Mientras caminaba por los pasillos de la mansión se comenzaba a sentir ansioso preguntándose como terminará esa noche; después de unos minutos llego a la puerta, quería correr del lugar, quería correr al lado de Lucerys, se sentía seguro a su lado y quería volver a sentirse así, pero no podía echarse para tras, así que decidido entró a la habitación.
Miró entre la multitud buscando al alfa, pero no lo vio, se sintió algo aliviado, pero tampoco era como si pudiera bajar la guardia, sabía que cualquier de los alfas que estaban en el lugar podría tomarlo y si alguno le apetecía hacer algo, él debía cumplir sus deseos.
Mientras más avanzaba dentro de la habitación se empezaba a sentir mareado, todo el lugar le parecía repugnante, pero por más que su corazón y todo su cuerpo le rogaba que huyera de ahí.
Se sentó en unos de los sillones esperando, no sabía realmente cómo debía comportarse, Healena no estaba acompañándolo, ya que le pidió que se quedara en la habitación esperando por Aegon por si volvía y necesitaba ayuda.
Estuvo esperando un rato hasta que pudo ver como un alfa se acercaba, tenía una risa aterradora, una que lo hacía sentir inquieto, como si algo aterrador fuera a pasar.
Cuando el alfa llega donde él, lo toma del brazo para llevarlo a otra mesa donde estaban otros 5 alfas, entre ellos el alfa de esta mañana, el causante de todas sus pesadillas en estos momentos, estaba postrado en el sillón como si fuera el rey del lugar y cada paso que daba hacia él, más le temblaba el cuerpo, sentía que en cualquier momento su cuerpo iba a dejar de responder y caería, cuando llegó a donde estaban se quedó de pie frente a ellos temiendo de lo que podrían llegar a hacerle.
"¿Y bien?"- dice el alfa-"¿con qué no vas a entretener esta noche?".
Aemond se queda mirándolo sorprendido, realmente no había nada que supiera hacer, ¿cómo se suponía que iba a entretenerlos?
"Yo... Yo"- su voz se estaba cortándo.
"Tú, tú, tú... ¡¿Tú QUÉ!?, enserió, me estás sacando de quicio, ¿no te dije que tenías que tener un show para esta noche?- se empezó a levantar de su asiento para acercarse a su lugar.
Aemond se quedó callado, no sabía qué decir estaba, nunca había tenido ningún talento, aunque dudaba que los talentos convencionales le ayudarán en estos momentos.
"Lo siento"- dijo en un pequeño suspiró
"¿Qué?"
"Lo siento, no sé que debería hacer, solo no lo sé"- Aemond sintió que sus piernas le empezaban a fallar y su voz salía cada vez más como un susurró.
El alfa pareció no recibir bien esa respuesta, levantó su mano poniéndola en su cabello jalando con tanta fuerza como le era posible.
"¿Qué piensas que vas a hacer aquí sin entretenernos?"- cada vez jaloneaba más su cabello, Aemond no sabía que hacer así que solo se contenía a intentar quitárselo de encima-"¿Te crees tan importante que ni siquiera puedes hacer algo para satisfacer a tus dueños?"- termino tirándolo al suelo, los demás alfas se estaban riendo, toda la escena les encantaba.
"Está bien, si no sabes hacer nada, pues, nosotros te enseñaremos"- dijo tomándolo del suelo para qué se acerca a los asientos, el alfa se sentó y abrió sus piernas.
"Acércate"- Empezó a acercarse lentamente, sabía lo que el alfa quería hacer.
"Agáchate"- Aemond así lo hizo, maldiciendo su vida en el proceso.
"¿Alguna vez has hecho una mamada?- el omega negó de inmediato.
El alfa dio una risa de satisfacción-" bien, entonces te enseñaré"- bajo la cremallera de su pantalón, dejando salir el bulto que tenía atrapado entre sus piernas.
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Mi único Omega
Science FictionAemond sabia que tendría un destino cruel desde que se presentó como omega y además ser un bastardo de la casa targaryen. El era hermoso, Todos lo sabían pero para lo que algunos era una bendición para él era todo lo contrario, siempre odio su vida...