xxi.

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Isagi observa en silencio los movimientos de Rin, la forma temblorosa que tiene de salir de su interior para levantarse y luego estirar sus brazos que se encuentran tensos por el esfuerzo de mantenerse sobre él sin aplastarlo.

Rin estira su cuerpo, puede verle el cabello húmedo de sudor golpeando su frente mientras sigue aún desnudo mostrando las marcas en su piel que empiezan a enrojecer, y tira el condón usado en un cesto de basura en la esquina de la habitación, que sorprendentemente al ser una casa tan cara, no tiene baño incorporado. Supone entonces que es por ser una habitación de invitados, lo cual está bien, lo que menos quisiera es profanar la habitación de alguno de los dueños de la casa.

—¿Qué haces? —pregunta Yoichi al ver a su acompañante revisar los cajones de la cómoda junto a la cama.

—Busco algo para limpiarte. —contesta, antes de extenderle una caja de pañuelos de papel que encontró, tomando uno de ellos para limpiarse a sí mismo.

Isagi la acepta murmurando un agradecimiento, limpia su abdomen y aparta los mechones que se interponen en su visión, para seguir con sus ojos los movimientos que Itoshi hace alrededor de la habitación.

—¿Qué tanto me miras, Yoichi?

Rin se agacha para recoger su ropa interior, y se levanta con lentitud a medida que sube la tela a través de sus piernas. 

—¿Acaso estás desfilando para mí? —pregunta Isagi con una sonrisa ladeada y apoyando la barbilla en su mano para verlo mejor.

—Ya quisieras. —responde con una risa ronca antes de lanzarle el boxer al chico que aún se mantiene acostado. Yoichi no hace ningún amago de recogerlo.

—¿Vas a irte ya? —Isagi odia la forma decepcionada en la que suena su voz. Así que enseguida vuelve a traer la sonrisa divertida a sus labios para luego hablar con ironía: —Vaya, me siento usado.

—No planeaba irme, simplemente no me gusta acostarme desnudo. —contestó el aludido, abrochando los botones de su pantalón. —Es incómodo.

—Uhm. Es válido, aunque a mí me da igual.

Isagi se estira en la cama hasta que sus huesos crujen ligeramente, y no puede evitar la mueca que se forma en su rostro al sentir un punzada de dolor en la parte inferior de su cuerpo.

Hay algo extraño en lo que pasa después de llegar al clímax, cuando la temperatura está bajando, los corazones empiezan a calmarse, y los retazos de dolor empiezan a hacer presencia en sus cuerpos. Es una extraña atmósfera de intimidad la que les rodea en ese momento. Cuando Yoichi vuelve a abrir los ojos, puede ver a Rin observándolo a él, y hay algo en su mirada que lo hace temblar.

—¿Qué...?

—¿Puedo fotografiarte? —pregunta de forma repentina. Isagi se sobresalta, sin saber qué decir o como reaccionar.

—¿Qué? ¿Te refieres a...? ¿Desnudo?

—Muestra solo lo que tú quieras mostrar, pero por favor, déjame fotografiarte. Así, como estás justo ahora.

—¿Por qué?

—Porque para mí, justo ahora, eres arte.

Isagi jura que en ese momento, joder, en ese puto momento podría haberse enamorado de Rin. Y es tan lamentable y doloroso pensar de esa forma, dejarse caer e ilusionarse tontamente ante unas pocas palabras que cualquier otro podría decir, pero nunca nadie le ha dicho y hay algo en la forma que tiene Rin para decirlo, para expresarse y para hacerlo temblar que lo ha hecho sentir cientos de cosas que no había sentido en meses, todo en cuestión de un par de horas. No lo conoce, no sabe nada de él más allá de lo que le ha dicho en esta noche y no sabe si está conociendo al verdadero él, o a la versión ebria de su persona, no tiene ni idea de nada pero aún así su corazón tiene el atrevimiento de latir de forma descontrolada contra su pecho.

—De acuerdo.

Tal vez esté mal pero se siente tan bien.

Perspectivas. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora