xviii.

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Rin se está riendo y ni siquiera sabe cuál es la razón.

Tal vez se ríe porque aunque esté algo opacada por la música y los gritos del resto, la risa de Isagi sigue siendo lo bastante audible y es completamente contagiosa.

Su mejilla aún se siente cálida y cosquilleante después de las caricias que dejó el más bajo, pero ahora las manos de Yoichi volvieron a sus caderas indicándole los movimientos que debía seguir. Y a Rin por primera vez en su vida le da igual dejarse guiar por alguien más.

—¡Eres tan hermoso cuando ríes! —Isagi tiene que hablar en voz alta para dejarse oír, acercando sus cuerpos un poco más.

Y Rin se siente un poco avergonzado por primera vez en mucho tiempo, porque hay algo diferente ahí, una connotación y un significado diferente, porque guapo” es algo que ha escuchado antes, algo que le han dicho muchas veces antes pero “Hermoso”.

Mierda. Hermoso por alguna razón, le acelera el corazón.

Rin aparta la vista, sin querer que Isagi note la vergüenza repentina que lo embargo, pero cuando mira a la derecha, un poco más allá, puede ver el cabello rubio de mechones rosas de aquel que ha estado molestandolo gran parte de la noche.

Los ojos rosas de Shidou voltean en su dirección, y Rin se suelta del agarre de caderas de Isagi.

El de ojos azules lo observa con sorpresa y algo de miedo debido a la forma repentinamente agresiva que tuvo para alejarse, pero el más alto no le permite hablar porque lo sujeta del brazo y empieza a hacerse paso entre las personas para salir de la habitación.

—¡VUELVE AQUÍ, PESTAÑAS! ¡NO SEAS COBARDE!

Rin se muerde la lengua para evitar gritarle de regreso, porque eso sería una confirmación indudable de que realmente estaba ahí, y su plan era perderse entre la multitud de personas.

“No soy un cobarde” pensó. “No soy un cobarde porque solo quiero que me dejen disfrutar de la fiesta en paz”.

No todo tiene que girar en torno a esos dos. Su vida está más allá de Sae, que aunque nunca dejaría de ser algo importante, no tenía que ser el centro de esta, cómo le había dejado claro. Y no, las cosas no debían ser resueltas solo cuando Sae quisiera.

Y eso era obviamente lo que quería Shidou, arrastrarlo una vez más para hablar con Sae, pero estaba cansado de esa mierda y no iba a volver a discutir porque al fin había conseguido una buena razón para quedarse en la fiesta y no planeaba arruinar su humor con otra discusión.

¡Maldición! ¿Cuántas veces había discutido hoy con esos dos? ¿No estaban igual de hartos que él?

Consiguió salir al pasillo que seguía estando oscuro como hace unos minutos cuando pasaron por ahí, pero Isagi se aparta de su agarre mirándole con sorpresa.

—¿Qué sucedió, Rin? Creí que estábamos divirtiéndonos allá. —Hay una mueca de preocupación en el rostro del más bajo, y sus ojos azules reflejan ese sentimiento.

—Lo sé pero el novio imbécil de mi hermano estaba ahí, y empezó a gritarme para que vaya con él. —respondió con una mueca de molestia.

—¿Y no quieres ir? Ya sabes, para resolver las cosas con tu hermano. —Isagi se mostró comprensivo porque aunque no entendía del todo la situación, no le parecía mal que pudieran resolverla.

—Si lo veo ahora mismo, probablemente me gritará o yo le gritaré porque discutimos hace poco. Necesitamos tiempo separados. —explicó, porque sin importar que tan terco sea Sae, es lo correcto, porque Rin no está huyendo, simplemente está dándoles tiempos para calmarse. —Y quiero quedarme.

—¿Quedarte? —Puede distinguir que el tono de Isagi es una insinuación mezclado con una risa. —¿Quedarte conmigo?

—Sí, solo si me dejas estar contigo.

—¿Por cuánto tiempo?

—El que quieras.

—¿Y en qué sentido estarás conmigo? —Isagi se acerca, hipnótico y atrevido, sus manos suben por las caderas de Rin, deslizando sus dedos por debajo de su camisa, alcanzando a tocar la piel cálida de su abdomen con los dedos fríos.

—En...

—¡PESTAÑAS!

Rin se asusta por lo cercano que es ese grito, y no le da tiempo de reaccionar cuando Isagi lo empuja contra la pared.

Yoichi lo abraza por el torso y ambos se ocultan al lado de un librero que les da la oportunidad de pasar desapercibidos debido a la poca luz que se cuela por el pasillo. Escuchan la respiración de Shidou, y la maldición que suelta al no ver a Rin por ningún lado, luego sus pasos alejándose.

Sus respiraciones se mezclan debido a la cercanía, y los ojos de ambos se encuentran, entonces es casi automática la forma en la que ambos empiezan a sonreír y a reírse en voz baja.

—No iba a permitir que tu cuñado me robe este momento. —dijo Isagi con una sonrisa coqueta en el rostro, acercándose hasta casi rozar sus labios. —Dime lo que ibas a decir antes que nos interrumpieran.

—Pregúntame de nuevo...

Hay una emoción extraña en el interior de Rin que lo hace sonreír y  no puede evitar burlarse, mientras sujeta la cintura de su acompañante.

—¿En qué sentido estarás conmigo? —susurra Isagi contra sus labios. Y Rin desaparece totalmente la mínima distancia que existía antes.

Rin besa a Yoichi con fiereza pero de forma tan lenta que es casi una tortura, pero son solo sus labios los que se juntan porque el de ojos turquesa no le permite el paso a la lengua de su acompañante solo por el simple hecho de molestarlo. Itoshi se separa, para morderle el labio inferior mientras lo escucha jadear cuando tira de su labio y lo apreta entre sus dientes.

Cuando lo suelta, Rin junta sus frentes, mirándolo a los ojos mientras respiran con pesadez.

—En el sentido que quieras. —responde con la voz ronca, acercándose de nuevo para rozar sus labios mientras habla. —Dime hasta donde quieres llegar y llegaremos ahí, Yoichi.

—¿Estás seguro?

—Completamente.

Y Rin debe admitir que la sonrisa traviesa que se forma en los labios de Isagi es, sin dudas, preciosa.

Perspectivas. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora