Imposible

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Nunca en su corta vida, Hidan había presenciado tal silencio, era uno bastante pesado e incómodo. 

Adelante caminaba Itachi, con su vista fija en el camino, y hasta atrás se encontraba Deidara moldeando unas pequeñas esculturas. 

El jashinista apretó los dientes frustrado por tal situación, ahora que se daba cuenta, era la primera vez que hacía una misión con ese par sin que estuviera alguno de sus superiores. 

Y en un intento por quebrar el hielo, el fanático decidió abrir la boca para preguntar sobre la misión. 

-Comadreja, ¿nos falta mucho para llegar?, mis pies me están matando- 

El Uchiha giró un poco su cabeza antes de responderle. 

-Tendrás que aguantar un poco más, pues todavía debemos rodear una montaña antes de llegar a nuestro objetivo- 

El mayor estaba a punto de quejarse, pero la risa del rubio lo dejó quieto. 

-Jajajajaja vaya estupidez, hm- dijo Deidara para acercarse a su compañero de grandes ojos violetas y lanzar una figura frente a él. 

Lo siguiente que pasó, fue que un enorme dragón se hizo presente, haciendo retroceder un poco a los ninjas ya que su gran tamaño acaparaba gran parte del sendero. 

El Uchiha soltó un suspiro comprendiendo las intenciones del artista. 

-Deidara, no me parece que sea una buena opción, si volamos en eso llamaríamos demasiado la atención- señaló Itachi con la esperanza de hacer entrar en razón al menor. 

-Si deseas llegar a pie es muy tu problema comadreja, pero Hidan y yo nos vamos, hm- el chico de las explosiones se subió a su obra de arte y para meter más presión al asunto, miró fijamente al jashinista. 

Sintiéndose acorralado, al creyente no le quedó de otra más que seguir a su amigo. 

Ya arriba, los chicos estaban por despegar, pero entonces el Uchiha dió un saltó aterrizando a un lado del rubio. 

-No puedo dejarlos solos, necesitarán de mi ayuda para completar esta misión- comentó Itachi para después caminar al otro extremo del dragón y sentarse. 

Enojado por las palabras de ese chico tan presumido, Deidara apretó los puños tratando de no perder el control y más porque ahora debía dirigir aquella escultura. 

Nuevamente todo estaba en total calma, lo que volvió a poner inquieto a Hidan, que no estaba acostumbrado a la fría indiferencia sino al trató agresivo. 

"¿Por qué demonios tengo que soportar a estos paganos de mierda, cuando podría estar en el cuarto con Kakuzu?" pensó el fanático, pero entonces recordó que tenía una pregunta pendiente con el Uchiha. 

Y aprovechando que Deidara estaba en la cabeza de esa figura, se deslizó con cuidado hasta quedar a un costado del chico de grandes ojeras. 

-Comadreja, tengo que hablar contigo- susurró Hidan esperando que este estuviera dispuesto a platicar. 

-¿Qué es lo que pasa?- dijo Itachi en voz baja. 

-Veras, desde que el anciano y yo nos hemos conectado, pues me he sentido un poco raro- confesó el mayor. 

-¿De qué estás hablando?- 

-Mi cuerpo se siente ansioso, por las noches me cuesta dormir, últimamente no puedo concentrarme en nada, todo me desespera, por eso quería preguntarte si esto tiene que ver con la fusión- 

Itachi meditó unos segundos tratando de recordar algo que pudiera explicar los síntomas de su compañero. 

-Ahora que lo mencionas, sí he escuchado que hay ciertos peligros con la conexión- 

Kakuhidan "La máxima conexión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora