No puedo utilizar el ascensor por el que he subido, puesto que compruebo que efectivamente sólo funciona con la llave para personal autorizado. Utilizo por tanto otro ascenso, y éste sí que está abarrotado de gente. Llego al vestíbulo, por lo que tengo que entrar al archivo por el mismo sitio que entré con Tobías. Tengo que encontrar a Marvin... al señor Milano. Paseo lentamente, pero con decisión, aparentando que sé a dónde me dirijo. Veo un pasillo similar al del despacho de Johanna Reyes e intuyo que tiene que ser por ahí. Leo las placas de las puertas hasta que encuentro una que dice "Sr. Milano, Jefe de Departamento de Archivo". Sí que debe disgustarle que le llamen Marvin, pues no aparece ni en su placa identificativa. Llamo a la puerta dando dos pequeños toques. No contesta nadie. Vuelvo a llamar. Siento la tentación de entrar como lo ha hecho Tobías en el despacho de Johanna, pero me retengo. Oigo una voz desde el interior que dice "adelante" y entro con precaución.
El señor Milano está sentado en su escritorio, mucho más pequeño que el de Johanna, o será que tiene tantas cosas sobre él que es imposible no sentirse agobiado al verlo. Él está con la cabeza agachada, buscando algo con ahínco. Su despacho da a un patio interior, por lo que, aunque sigue entrando luz, sus vistas no son nada bonitas. Tiene varios muebles, pero todos están llenos de libros y de tomos de papeles. Y por supuesto, ninguna planta. Como él no dice nada, carraspeo la garganta y digo:
- Señor Milano, el informe semanal de Johanna.
Sostengo el dispositivo que me ha dado Johanna en alto. Marvin alza la vista, me mira y después mira el dispositivo. Resopla. Vuelve a agachar la cabeza y me ordena que vaya a imprimirlo. Me quedo quieta y observo que no tiene ordenador. Todo su despacho está lleno de folios y todo está bastante desordenado. Hoy en día, no contar con ningún dispositivo electrónico es inaudito.
- ¿Por qué no tiene ordenador? El papel es más desordenado...
Marvin me mira enfadado. No debí decir eso. Me recuerdo que tengo que ser prudente, aún no me he asentado en la ciudad, así que enfadar a tu superior no es una buena opción. No quise ofenderle o darle órdenes, pero debo tener cuidado al hablar y medir mis palabras con él.
- No me llevo bien con los trastos esos.
- Yo podría ayudarle.
Marvin vuelve a mirarme enfadado y vuelvo a arrepentirme de haber hablado. Pero entonces su expresión va cambiando del enfado a la duda. Mira su mesa, toda llena de papeles, que se caen por los bordes. Vuelve a mirarme. Su escritorio es un desastre, su despacho en sí mismo lo es. Marvin parece reconsiderar mi propuesta, aunque no entiendo cómo no lo ha pensado antes.
- ¿Serías como mi secretaria?
Me encojo de hombros. No me refería exactamente a eso, me refería a ayudarlo a manejar el ordenador, pero no puedo negarme, no puedo rechazar el empleo. Quizás estando a su lado sea más fácil adaptarme a la ciudad y ser aceptada por ella. Marvin es Jefe de Departamento y tener cerca a un jefe siempre es una buena influencia. Marvin me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa, aunque algo asustada por cuál puede ser su siguiente reacción. No suele reaccionar de buena manera.
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Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)
Fanfic**SPOILER** * Esta historia contiene datos importantes de la saga Divergente de Veronica Roth.* Una chica llega a Chicago huyendo de su pasado, pero no llega en el mejor momento. Cuatro y sus amigos tendrán que ayudarla a la vez que evitan que la ci...