Propósito

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Una vez que los primeros rayos de luz se asomaron por las imponentes montañas. Las fusiones alistaron sus cosas para seguir con aquella misión.

Seito que ya tenía más confianza en sus movimientos, logro seguirle el paso a Kazuki, que parecía bastante feliz con su presencia. 

Ambos caminaron sobre un hermoso río, viendo como los peces nadaban alrededor de sus pies, casi como si fuera una danza. 

El más bajo sonrió al contemplar tal espectáculo, pero entonces la inseguridad volvió a apoderarse de todo su ser, no dejaba de preguntarse si su existencia tenía un propósito en especial o tal vez solo era un simple capricho por parte de los artistas. 

Angustiado, decidió colocarse al lado del más alto para escupir todo lo que agobiaba su alma. 

-Kazuki, ¿qué se supone que debemos de hacer?, ¿a que hemos venido exactamente a este mundo?, hm- preguntó el joven de ojos claros. 

El religioso le dedicó una mirada llena de confusión antes de responderle. 

-No lo sé, es decir, no creo que Kakuzu o Hidan me hayan creado para cumplir algún deseo, creo que solo soy la prueba de que ellos tienen un vínculo especial, mi presencia solo es eso, y para ser honesto no aspiro a más- sé sincero la fusión recordando la primera vez que fue consiente de su formación. 

Aunque esa respuesta decepcionó al chico, no quería resignarse a ser solo un anhelo, debía marcar en este mundo algo importante, dejar su huella para que todos supieran que era la obra máxima de aquel dúo tan singular. 

Seito apretó los puños, decidido a dar su máximo esfuerzo. 

-Si tu eres feliz con solo existir esta bien, pero yo estoy destinado a la grandeza, solo dame algo de tiempo y haré que cada persona en el planeta conozca mi potencial, hm- 

Pero su aire de grandeza le duró muy poco, ya que nuevamente había sido atrapado por los fuertes brazos del inmortal. 

-¡Eres tan pequeño, lindo y feroz, me encantas enano!- dijo Kazuki depositando un beso en la frente del artista, y claro que eso enfureció al menor, que no dudó en sacar de su brazo una kunai empapada con veneno. 

-¡TE DIJE QUE NO ME TRATARAS CÓMO UN MALDITO JUGUETE!- y sin piedad, Seito apuñaló a Kazuki justo en el abdomen. 

Los dos permanecieron inmóviles unos segundos, hasta que el chico escándalos perdió fuerza en las piernas, para luego caer de cara contra el suelo. 

-Valió…..la….pena- murmuró la fusión sintiendo como su cuerpo era intoxicado. 

Seito se llevó ambas manos a la boca, arrepentido por ese ataque. 

-¿¡TE ENCUENTRAS BIEN!?- dijo el más bajo para ponerse de rodillas y colocar el rostro del mayor sobre su regazo. 

Kazuki le dedicó una sonrisa burlona, disfrutando de las atenciones de ese lindo ángel. 

-Me equivoqué contigo, en realidad eres un demonio, uno muy adorable- dijo el fanático mientras le picaba la nariz al artista de forma juguetona. 

-Cierra la boca y deja de moverte, o el veneno se expandera más, hm- señaló Seito sujetando la mano de su compañero. Tenía la intención de extraerle aquel líquido morado, cuando el ruido de unas pisadas dejó a ambos quietos. 

Los chicos fruncieron el ceño tratando de adivinar que amenaza estaba por llegar a ellos, pero quedaron en shock al ver que de la vegetación aparecieron Itachi y Kisame. 

El espadachín los examinó de pies a cabeza para después esbozar una enorme sonrisa que dejó a la vista sus enormes y afilados colmillos. 

-¡Owwwwwwww!, ¡mira eso, para que Zetsu nos dijo la verdad, una nueva fusión se ha revelado ante nosotros!- comentó el hombre tiburón emocionado por tener un nuevo aliado. 

Por su parte, el Uchiha alzó una ceja notando como el tono de piel de Kazuki se hacia cada vez más gris. 

-¿Qué fue lo que pasó?- preguntó la comadreja ignorando por completo la presencia de Seito, cosa que molestó al artista. 

-Te diré lo que pasó, pequeño topo, este maldito pagano de mierda me atravesó el estómago con una de sus afiladas armas envenenadas- dijo Kazuki lamiendo la mano del más bajo para que este lo liberará. 

Totalmente asqueado, el chico de cabello anaranjado retrocedió haciendo que la fusión del dúo zombie regresara al suelo. 

Itachi le dedicó una pequeña sonrisa al inmortal antes de incorporarlo de modo que quedará recargado en él.

-Supongo que te lo ganaste- comenzó el joven de grandes ojeras. 

-¿Qué te puedo decir comadreja?, soy débil ante las cosas patéticas y tiernas- admitió la fusión de los inmortales. 

Aprovechando que Itachi cuidaba al hombre problemático, Kisame decidió interrogar al joven artista. 

-¿Cómo te llamas pequeño?- preguntó el mayor sin saber que ya había provocado el enojo en su aliado. 

-Puede decirme Seito, es un placer conocerlo, Kisame-san, hm- 

De golpe, las frías manos del espadachín sujetaron las tibias mejillas del artista, provocando una gran incomodidad en el más bajo, no estaba acostumbrado a tanta cercanía. 

-De verdad que eres una cosa única, incluso más interesante que Kazuki, ahora entiendo porque Tobi estuvo raro cuando se enteró de su presencia- 

La cara de Seito se deformó dejando a la vista de los presentes una expresión de angustia y horror. 

-N-No puede ser, ¿Tobi se enteró de esto?, hm- 

-Bueno, nosotros no le comentamos nada, fue Zetsu, al parecer se lo topó unos kilómetros antes y le contó cómo surgiste- Kisame tenía el presentimiento de que había revelado algo malo. 

Seito comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho, uno que ya no le permitía respirar, en pánico se recargó en el árbol más cercano asustando al grupo. 

-¡NO, ESTO NO DEBÍA PASAR ASÍ!- gritó la fusión sujetándose la cabeza. 

Los tres ninjas quisieron calmarlo pero este solo se ponía más y más agresivo. 

-¡PARA, HARAS QUE NÓS QUEBREMOS!- 

Seito ahora tenía la mano en el cuello, dejando unas intensas marcas. 

-¡BIEN, LÁRGATE!- 

Una gran explosión, hizo que los artistas aparecieran, rodando por el suelo, dejando a los presentes en serio sorprendidos. 














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