anger.

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Al día siguiente regresó con una toalla dentro de su mochila para limpiar el desastre que le habían dejado.

No le había dicho a nadie sobre aquello porque quería evitarse más líos. Sabía que si le decía a Mingi se enojaría demasiado y prefería que este estuviera calmado.

En cambio, él que había llegado sereno y tranquilo, se volvió un manojo de ira y rabia cuando llegó a su casillero y vio más letras ralladas ahí mismo.

Eran más palabras obscenas, escritas en grande y en colores fosforescentes que llamaban más la atención.

Sin contar que le habían dejado colgada una tanga de encaje femenina sobre el candado que aseguraba su casillero.

Aquello era espantoso. ¿Cómo es que existían personas tan malvadas en el mundo? Se preguntó mientras sacaba la toalla que había llevado de su mochila.

Trató de sacar el marcador pero al igual que ayer, solo se manchaba más.

Escuchó unas risas a sus espaldas y no se atrevió a voltear siquiera. Ya sabía que se trataba de las personas involucradas en ese lío, pero no les daría el lujo de ponerse a llorar, a como quería hacerlo.

Ni siquiera quería llorar por la tristeza y la humillación que sentía, era más que todo por el enojo e impotencia que se apoderaba de él por cada segundo que pasaba.

Tenía tantas ganas de golpear a todos aquellos que se reían a sus espaldas y lo ofendían diciendo cosas que ni siquiera se atrevía a repetir en su cabeza.

Pero no lo haría, no les daría el placer.

En un intento desesperado de borrar las manchas en su casillero comenzó a frotar sus propias manos en el metal frío, logrando solamente mancharse sus dedos de aquella tinta que parecía nunca salir.

Era tanta la fuerza que aplicaba para tratar de quitar la tinta del metal que sus manos comenzaron a enrojecer y a arder por la fricción.

Y estaba seguro que seguiría así hasta terminar quemándose la piel si no fuera porque alguien llegó a intervenir después de escuchar el escándalo a lo lejos.

- ¿Qué haces hyung? -escuchó una voz que reconoció. Era wooyoung- ¿Qué es esto?

No le respondió, seguía luchando con las manchas que jamás se iban.

- Ya basta, vas a lastimarte. Deja eso -le ordenó molesto.

- No se quita -murmuraba al borde de la desesperación.

- Deja eso Yunho, ya para -lo detuvo y apartó sus manos.

- ¿Qué sucede? -llegó San y miró hacia su novio y luego hacia su amigo que aún seguía con la mirada perdida.

- Esos idiotas -señaló hacia el grupo de estudiantes que aún se encontraban en el pasillo burlándose- Dame mi mochila.

San le dio lo que le pedía y observó como sacaba las toallas húmedas que siempre cargaba en caso de emergencias.

Entendió para qué eran cuando comenzó a frotar el material húmedo sobre el metal del casillero manchado.

- ¿Dónde está Mingi? -preguntó wooyoung, serio.

- Lo vi en la entrada platicando con Hongjoong hyung cuando veníamos -le contestó San, esta vez más serio que antes. Estaba molesto.

- Ve a buscarlo y luego ve a la dirección, busca a la rectora -le ordenó y se dio la vuelta para verlo- Ahora.

San obedeció de inmediato y se fue después de dejar su mochila al lado de la de su novio.

- No quiero que se entere.

〃   ♡̶'   skɥfɑll    럐   |  𝘆𝘂𝗻𝗴𝗶 ❕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora