Capítulo 23

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Zeke arranca el coche y me pide que le cuente la versión completa. Conduce de manera agresiva. Va a gran velocidad, girando con brusquedad en cada esquina. Esto me desconcentra varias veces, pero consigo contarle la conversación entre los dos hombres. Al pensar en cómo descubrí que uno de ellos era Laimute, recuerdo que Zeke estaba en aquella habitación con Tobías cuando le mandé el mensaje por debajo de la puerta. Como él no dice nada al respecto, me limito a contarle que avisé a Tobías para que fuera al despacho de Marvin y lo hizo. También le cuento cómo llegué a ese edificio y en concreto a la planta en la que me rodeó la policía. Mi historia termina y Zeke sigue sin pronunciar palabra. Así que yo también guardo silencio. El viaje llega a su fin y detiene el coche a un lado de la calle.

- ¡Vamos! – Me ordena mientras se apea del coche.

Yo me bajo también y lo sigo. Zeke entra en el edificio de apartamentos en el que pedí refugio anoche y en el que sólo conseguí que una mujer me diera un sándwich. Me pregunto si la policía tendrá algún tipo de piso secreto para interrogatorios o para presos privilegiados. Subimos por las escaleras hasta la 7ª planta y cuando veo que llama a la puerta de la mujer que me dio el sándwich me quedo paralizada. Durante varios segundos nadie responde, pero Zeke no vuelve a llamar. Me coloco detrás de él en un acto reflejo por protegerme de la vergüenza que me supone ver de nuevo a aquella mujer. Pero para mi mayor vergüenza, quien abre la puerta no es la mujer, sino Tobías, que mira a Zeke buscando una explicación de la visita a estas horas.

- Tenemos un problema. – Dice Zeke.

Tobías frunce el ceño. Zeke se gira, me coge de los hombros y me coloca frente a Tobías. Hace un gesto para que entremos y Zeke, quien todavía me tiene agarrados los hombros, me dirige hacia el interior de la casa. Me suelta cuando entramos al salón. La casa no dispone de ornamentación, tan sólo se ve una mesa, varias sillas y sillones y algún pequeño armario. Zeke se sienta en una silla y me coloca otra para que me siente. Lo obedezco. Tobías entra por el pasillo y habla con la mujer. Ahora la entiendo: claro que temía que yo pasara la noche allí, su hijo tiene un importante cargo, meterlo en líos no habría pasado inadvertido. Supongo que le dice algo para tranquilizarla, porque la mujer, aunque a regañadientes, se adentra en la casa y Tobías vuelve al salón y se sienta en otra silla.

- ¿Qué ocurre? – Dice Tobías mirándonos a los dos, esperando que alguien le explique algo.

- Supongo que Zeke querrá comprobar si te dije...

- Ssshh. – Me chista Zeke enfadado. – Déjame a mí. – Y hace una breve pausa. – La hemos encontrado intentando escapar del edificio que está enfrente de la Torre Willis.

- ¡No estaba intentando escapar! – Exclamo furiosa.

- Ssshh. – Vuelve a chistarme Zeke y eso me enfurece aún más. – Ha dado su versión sobre una conversación que escuchó anoche y dice que te la contó esta mañana, pero quiero oírlo de tu boca.

- Vamos, Zeke, no pensarás que ella...

- Lo que yo piense no importa, pero, o tú versión coincide con la suya, o no podré hacer nada. Y lo sabes, Cuatro. 

Otro comienzo más (fanfic saga Divergente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora