Gay Panic |Chaesoo| Editando.

CAPÍTULO 84

El sonido de una gota golpeando un trozo de metal, hizo que comenzará a pestañear. Mi cuerpo dolía horrores, podía sentir cada parte de él extremadamente lastimado, intentar moverme era una tortura, cada respiración me suponía mucho esfuerzo, la opresión que sentía en el pecho era demasiada. Mis manos ardían como si las estuviera exponiendo al mismo fuego. Mi pierna izquierda me gritaba por descanso. Estoy muy incómoda. Agh. Abrí mis párpados lentamente, pero mis ojos ardieron a causa de la luz. Ya es de día. ¿Cuánto tiempo pasó? Volví a hacer el intento con la intensión de que mi vista me indicara en qué situación me encontraba.

Al cabo de unos segundos logré adaptarme al cambio de ambiente y comencé a validarlo todo, de pronto, una punzada me atravesó el pecho cuando identifiqué mi situación; ¿Qué? Mis manos estan atadas sobre mi cabeza y me encuentro de pie, colgando de una cadena, muy incómoda y sufriendo; mi pierna izquierda sangraba y ni siquiera traía zapatos. Al instante, el terror me abordó al ver a Chaeng; ella se encontraba sentada en el suelo, tan solo a unos metros de mí, sus manos estaban atadas al igual que las mías, su rostro lucia algo maltratado y su cuerpo estaba lleno de pequeñas heridas. Llevaba una mordaza en la boca y su vestido blanco, estaba casi cubierto por pequeñas manchas de sangre en diferentes puntos, al momento, se encendieron absolutamente todas mis alarmas de preocupación. ¿Dónde estamos? ¿Ella está bien?

─Chae... ─mi voz sonó muy ronca, tenía sed, mis labios se sentían muy agrietados y secos, entonces los relamí un poco y pasé saliva, intentando despejar mi garganta. ─Chaeng... ─volví a llamarla, está vez intentando que sonará más fuerte. ─Chae... ─repetí la acción, pero mi voz era desastrosa. Imperceptible. El lugar estaba lleno de cajas y varios muebles viejos, parecía una especie de bodega de almacenamiento antigua, la mayoría de las ventanillas del techo se encontraban rotas al igual que las ventanas de los alrededores. Chaeyoung tiritaba a causa del frío y por la posición en la que se encontraba; tendida directamente en el suelo. Se removió suavecito en su lugar y volví a llamarla. ─Amor... amor, despierta... ─en su rostro se plasmó una mueca de dolor y sus párpados se abrieron al acto. ─Chae, amor... ─sus ojos se llenaron de lágrimas al instante que enfocó su mirada en mí.

─Mmm... ─otra vez los gestos de dolor.

Como pudo se acomodó un poco el vestido y se recargo contra una de las cajas que se encontraban a su espalda.

─¿Te duele mucho? ─se removió incómoda y sus lágrimas aumentaron. Asintió con la cabeza y su cuerpo comenzó a temblar. ─Amor... ─seguia ensimismada viendo la sangre que cubría su vestido. ─¡Amor! ¡Mírame! ─dije casi en un grito y ella se enfocó en mí, muy afligida. ─Tranquila, cariño. Saldremos de aquí, deben estar buscándonos ahora mismo. ─solo éramos nosotras, al menos eso pensé, porque no veía a Suzy o a Hyeri por ningún lado. ─Preciosa... respira conmigo. ¿sí? Shh. Uno, dos... ─su pecho subía y bajaba al ritmo de mi voz, de forma más pausada y calmada. ─Amor, sé que te voy a pedir mucho, pero por favor, intenta mantener la calma, piensa en Haneul antes que en cualquier otra cosa, por favor... inténtalo, mi vida. ─asintió entre lágrimas, temblorosa, y con gestos de dolor. ─No sabemos en qué estado te encuentras... tranquila, mi amor, haré lo que sea para que estés bien. ─pareció más recompuesta y comencé a buscar con la mirada algo que nos sirviera para liberarnos... pero nada, no había nada. Maldición. ¿Qué ocurre? ¿Qué es todo esto?

El alegato proveniente de afuera hizo que mis nervios aumentaran. No sabía con quién me enfrentaría, pero quien sea que fuese, seguramente quería dinero y le daría lo que pidiera con tal de que Chaeyoung saliera rápido de aquí. Se me estaba rompiendo el corazón a causa de ver su estado y pensar en Haneul, me producía el temor más grande.

─¡Cállate imbécil!

Ese... ese, era... Kai. Mi cuerpo se tensionó al instante y la sangre me hirvio cuando lo ví entrar muy sonriente acompañado por Haein, Wendy y otros hombres extraños.