Por años se abstuvo de buscar un compañero porque creyó que no existía un destinado para él, casi había perdido su habilidad para oler y su alfa se rindió, hasta el día en que lo encontró, el aroma a gardenias fue el primero en entrar a su sistema...
—Lo tengo, su nombre es Louis Tomlinson, alfa, 28 años, originario de Doncaster, vivió en Bristol desde los 15, estudió en Londres y después de fue Escocia un par de años, volvió hace aproximadamente 5 años y fue cuando se mudó a Suffolk, se hizo amigo de Gabrielle, quien lo presentó a unos amigos como su alfa.
Xavier deja caer la carpeta con los documentos sobre el escritorio de Harry y se sienta frente a él con los brazos cruzados. Harry toma entre sus manos una de las fotografías y puede observar al hermoso hombre, es la primera vez que lo mira y ningún sueño le hace justicia.
La fotografía fue tomada obviamente sin que el alfa lo notara y aún así, luce como un modelo.
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La luz del sol baña sus cabellos haciéndolo lucir como un sueño, etéreo e irreal, el descenso de su mandíbula es sublime y ese porte ¡Es tan hermoso! Tanto que, por un momento; Harry olvida todo y se concentra únicamente en este hermoso, hermoso alfa con la piel azucarada.
Su dedo índice se desliza sobre el rostro del alfa impreso en la fotografía y Harry se pregunta de qué color son sus ojos ya que los lentes de sol le impiden verlo, pero está casi seguro que podrían ser verdes, incluso azules porque su tez es perfecta para cualquier color.
Deja que sus propios ojos verdes escaneen el rostro del alfa, intentando reponerse de la impresión, ha conocido a muchos alfas apuestos, pero éste en particular, lo ha impactado, primero con su aroma en y ahora con su apariencia.
—Luce como un gran imbécil ¿cierto?
Harry no logra descifrar el filo detrás de las palabras aceradas de su mejor amigo, pero siente a su alfa gruñir ante el adjetivo. Su ceño se frunce y le da esa mirada asesina a punto de vociferar que se calle porque está hablando de "el alfa", no de cualquier otro.
Ni siquiera lo conoce formalmente, no sabe cómo suena su voz y si tiene algún acento, no sabe si camina erguido por ahí como la mayoría de los alfas o es descuidado con su postura y, en realidad eso no significa nada, pero se pregunta si acaso será cálido por las noches frías o si el aire en su cuello es tan embriagador como lo imagina.
No sabe nada, y su alfa ya está a punto de derribar a Xavier, su mejor amigo de años, por su falta de respeto para este alfa.
Estúpido, ¿no?
—Quiero decir; es el responsable de la muerte de tu hermana Harry —Xavier se apresura a decir cuando mira el semblante del otro alfa, lo conoce demasiado bien y no arriesgará —aunque parezca un angelito, estoy seguro que esconde secretos, oscuros.
—Lo sé.
Una punzada feroz se asienta en su pecho en cuanto afirma esas teorías, él lo sabe, es su alfa que se remueve inquieto y en total desacuerdo con las palabras dichas pero no puede dejar que tome el control, porque Harry solo quiere una sola cosa: estar frente a Louis Tomlinson...
