Capitulo 1

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"Por favor nyra, te lo suplico..."

"Callate"-dijo Rhaenyra con voz fuerte, si bien es cierto que es omega, es una de las omegas más fuertes que ha existido en la línea Targaryen- "no tienes derecho de decirme así, para ti soy Rhaenyra Targaryen, jefa de los Rocadragon, así que no me hables con tal falta de respeto".

Alicent estaba totalmente asustada, sabía que Rhaenryra seguía enojada pero pensó que tal vez con la muerte de su padre podría olvidar lo que pasó y ayudarla, gran error.

"Lo siento Rhaenyra, pero por favor entiéndeme no se que hacer, estoy desorientada y vulnerable, mis hijos y yo no tenemos protección de nadie, por favor no te pido que me protejas a mi, no es necesario, solo necesito que ayudes a mis hijos, te lo pido".

Rahenyra la observo por unos segundos, si bien su rencor contra ella seguía, también sabía que en cierta manera eran sus hermanos y al ser también omega sabía que el mundo era muy malo contra ellos, así que no podía dejar a 4 omegas a la merced de esta sociedad sucia y malvada.

"Esta bien, puedo hacer algo por ti"- dijo con una voz demasiado neutra- "se que tus tres hijos mayores son omegas y el menor es alfa, así que te propongo esto pueden quedarse en unas de las habitaciones de la mansión de unas de las mansiones a las afueras de Rocadragon, tu y tu hijo Daeron, el cual se que tiene 16 años, la edad adecuada para que empiece a entrenar para nosotros, será un gran guardia en el futuro".

"Y ¿mis otros hijos?"- pregunto temerosa

"Tienes que entender que todo es un negocio y si bien, se perfectamente que podrían ser guardias al igual que tu otro hijo, tengo algo mejor en mente"- ahora su mirada se volvió más aterradora y su voz aún más fuerte- "ellos se quedarán en la casa principal, servirán para complacer a nuestros hombres, pero tienes que dar su consentimiento, no tendremos nadie aquí que no desee estar, pero estas son las condiciones,  cada uno tienen que ayudar al negocio y esa es la mejor forma".

Alicent no sabía que hacer, ni que decir si bien les estaba ofreciendo su ayuda y protección y al menos uno de sus hijos tendría un buen futuro, los otros tendrían casi el mismo destino que ella tuvo en su momento, ser solo un objeto para aquellos alfas que los quieren para una noche y después ser desechados, pero aunque le doliera no tendría más opción.

"Acepto, pero por favor que no sean malos alfas, te lo pido".

Rahenyra la miro y aceptó,  no creyó que aceptara tal oferta tan atroz, pero no podía esperar nada menos de la mujer que fingió ser su amiga para acercarse a su padre, así que su ira aumentó.

"Me alegra que aceptaras, así que trae a tus hijos hoy mismo, ya tengo quienes puedan darles un buen uso, además un auto te recogerá a ti y a Daeron para esta noche ya estará todo arreglado, así que si me disculpas tengo cosas que hacer Alicent, que tengas buen día".

Y así salió de la cafetería donde se había encontrado, dirigiéndose a sus lujosos autos, con sus guardias de la familia Higthower esa que antes pertenecía y ahora solo era una desconocida, suspiro y salió del lugar hacia su casa para dar esta terrible noticias a sus hijos.

"No lo podemos aceptar, por favor madre esto no es bueno, se que estamos arrinconados pero podemos salir adelante solos, no necesitamos nada de esa familia"- afirmó Aemond después de la terrible noticia que le dio su madre, estaba furioso, no quería se el juguete de esa familia.

"Entiéndeme, no hay nada que podamos hacer, somos 4 omegas y si bien tenemos a Daeron, falta mucho para que sea alguien, prometo que no será tan malo como parece así que por favor has lo que te pido y recoge tu cosas, ya casi vienen por nosotros".

Aemond no lo podía creer, iba a ser vendido  a esa asquerosa familia, pero era cierto además de omegas son bastardos, no tenían nada era su mejor opción aunque humillante, así que no dio más objeción y se fue al lado de sus dos hermanos a recoger sus cosas.

"Ve el lado positivo, tal vez un fuerte alfa se enamore de alguno de nosotros y así tendremos protección- dijo Aegon con su humor enfermizo siempre".

"No seas idiota, quien se atrevería a tener una relación con los bastardos del difunto viserys tarharyen, estarían locos si lo hicieran"- dijo Aemond con desilusión y odio, nadie en su sano juicio se metería con ellos, si bien era conocido que la belleza de los bastardos está radiante, seguían siendo eso, bastardos y no había nada que podría hacer con eso".

"Vamos no seas así, tengo un buen presentimiento de esto"- dijo helaena con su voz tranquila y delicada.

"Siempre dices eso y sale peor"- rezongo Aegon.

"Da igual, empaquen todo y vamos, estos serán días largos para todos"- y con estos Aemond termino la conversación y siguieron haciendo todo en silencio, rogando que esta situación no se volviera peor de lo que suena.

Sus caminos se separaron al llegar a los autos, su madre y Daeron subieron a los autos, mientras que Helaena, Aegon y él subieron al otro, el auto se puso en marcha hacia la mansión principal de los tarharyen, la mansión Rocadragon, un nombre digno de los Targaryen ya que manejaban toda esta ciudad y son totalmente intocables, pensar que venían de la misma familia era casi inimaginable ya que ellos vivieron toda su vida la otra cara de la moneda el desprecio de la sociedad.

Llegaron a la mansión y los recibió Rhaenyra, con su gran presencia, si la vieran a primera vista nadie nunca pensaría que es una omega, es demasiado imponente y fuerte para serlo, la suerte de esta omega sobre pasa cualquier regla de este mundo- pensó Aemond viéndola desde su lugar.

"Mis queridos hermanos"- hablo con cierta gentileza que si bien no quería, sonaba totalmente hipócrita - "me alegra tanto tenerlos aquí ¿fue bueno el viaje?"

Los tres asintieron que simpleza, sabían que no importa lo que dijeran, ella igual no le importaría.

"Que gusto, bueno creo que ya saben la razón para estar aquí"- los tres volvieron a asentir-" excelente así que le sugiero que sigan a Lyman, es el encargado de mostrarle las casa e indicarles su trabajo, así que bienvenidos"- termino diciendo con una sonrisa algo sombria y se fue por la puerta de entrada.

Los hermanos solo se vieron entre ellos y siguieron al señor, hasta un pasillo largo y oscuro que llevaba a una gran puerta al abrir esta, se logró visualizar muchos otros omegas, si bien el lugar se veía limpio y hasta elegante, pero eso no ocultaba su triste realidad, todos eran juguetes de los alfas de esta mansión.

"Aquí residen todos los omegas de descanso, asi que tomen una cama, organicen sus cosas y nos veremos a las 9 en el gran salón, allí los esperan para su primer trabajó".

Dijo sin más, retirándose del lugar, ellos fueron entrando al lugar y solo veían como el resto de omegas los veían, unos con superioridad, porque sabían bien quienes eran, pero eso no evitaba que todos sintieran lo mismo, miedo y envidia ya que la belleza de los tres Higthower era innegable y eso haría que muchos alfas se pelearan por la noche con ellos, lo cual sería malo para el resto de omegas. Pero eso no le podría importar menos a los hermanos, de igual forma todo esto sería un infierno, afortunadamente encontraron 3 camas juntas y se acomodaron allí, mientras daba la hora de ir a su lamentablemente destino.

Mi único Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora