Capítulo 31

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Tobías y yo salimos hacia la sede. Vamos andando, está cerca. Es temprano y hay poca gente por la calle, aunque hay más policías de lo habitual. Tobías los mira de reojo y sé que sucede algo. Llegamos al vestíbulo de la sede y Tobías se despide de mí.

- Estate atenta. Y buena suerte con el registro. – Dice sonriendo.

Me quedo paralizada, se me había olvidado por completo el registro. Tobías ya está fuera de mi alcance, así que tengo que llegar sola al registro. Antes de llegar a la puerta del Departamento de Archivos hay una ventanilla abierta en mitad del pasillo. No me había dado cuenta antes de que hubiera algún hueco tapado en la pared. Me coloco instintivamente en una fila de gente y los observo para imitarlos. Una muchacha está en la ventanilla, y con un aparato similar al que me encontré en la sala en la que elaboré mi ficha, punza en la yema de los dedos de la gente. Después, algo aparece en la pantalla del ordenador y la gente sigue su camino. El registro es un lector de ADN. Cuando llega mi turno estoy muy nerviosa. Le doy el dedo a la muchacha, que ni siquiera me mira. Me pincha en el dedo y espera unos segundos, que a mí me parecen eternos. La muchacha frunce el ceño mirando la pantalla y me quedo paralizada. Espero a que llame a seguridad y me encierren en un calabozo. Me expulsarán de la ciudad. La muchacha me mira y me pide groseramente que siga adelante. Estoy dentro. No sé que habrá visto en la pantalla, pero no puede ser tan malo cuando estoy dentro.

Entro al despacho de Marvin, que está leyendo un documento. Me siento a la espera de órdenes. Él se limita a levantarse y sentarse en la silla de al lado, sin dejar de leer el documento.

- Vamos, sigue con la informatización de documentos. – Dice mientras me señala su sillón.

- Pero señor... - Marvin no dice nada.

Me levanto y me siento en su sillón. Me acomodo delante del ordenador y empiezo a navegar por el ordenador. Lo hago con indecisión, pues no entiendo nada. Marvin no le permite a nadie tocar sus cosas, ayer se lo dejó a quién no debía y ahora se lo deja a una desconocida recién llegada.

- Tranquila, no me he vuelto loco, Tobías me dijo que puedo confiar en ti.

Lo miro, pero él sigue leyendo el documento, así que vuelvo a mirar al ordenador, pero no tecleo. ¿Tobías le ha dicho que confíe en mí? ¿Por qué? Si ayer Tobías confiaba en mí, ¿por qué no me dirigió la palabra cuando salió del despacho? ¿Seguirá confiando en mí después de lo de anoche? Miles de preguntas se agolpan en mi cabeza hasta que Marvin me devuelve a la realidad.

- Me contó lo que hiciste ayer para detener a Laimute. Dice que fuiste muy astuta.

Lo miro y está vez sí me está mirando. Tobías confiaba en mí porque demostré que no estoy de parte de Laimute, Vernon y a saber quién más. Sólo eso.

- Yo también lo creo. – Me dice él, le sonrío y asiento en forma de agradecimiento.

Marvin baja la mirada al documento y yo sigo con el ordenador, ahora sí tecleando.

- Aunque, para ser justos, me dijo que tenía otras muchas razones para confiar en ti. - Me da una punzada el corazón.

Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora