Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)

Capítulo 52

Una leve presión sobre mi mejilla me despierta. Abro los ojos y Cuatro me está mirando. Me doy cuenta de que estoy apoyada sobre su hombro y me enderezo avergonzada. Le pido disculpas, pero él se limita a anunciar que estamos llegando. Algunos no han dormido, así que son los que van despertando a los demás. Brenda está apoyada sobre Billy, igual que yo lo estaba sobre Cuatro, a diferencia de que él le rodea los hombros con su brazo. Ambos están durmiendo. Siento un poco de envidia, preferiría que Cuatro no hubiera guardado tanto las formas, aunque admito que ha hecho lo correcto. Le doy un toque en el brazo a Billy y ambos se despiertan cuando se sobresalta. Intento ponerme de pie pero Cuatro me apoya la mano en el hombro y me empuja hacia el suelo. Lo miro extrañada mientras él mira al exterior. Supongo que querrá que vuelva a quedarme la última. De repente, el tren disminuye la velocidad considerablemente, tanto que varios iniciados tropiezan y se caen unos sobre otros. El tren sigue reduciendo la velocidad hasta que se detiene totalmente. Todos nos miramos sorprendidos, no esperábamos que el tren se paralizara. Cuatro explica que es el último tren, por lo que tiene que parar a repostar. Para mí es un gran alivio no saltar del tren en marcha ahora, pero supongo que también lo es para el resto de los iniciados, pues se apean riéndose. Todo el mundo está deseando irse a dormir, así que en pocos segundos nos quedamos a solas Cuatro y yo.

- ¿Puedes esperarla ahí para acompañarla ahora al dormitorio? Sólo será un segundo. – Le dice Cuatro a Brenda.

Ella asiente y espera fuera del vagón, a una distancia desde la que no puede oírnos, pero sí vernos.

- ¿Tú no vienes? – Le pregunto a Cuatro.

- No, tengo que hablar con Laimute.

Cuatro baja la vista y me toma las manos. Abre la boca para decir algo, pero no lo hace, sólo me da un beso en la mejilla, sin mirarme. Me empuja suavemente para que vaya con Brenda. Ella me toma del brazo y caminamos despacio hacia el edificio. Miro hacia atrás, intentando averiguar qué está pasando por la cabeza de Cuatro en estos momentos. Él está apoyado sobre un lateral de la puerta del vagón y se pone en movimiento en cuanto ve que lo observo. Antes de entrar en el complejo, vuelvo la vista atrás de nuevo. Cuatro y Laimute conversan al lado de las vías del tren. Esto no me gusta.

Antes de irnos a dormir tenemos que darnos una ducha. Una vez en el baño Brenda consigue apartarme del grupo, lo que es mucho más fácil ahora que no está Cuatro.

- ¿Qué ha pasado? – Me pregunta Brenda con preocupación.

Ahora es cuando debo inventarme una excusa más creíble que la de que hemos tomado prisionero a Laimute. Miro alrededor y no hay nadie que pueda escucharnos. Sus ojos insisten en que responda. Entonces decido hacer lo que hago con Cuatro, le digo la verdad sin contársela toda.

- Laimute me atacó. – Le digo mostrando mis muñecas.

Ella se lleva las manos a la boca y después posa mis muñecas sobre sus palmas para examinarlas. Las marcas de los dedos se han acentuado, está más moradas.

- Y Cuatro te salvó. – Dice Brenda.

Yo asiento. Creo que es suficiente porque ella me mira primero con cara de lástima y después esboza una sonrisa.

- Tu héroe. – Susurra ella.

- Mi héroe. – Susurro yo y las dos nos reímos.

Ella me aconseja que confiese el ataque de Laimute ante los superiores, pero al final soy yo la que la convence a ella de que eso es una mala idea. Para empezar, sería la palabra de un instructor contra la de una alumna; y en segundo lugar, podría causarle problemas a Cuatro. Ella lo entiende. Llegamos al dormitorio, donde ya están casi todos durmiendo, y nos vamos nosotras también a dormir. Intento averiguar el contenido de la conversación entre Laimute y Cuatro: si Cuatro le ha pedido disculpas o si ha prometido vengarse. Hasta mañana en el entrenamiento no podré saber o intuir nada al respecto. Estoy tan cansada que algo me dice que mañana no me despertaré con la alarma. Mi parte egoísta vuelve a decirme que alguien lo hará por mí.