La mañana con Marvin resulta ser un desastre. Él está muy borde y distante conmigo. Ha perdido la poca confianza que tenía en mí. No se ha creído, y con razón, la excusa de Tobías. Quizás piense que yo lo estoy obligando a que mienta por mí. Además, la labor de informatizar toda la información resulta tediosa. Para colmo, no deja de observarme muy detenidamente ni un solo segundo para impedir que pueda leer un solo documento. Así que mi plan de asignarme un apartamento del edificio en el que estuve ayer tendrá que esperar.
Llaman a Marvin para que acuda a una reunión urgente, así que tengo que abandonar el despacho yo también. Es un alivio porque la labor de informatización, junto con un Marvin impertinente y hostil, empezaba a volverse insoportable.
Camino por la sala de personal varias veces con la intención de que me vean por allí por si Marvin le pregunta a alguien sobre mí más tarde. Tras varios paseos por todo el Departamento me dirijo al restaurante. Almuerzo despacio, pero no veo a Tobías por ningún lado. Necesito verlo y advertirlo de que lo están espiando. Además, una conversación con él, aunque sea sobre un tema de esta gravedad, hará que me olvide de Marvin durante un rato.
Subo al ascensor común y pulso la planta 25. Es la planta de seguridad, o al menos eso llegue a deducir cuando ayer estuve recogiendo informes para Marvin. La mayoría del personal son hombres, así que el baño de chicas estará más tranquilo que el de cualquier otra planta. De todas formas, coloco un cartel de averiado en la puerta. No es que sea ilegal lo que voy a hacer, pero si puedo elegir, prefiero que no lo vea nadie.
Me desnudo, cojo una toalla y me meto en una ducha. El agua caliente sobre mi cuerpo me relaja. Dentro de la ducha hay varios tipos de geles, de champús e incluso de mascarillas para el pelo. No sé cuánto tiempo exactamente estoy bajo el agua, pero sé que es bastante. Hacía días que no me daba una ducha como tal y la verdad es que me sienta muy bien. Consigo despejar la mente, aclararme algunas ideas y retomar fuerzas para seguir con la odiosa labor de informatización y de aguantar a Marvin. Creo que ahora empiezo a verlo como es él en realidad.
Salgo de la ducha tan sólo con la toalla encima. Entonces lo veo. Tobías está sentado en uno de los bancos, de espaldas a mí para evitar verme. Todo un caballero, sobre todo si pasamos por alto que ha entrado en un baño exclusivo para mujeres.
Sé que debería sorprenderme que Tobías esté aquí, pero lo cierto es que lo entiendo: he llegado con cara de preocupación, Marvin no se ha quedado muy conforme con la excusa de esta mañana y me estoy duchando en horas de trabajo. Tobías tendrá preguntas que hacerme y las respuestas no podrán esperar. Pero, ¿cómo ha sabido que yo estaba aquí? ¿Me está siguiendo? La respuesta más lógica es que él estaba en esta planta y por casualidad me ha visto entrar al baño, lo que ha debido de llamarle la atención y me ha seguido. De hecho, ésta es la planta desde la que se subió ayer cuando se unió a Marvin y a mí en el ascensor. La planta 25, seguridad. No dudo de que sea el asistente de Johanna Reyes, pero estoy segura de que es algo más. Aunque no tenga un cargo oficial, debe encargarse de algún asunto de seguridad. Si no, ¿por qué iba a espiar él al hombre aquél? Eso es una labor propia de un agente de policía, ¿no?
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Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)
Fanfic**SPOILER** * Esta historia contiene datos importantes de la saga Divergente de Veronica Roth.* Una chica llega a Chicago huyendo de su pasado, pero no llega en el mejor momento. Cuatro y sus amigos tendrán que ayudarla a la vez que evitan que la ci...