanta furia. Está enojado, cansado y sobre todo de mal humor, toda esa situación era un jodido chiste.
–¿Qué?
–Margaret, mi esposa, tu mejor amiga.
James hizo una mueca, está contento con sus amigos por su feliz matrimonio, pero justo ahora tiene mayores preocupaciones que sentirse miserable porque Steve Rogers tiene una increíble vida amorosa. Mientras que el solo guarda una fotografía de su difunta esposa, aquella que ha perdido en el océano hace tan solo un par de meses. El dolor aun es reciente, el simplemente no quiere que nadie le moleste, odia recordar que el mundo sigue, y él no puede.
