Capítulo 56

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Cuatro me ha comentado que él se encargará del grupo 1 y Lesley del 2. Le he dicho que es un alivio, pero es todo lo contrario. Sé que él intentará ayudarme a superar esta etapa, pero hubiera preferido ocultarle mis miedos. La mayoría de ellos, sino todos, estarán relacionados con mi vida pasada, la que quería dejar atrás y la que ahora tendré que revivir todos los días.

Todo el grupo 1 estamos esperando en una pequeña sala para ser llamados. Algunos están de pie, otros sentados y otros tumbados. Apenas se escuchan conversaciones. El único ruido que hay es el segundero de un reloj, que retumba en toda la habitación. En algunas caras se puede ver el miedo: el miedo al miedo. Nadie sabe lo que se va a encontrar, sólo saben que lo pasarán mal. Billy entró el primero. Unos quince minutos después entró Brenda, que lleva sobre 20 minutos dentro. Estoy segura de que Cuatro me llamará a mí ahora. Aún no han comenzado las simulaciones y ya me está ayudando. Lo mejor es ser de los primeros, así tienes todo el día para recuperarte antes de que lleguen las pesadillas de la noche. Pero es bueno tener a alguien en el dormitorio esperándote para animarte. Sólo espero que los demás no se percaten de la ayuda de Cuatro. Al se abre la puerta y Cuatro me llama. Es un alivio tener algo bajo control, aunque sólo sea el orden de entrada. La sala es pequeña. Sólo contiene el puesto desde el que se supervisa la simulación, un pequeño armario lleno de agujas y frascos y un sillón en el centro. Me siento en él sin esperar el permiso de Cuatro. Él cierra la puerta y se coloca en el puesto.

- No deberías estar nerviosa, ya sabes cómo va esto.

Suelo afrontar estos momentos con tranquilidad, pero hoy hasta yo misma me doy cuenta que aparento nerviosismo. Cuatro tiene razón, parezco una principiante. Esta noche he dormido poco y mal. Me he movido más de lo normal y de vez en cuando se me escapaba un suspiro. Él no ha dicho nada, pero ha debido de darse cuenta. ¿Pero por qué estoy tan nerviosa? Supongo que por eso mismo, porque tengo experiencia en esto. No es por lo que vaya a ver, es por lo que implica.

- Por eso mismo. Además, que haya reglas distintas para los divergentes no ayuda.

- Son normas sencillas y lógicas.

- El problema no son las normas, sino que las hayan puesto. Eso significa que estarán vigilándome de cerca. Analizarán cada movimiento, cada gesto, cada decisión, como si fuera definitiva.

Cuatro no dice nada más. Se acerca con la inyección en la mano y me retiro el pelo del cuello. Dejo al descubierto la nuca y Cuatro se queda quieto un momento y después me toca con un dedo.

- ¿Qué es esto? - Pregunta.

Supongo que se refiere al punto oscuro que aparece en mi nuca después de una inyección. Tardan semanas en desaparecer. Entonces recuerdo que sólo en el centro las inyecciones se ponen en el sistema nervioso a través de la nuca, aquí el suero se inyecta en la sangre a través del cuello. Me recuesto en el sillón para que Cuatro deje de mirarlo.

- La inyección del suero de la curación.

- ¿En la nuca? - Pregunta alarmado.

- Inyectado al sistema nervioso en vez de a la sangre hace mayor efecto.

Cuatro inyecta la aguja en mi cuello. Cojo aire y cierro los ojos.

Abro los ojos. La solería es gris, al igual que las paredes. Estoy en un pasillo estrecho del centro de vigilancia extrema. Con las manos toco ambos lados del pasillo como si tuviera miedo de que las paredes se cerrasen y me dejasen allí atrapada. Al caminar me doy cuenta de que estoy descalza. Hay una puerta al final del pasillo: es la puerta de salida que da paso a la parte de atrás del edificio. Salí por ella el día que huí del centro. ¿Este es mi primer miedo? ¿Quedarme atrapada en el centro? Sólo tengo que llegar a la puerta... Oigo unos pasos detrás de mí. Son unas pisadas profundas y constantes. No necesito mirar atrás para ver quién es, pero lo hago: Hayat. Miro de nuevo al frente. No recuerdo que la puerta de salida estuviese tan lejos. Corro hacia ella, pero mis pies me fallan. Ahora entiendo el significado de ir descalza. No tengo nada que me ayude a correr y por mí misma no puedo llegar a la salida. En cambio, Hayat calza unas botas rígidas y ligeras. Apenas he conseguido avanzar un metro cuando Hayat me alcanza y la puerta desparece. Tengo a Hayat encima, aplastándome el estómago e intentando inmovilizarme. Me resisto con todas mis fuerzas, pero sé que no aguantaré mucho. Este sí es mi miedo. Mi temor no es quedarme atrapada en el centro... es quedarme atrapada en el centro con él. Huí del centro, pero no he podido escapar de Hayat. Recuerdo que Cuatro está viendo todo esto y mi nerviosismo aumenta. La mano de Hayat toca la piel de mi muslo. Me detengo un momento para recuperar fuerzas, pues apenas puedo respirar. Hayat se acerca a mi cuello. Puedo sentir su respiración, su olor, su tacto,... Siento el pánico que nace del estómago y se extiende por todo mi cuerpo. Entonces Hayat dice algo, algo que me hace volver a la realidad:

Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora