〃 ♡̶' skɥfɑll 럐 | 𝘆𝘂𝗻𝗴𝗶 ❕

new life together.

- Mingi, te he dicho muchas veces que la ropa de andar en casa va en las cajas y la ropa de salir va en las maletas -regaña el ahora semi pelirrojo, Yunho.

- Es lo mismo si pongo la de salir en las cajas y la de andar en las maletas amor, déjalo así -le responde mientras se asegura de meter los últimos libros de su novio dentro de una de las tantas cajas regadas en el sueño.

- Mingi, por favor mete la ropa que te digo en dónde te digo que es -repite con un tono molesto y se toca el rostro, estresado.

El pelirrojo voltea a ver hacia su novio y frunce el ceño al notar como se deja llevar por el estrés. No puede evitar acercarse a él y tomarlo de los hombros para comenzar a dejar pequeños masajes ahí en un intento de ayudarlo a relajarse.

No quiere verlo estresado o enojado por nada pero sabe que es inevitable para él cuando están pasando por momentos difíciles.

Difíciles en el sentido de que tienen mucho qué hacer.

- Sacaré la ropa de donde está y la pondré en donde es, lo prometo -dice con seguridad sin dejar de masajear sus hombros y parte de su cuello- No te estreses más Jagi, tienes que calmarte un poco. Estresados no funcionamos bien e inevitablemente comenzamos a pelear por cosas ridículas y pequeñas y no quiero que peleemos en un día como hoy. Hoy nos vamos a nuestra nueva casa -le recuerda con un tono alegre y sabe que logró su cometido cuando ve al mayor más relajado y con una sonrisa feliz en el rostro- Eso es, sonríe. Me gusta cuando sonríes.

- ¿Qué haría sin ti? -se pregunta y amplía su sonrisa antes de abrazarse al cuerpo cálido del menor. Tenía razón, no debía de estresarse demás. Este era un gran día y debía de estar feliz.

- Puedes hacer muchas cosas sin mí -le asegura, separándose de su pequeño abrazo y le toca las mejillas con cariño- Pero juntos trabajamos mejor.

- Así es -asiente de acuerdo y se acerca para dejarle un pequeño pico en los labios antes de terminar de separarse para continuar empacando lo último que quedaba de sus pertenencias- Arregla la ropa a como es Song Mingi.

Ordena a lo último y termina saliendo de la habitación con una de las cajas que contiene gran parte de su ropa bien organizada y que no ha sido tocada por Mingi y sus manos necias que no saben organizar a como es debido.

- Sí señora -responde con un tono divertido y comienza a hacer lo que se le ha ordenado de inmediato.

A la hora y media, ya tenían todo bien empacado y organizado. Solo necesitaban montarlo en la nueva camioneta que el Señor Song muy amablemente les había regalado a ambos por su graduación e irse a su nuevo departamento en donde vivirían de ahora en más que irían a la universidad juntos.

Había pasado casi un año desde que se graduaron. Lamentablemente ninguno de los dos había logrado ingresar a la universidad que deseaban en el primer intento, sin embargo, jamás se rindieron y siguieron intentando y esforzándose hasta que los aceptaron para el ingreso de ese nuevo año.

Y ahí estaban, a solo unos días de iniciar con la nueva etapa de sus vidas. Juntos, a como siempre quisieron.

Habían pasado por meses estresantes y ocupados en los cuales pelearon más de lo que les gustaría admitir pero ahí estaban. Felices porque ya estaban viendo los resultados de tanto esfuerzo y perseverancia.

- No puedo creer que mis pequeños se van mañana a vivir lejos de mí -dice la señora Song con un tono melancólico mientras sirve la última cena que ambos tendrían en esa casa- Aún no quiero aceptarlo. ¿Qué haré ahora que no tendré a quién regañar por su desorden? Mingi era el único desordenado de los dos pero siempre los incluí a ambos en el paquete. Extrañaré eso.