i'm happy if i'm with you.

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Cuando llegaron a casa, la señora Song los recibió con un regaño por entrar corriendo tan rápidamente por la sala.

Pero casi no les importó, porque iban más concentrados en ellos mismos que en su al rededor.

- E-espera -rogaba el castaño entre risas- Y-ya basta, estoy cansado.

Mingi no lo escuchaba, solo quería atraparlo y hacerle muchas cosquillas en venganza por hacerlo correr tantas calles.

- M-me hiciste correr seis calles completas, las p-pagarás -respondió, aún más agitado que el otro.

- S-sí pero después, p-por favor, necesito aire -le pedía juntando sus manos en forma de súplica. En cambio Mingi no le hacía caso y solo trataba de acercarse a él para atraparlo, Yunho solo se corría.

- E-está bien, solo porque yo también -aceptó y tiró su mochila al suelo para después desplomarse en su cama.

Ya no tenía sentido seguir con aquél juego de atrapadas si sabía más que nadie que jamás lograría atrapar a su novio.

En primer lugar porque ya estaba cansado y en segundo porque Yunho era mucho más rápido que él.

Jamás lo vencía en ese tipo de juegos.

- ¡Ah, estoy tan cansado! -exclamó el menor, tratando de regular su respiración.

- ¿Y se supone que querías entrar al equipo de fútbol? ¿Así? -se burló viéndolo desde el otro extremo de la cama.

- ¡Hey! Quise hacerlo para estar más tiempo contigo, grosero -lo miró indignado y le lanzo una de sus almohadas.

- ¡Desordenas la cama! -reclamó, poniendo la almohada en su lugar- ¿Sabes lo que me cuesta ordenar este chiquero que tienes como habitación?

- No te pido que lo ordenes -se incorporó, quedando sentado frente a él- Mi desorden es tu desorden también.

- ¿Mío? Yo nunca mantengo sucio aquí, ese eres tú. Dejas papeles regados, ropa sucia tirada en el suelo y siempre desarreglas la cama.

- Me refería a que tienes que aprender a vivir con mi desorden -corrigió gateando hasta él, quedando aún más cerca.

- ¿Por qué? Eso no venía en las advertencias de tu caja.

- ¿A qué te refieres con eso? -cuestionó acorralandolo en la cama. Yunho no se movió y solo lo observó con una sonrisa traviesa en el rostro.

Le agradaba cuando Mingi se atrevía a intimidarlo, pero de hacerlo realmente, jamás lo lograba.

- A nada, solo decía -alzó los hombros, haciéndose el inocente.

- ¿Estas-

- Las muñecas siempre vienen en caja -lo interrumpió con la misma sonrisa de antes.

- ¿Me dices muñeca ahora? Pensé que era una princesa -soltó una pequeña risita, recordando la primera vez que usó aquél apodo con él.

- Eres ambas -lo tomó de la cadera para hacer que se sentara sobre una de sus piernas.

- ¿Si? -cerró un poco los ojos, disfrutando del toque que ahora recibía en su espalda.

- Sí -respondió por última vez antes de agarrar aire y besarlo.

No recuerda la última vez que había besado a Mingi tan profundamente pero adoraba la sensación de volverlo a hacer.

Le gustaba la sensación de los labios de Mingi, tan suaves y tibios en comparación a los suyos que la mayoría del tiempo estaban resecos o más helados de lo que deberían.

〃   ♡̶'   skɥfɑll    럐   |  𝘆𝘂𝗻𝗴𝗶 ❕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora