─Oh Dios, oh Dios, está pasando... justo... ahora.─Eso es, Rosé, con mucho cuidado, sigue así. ─mencionó Kim Go-eun dirigiendo a la madre primeriza para que cargará de manera correcta a Haneul. ─Ahora pontela debajo de la bata, y pegala a tú pecho para que sienta tu calor.
Rosé se sentía fuera de sí, era como si estuviera viviendo en otro mundo, al fin estaba cumpliendo su tan anhelado sueño; tener a su hija en brazos. Se sentia extremadamente contenta, pero también nerviosa, no quería lastimar a su pequeña, así que hizo todo con demasiada delicadeza, y en cuanto la sintió contra su pecho por primera vez, su corazón punzo muy fuerte dentro de su pecho electrizandole la piel y al instante sus mejillas se llenaron de lágrimas mientras le frotaba la espaldita a su pequeño pedacito de cielo. Una sensación inimaginable al verla poner sus manitas en su pecho, quería gritar muy fuerte de felicidad, la emoción le llenaba el cuerpo, su pequeña era demasiado liviana y tan suavecita, tan pura y dulce, era la perfección hecha realidad... hecha con mucho amor.
─Ya tienes a mamá, mi vida. Shh... estoy contigo. Dios, estoy tan contenta. ─mencionó la rubia en un hilo de voz arrullando a su bebita. Era como si un rayo de luz permaneciera insistentemente en ellas, su hija era tan suya, no lloraba, no se quejaba, tan solo permanecía contra su pecho muy quietesita recibiendo su calor. Tan linda, una personita mágica. No necesitaba nada más, salvo a Haneul, le daba paz, le daba amor, no quería volver a soltarla nunca más. ─Que linda eres, hijita, te amo mucho, no sabes lo feliz que me haces justo ahora. Al fin podemos estar juntas de nuevo, te extrañé y te esperé por tanto tiempo, Haneul... contigo sobre mi pecho me siento más valiente.
─Eso es, siempre y cuando ella siga calentita y conservando su temperatura, podrás cargarla todo el tiempo que quieras. ─aseguró Go-eun con los ojos aguados, pues luego de tanto tiempo, logró encariñarse con la pequeña Kim. ─Tu hija ha sido la paciente más valiente que he atendido, estoy muy orgullosa de ella, no se rinde... al igual que su mami, ha logrado ser muy tenaz. ─agregó la neonatóloga viendo en dirección a Jisoo, a Rosé se le hinchó el corazón al imaginarse la alegría de su esposa si la viera justo ahora cargando a su hija.
─¿Hay algún problema si mi hija y mi esposa están juntas? Me gustaría mucho que Jisoo la sintiera también. Haneul debe reconocerla al igual que lo hace conmigo. ─inquirió Rosé, de verdad que anhelaba que no hubiera problema, pues se convirtió en una obsesión que su menor entrará en contacto con su pequeña hija.
─Claro que pueden, de hecho es una excelente idea, la temperatura de la señorita Kim es constante, y ahora que Haneul puede ser cargada no se me ocurre nada mejor para que su condición mejore que tener a su mami calentandola el mayor tiempo posible. ─afirmó Go-eun con una amplia sonrisa.
─¿¡De verdad!? ─se apresuró a preguntar Rosé llena de emoción y lágrimas.
─Así es, ahora que lo pienso... podremos dar un paso enorme en la recuperación de mi paciente favorita sí precisamente su mami la abraza y la calienta el mayor tiempo posible. ─la rubia sonrió ampliamente. Luego de tanto tiempo esas palabras eran las mejores noticias que podía escuchar. ─Lo organizaré, y sí todo va bien, seguramente podrás llevarte a Haneul a casa mucho más pronto de lo planeado. ─dijo Go-eun muy emocionada.
─¿Oíste eso, mi amor? ─la rubia tomó la mano izquierda de su esposa y le dejo un pequeño beso. ─Vas a sanar a nuestra hija, la ayudarás... como siempre tú eres la luz de nuestra familia, cariño. Gracias al cielo, todo va a estar bien, todo va a mejorar a partir de ahora. Estoy tan feliz, muchas gracias, doct... ─de la mejilla izquierda de Jisoo se deslizó una lágrima y Rosé casi pega un saltó de la impresión. ─D-Do-Doctora ¿¡vio eso!? ¡J-Jichu está despertando! ─finalizó llena de ansiedad y Go-eun se dispuso a revisar a Jisoo al acto, pero al cabo de algunos minutos angustiantes, volvió a ver a Rosé con una mirada llena de tristeza.
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Gay Panic |Chaesoo| Editando.
RomansEl amor es un hito de desastre que te eleva y te suelta haciéndote golpear muy fuerte. Ya estaba cansada de sufrir, y esperaba que tú fueras quien juntará los pedazos de mi alma. De verdad esperaba que fueras mi luz. ¿Tú y yo seremos felices?