Epílogo

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Dedicado a ti, que me dejas crear un mundo al que puedas escapar de la realidad, gracias.

Tiempo después...

—Buenos días alfa —Louis queda con el piquito fruncido cuando el aire es lo único que puede besar. Bufa, preparándose para enfrentar a su berrinchudo alfa —¿Amor?

—...

—¡Oh vamos, cariño! No puedes estar enojado por eso... Harryyyy. Dame un beso.

Nada.

Absolutamente nada.

—Alfa...

—No, no me llames así. Yo no soy "Tu" alfa, soy tu amigo, tu camarada, tu geisha tal vez, pero no soy tu alfa.

—¡¿Qué?! Pero...

—Pero nada.

—Amor —se queja Louis —solo dame un beso.

—No, no hay cachorro en mi panza, no hay beso para ti.

—¡¿Qué?!

—¡So!

...

—¿Qué le hiciste? —pregunta Gabrielle cuando Harry, prácticamente le arrebata a Lucy y sale con ella al jardín, dejando a su alfa con un pucherito.

—No quieres saber...

—En realidad no quería, pero él me llamó y entre todos sus gritos dijo "¡Ese estúpido alfa no quiso morderme!" así que...

—Pff —bufa, dejándose caer en la silla —Harry me ha jodido...

—Yo diría que es todo lo contrario ¿no?



(...)

—Y ¿un gato?—sugiere el castañito.

—Demasiado pelo —responde de mala gana, su esposo.

—Okay, ¡un perro! Son maravillosos, el mejor amigo del hombre, así tendrías un amig-

—¡Amigas, mis nalgas, Louis! 

—¡Oh vamos alfa, dame un respiro! Si adoptamos un perrit-

—Cachorros, Louis, tuyos y míos.

La discusión llevaba así más de una semana en la que Harry apenas respondía a Louis, el sarcasmo era su única defensa ante la negativa de su alfa por dar el siguiente paso con el procedimiento que el doctor Mitchell había sugerido.

—¿Puedes? O le llamo a Zayn.

"Grr" fue la respuesta y Harry solo rodó los ojos.


(...)

—No puedo garantizar nada, pero existe esa posibilidad —resuelve fácilmente el médico.

Una escasa probabilidad, es todo lo que tienen para que ellos puedan lograrlo. Louis observa a su todavía alfa, Harry tiene en la mirada esa chispa que había estado reservando cada vez que sostenía a Lucy entre sus brazos.

Louis notaba con tristeza la manera tan ansiosa en que Harry preguntaba a Madison cómo se sentía tener un cachorro creciendo dentro suyo, cómo era la cosa de los antojos y si había algún secreto para lograrlo, ¿quizás una postura post-nudo, como piernas estiradas hacia arriba, boca abajo o alguna fase lunar que fuera más efectiva?

Y aunque Louis fingía no darse cuenta, sabía que el deseo que su alfa pedía constantemente a la vieja fuente era el mismo: un cachorro propio.

Así que todo dependía de una probabilidad, una cosa del azar tal vez o un caso extraordinario en el que la naturaleza venciera a la propia naturaleza. El temor que carcomía a Louis era originado por lo que sucedería si aquello no resultaba. Harry quedaría destrozado y, con el antecedente de Aline y su pérdida de cordura, nada pintaba bien para ellos.

Gardenias para mi alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora