Capítulo 5

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Entro en la habitación con más precaución que en la anterior, pero no hay nadie. El ordenador tiene la pantalla de color azul cielo y en la parte de atrás hay una serie de dispositivos y aparatos electrónicos. Me siento frente al ordenador, es similar al del centro de vigilancia del que vengo, así que no tendré problema en su manejo. Doy un pequeño toque con el dedo índice en la mesa y aparece reflejado un teclado y una zona para deslizarme por la pantalla. Se abre una ventana en la que aparecen varias opciones. En el apartado de ciudadanía encuentro una opción para crear una nueva ficha. Nombre: Cattleya Skinneri. Ese será mi nuevo nombre, dejo atrás el antiguo, por seguridad y por mi propio deseo. Edad: 21. Tengo alguno más, pero no quiero que ninguno de mis datos coincida con los anteriores. Residencia: (¿?). Aún no tengo lugar para vivir, así que lo dejaré en blanco, como si fuese un fallo del sistema. Profesión: personal de apoyo en los archivos de la sede. Será una buena profesión, es un trabajo tranquilo y podré acceder a los archivos con relativa facilidad si necesito algo de ellos. Divergente: (¿?). ¿Esto también está registrado en cada persona? Si señalo que sí podrían investigarme más a fondo y si señalo que no y luego sale a la luz la verdad... Pondré "sin especificar", no quiero meterme en líos. Facción: (¿?). Esto es raro, no me deja señalar ninguna opción, pero aparece en la ficha. Supongo que debe ser un vestigio del antiguo sistema. Al señalar para añadir foto uno de los dispositivos que están a mi espalda hace un breve ruido. Me dirijo hacia él. No parece una cámara fotográfica, pero cuando pulso un botón verde desprende un luminoso flash y mi imagen aparece en la pantalla del ordenador. No es la foto perfecta, pero puede valer. Al pulsar en "huella" otro dispositivo emite un leve pitido. Lo cojo y es un pequeño tubo, con un punto verde luminoso en la punta. Lo pulso, debe ser el botón que active un instrumento de escritura. Pero nada más lejos de la realidad: una pequeña aguja aparece del círculo verde y me pincha en el dedo. Retiro rápidamente la mano, pero ya es tarde, una pequeña gota de sangre asoma en la yema de mi dedo. Miro la pantalla y parece estar leyendo una serie de datos: mi ADN. Durante los segundos que tarda en leer me entra el pánico. Quizás ahora salten las alarmas. Pero no, afortunadamente. En la pantalla del ordenador sólo aparece un mensaje: ADN y ficha creada con éxito. Ya soy ciudadana de Chicago. Sonrío.


Vuelvo al pasillo más tranquila. No hay nadie. Avanzo por el pasillo hasta que se bifurca en dos. Giro a la derecha y sólo veo más pasillos y más puertas. Vuelvo a la bifurcación y al final del otro pasillo hay una puerta de dos hojas. La abro y veo unas escaleras, similares a las que subí con el chico. Por un momento dudo y reflexiono si he podido perderme, pero no, no tengo buen sentido de la orientación, pero tampoco soy tan nefasta. Al fin y al cabo sólo he recorrido tres pasillos sola. Debo estar más o menos en el centro del edificio en la parte trasera. Subo las escaleras y abro una puerta más. Es increíble. Hay numerosos puestos de trabajo, con varias personas en cada uno de ellos, analizando datos en ordenadores. Parecen científicos, pero no veo ningún tipo de material de laboratorio.


- Ey, tú. – Grita una voz detrás de mí.


Me giro y un hombre viene hacia mí. Intento tranquilizarme: ya soy ciudadana de Chicago y la puerta no estaba cerrada, así que no puedo estar haciendo nada prohibido... Lo miro con los ojos abiertos.


- ¿Quién eres? – Pregunta cuando está cerca de mí.


- Cattleya Skinneri, señor, es mi primer día de trabajo en el archivo.


Mi voz suena convincente, aunque es la primera vez que pronuncio mi nuevo nombre en voz alta. Él se queda mirándome durante unos segundos, y tan sólo añade:


- Sígueme. 

Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora