Perdido, perdido

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Los corazones en sintonía siempre fueron la mayor debilidad de Beomgyu, porque sentía que pertenecía a alguien, porque cuando sus latidos se coordinaban con los de otra persona, lograba sentirse en paz, tan calmado como un bebé cuando bebe leche materna, tan tranquilo como un niño luego de encontrar a su madre al perderse en el supermercado.

Siempre pensó que el latir conjunto e incesante significaba algo más que un simple fenómeno biológico, para él significaba amor puro; sin embargo, esa noche, mientras sus brazos rodeaban el delgado cuerpo de Sangah, su corazón no lograba sentirse del todo bien. Por un lado, la respiración de su novia lograba mantenerlo en la realidad, mezclándose con su propio aliento debajo de las sábanas de su cama, pero por otro, se daba cuenta que su pecho no rebotaba de la misma forma que el suyo, estaban descoordinados y no lograba entender el porqué, si habían pasado el suficiente tiempo acostados uno al lado del otro para que sus ritmos se conectaran, ¿era la primera vez que pasaba? ¿O la primera vez que se daba cuenta?

Con cuidado, se separó un poco de ella, buscando hacer el menor movimiento para no despertarla, reemplazando su cuerpo con una almohada, antes de pararse al pie de la ventana para observar la lluvia caer sobre la ahora oscura Seúl. Miró al cielo, encontrándose con las estrellas opacas por culpa de la contaminación, maldiciendose mentalmente por pensar en algo más que no fuera la chica recostada en su colchón, maldiciendose mentalmente por pensar en Taehyun en un momento que se supone era tan íntimo.

¿Qué haces tú ahora, hmm? ¿Piensas en mí con la misma intensidad con la que yo te pienso? Necesito un balde de agua fría.

Revolvió su cabello, harto de tener que usar su cerebro por tanto tiempo durante ese día, no sabía por qué se aterraba tanto de sólo imaginarse con alguien más, no sabía que tanto impacto estaba teniendo Taehyun en el fondo de su pecho, pero de la misma manera, no sabía como sacarlo de su interior sin joder lo que estaban logrando. Y entonces tuvo que suspirar, cayendo en cuenta que si buscaba arreglar su relación, tenía que hacerlo pronto, antes de que su cerebelo empezara a gritar y reclamar aún más fuerte el calor de otra persona, porque no podía estar al lado de Yoon Sangah, pensando en Kang Taehyun.

Volvió a la cama cuando sus pies se helaron por culpa de la fría madera de su habitación, acurrucandose contra el cuello de su chica, inhalando su perfume, buscando algo de confort en aquel aroma floral típico del suavizante con el que lavaba su ropa. Sintió el cuerpo más pequeño removerse entre sus brazos antes de darle la espalda, quedando su nuca a la altura de sus ojos, dándole el permiso implícito a descansar su cabeza sobre ella, haciendo que Beomgyu obedeciera su instinto y la rodeara por la cintura para mantenerla cerca, para sentir que aún había algo vivo entre ambos.

Pronto, el sueño lo venció.

De todas las formas en las que Beomgyu le hubiera gustado ser despertado, con gritos de euforia no era su más favorita. Ni siquiera lo vio venir, estaba tan tranquilo en su sueño cuando de pronto escuchó una voz un poco familiar y el peso de alguien encima suyo.

Hizo su mayor esfuerzo para no agitarse, aunque en realidad estaba asustado y físicamente imposibilitado a mover ni una sola extremidad.

- ¿Qué...? - Logró formular una vez sus ojos se abrieron, encontrando una melena rubia y alborotada haciéndole cosquillas en la punta de la nariz.

- ¡Hyuuung! - Chilló el cuerpo encima suyo, armonizando con las risas femeninas provenientes de la puerta de su habitación.

- ¿Hueningkai? - Dudó, haciendo fuerza en sus brazos para liberarse del agarre y separarlo, porque debía estar alucinando, anoche durmió con su novia, no con su amigo.

- Annyeong~. - Canturreó, dedicándole una primera sonrisa antes de salir por completo de su cama y ponerse al pie de ella, dejándolo -al fin- carburar lo que estaba sucediendo.

ALBA | taegyu TXTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora