Perdido, otra vez

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Gotas, gruesas y enormes gotas se estrellaban en las ventanas, y Beomgyu, absorto en los dedos de sus manos, parecía ni siquiera darse cuenta.

- Estás... ¿Bien? - Preguntó Sangah, cuando su novio llevaba —practicamente— toda la tarde sin decir una sola palabra.

- Sí. - Susurró el pelinegro, que no podía parar de pensar en lo que había pasado unos minutos atrás, cuando aún se encontraba con Taehyun. - Estoy disociado.

- ¿Es porque está lloviendo? Podemos cambiarnos de mesa a una que no esté junto a la ventana. - Dijo ella, señalando las el agua que golpeaba bruscamente a su lado.

Beomgyu miró el exterior, contemplando el cielo gris a través del cristal, estaba tan distraído, que ni quisiera había notado cómo afuera el cielo se caía a pedazos.

- Estoy bien. - Musitó, apretando sus manos sobre sus muslos, tratando de secar un poco el sudor que emanaba de ellas, porque estaba nervioso.

La tensión en el hospital, la situación, el lugar, lo que había escuchado y lo que había dicho, retumbaba en su mente en un incesante tamborileo que golpeaba una y otra vez.

Su novia lo vio llegar corriendo hasta el recibidor, lo recibió en sus brazos y sin decir más que un hola, se fueron caminando juntos —y en silencio— hasta un restaurante cercano, uno que Beomgyu ya conocía, aquél donde Hueningkai pasaba sus fines de semana trabajando. La chica fue la encargada de pedir la mesa y ordenar algo para comer, y aunque quiso iniciar una plática, Beomgyu parecía aún más ausente que de costumbre.

¿Y cómo no estarlo? Si acaba de tener un momento un poco —muy— agobiante, su cerebro no podía dejar de maquinar muchos escenarios, muchas otras realidades, muchas otras opciones.

- Bien, aquí está, crema de champiñones para la señorita y crema de elote para el joven, disfruten su comida. - Una mesera joven interrumpió su silencio, dejándoles sobre la mesa su pedido.

- Gracias. - Susurraron a unísono.

Beomgyu fue el primero en comer, no porque estuviera particularmente hambriento, sino porque quería evitar a toda costa tener que hablar.

Sabía que tenía un tema pendiente, sabía que tenía que proponer la mudanza, sabía que tenía que estar con Sangah, pero se sentía imprudente, más ahora, después de lo que había hecho.

Un trueno lo hizo estremecerse, trayendo consigo el recuerdo de lo que había pasado.

Taehyun lo vio colgando la llamada y guardando de nuevo su teléfono celular.

- Lo siento. - Susurró. - Era importante. - Sonrió levemente, acercándose de nuevo a la camilla para sentarse a su lado.

- ¿Quién era? - Preguntó Tyun, más rápido de lo que su mente pudo reaccionar, porque en realidad, era algo que no quería saber.

- ¿Hmm? - Beomgyu lo miró, sin saber que contestar en realidad.

Trató de hablar, pero sentía su lengua adormilada, como si no pudiera mencionar una sola palabra, enredándose un nudo en su garganta. No entendía por qué lo pensaba tanto, una y otra vez, mientras los interminables segundos de silencio empezaban a sentirse extremadamente ruidosos.

¿Por qué lo analizaba tanto? ¿Por qué le costaba tanto? ¿No se supone que Sangah era alguien a quien debía presumir? Era su novia, la que todos consideraban el amor de su vida y, sin embargo, no quería presentarla como tal, no a Taehyun.

La culpa lo empezaba a carcomer por dentro, ¿qué le pasaba? ¿Por qué no simplemente hablaba de ella?

- Su nombre es Sangah. - Logró formular, con una voz baja y ahogada, bajando la mirada hacia sus manos sudorosas, con las cuales jugaba por encima de su regazo.

ALBA | taegyu TXTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora