[Michelle]
Lo odio, lo odio, lo odio tanto. No puedo creer que se haya salido con la suya y tenga que socializar más con él. ¿Por qué no me quedé callada? Todo es mi culpa, si tan sólo hubiese hecho caso omiso a todo lo que hizo y dijo, no estaría metida en esta situación.
De tan sólo pensar en que tendré que ir a su habitación, que por cierto debe estar hecha un asco casi siempre porque las cosas que hace, me causa repulsión tener que entrar ahí y ver cosas que no debería. También tener que preparar su baño es algo que me inquieta, jamás he visto a un hombre sin nada que lo cubra de alguna manera y las otras chicas que lo atendían a él dijeron que le encanta estar exponiendo su torso. Dios, perdóname por todos mis pecados pero no me los hagas pagar así.
Desde que salió de caza con sus amigos he estado tan tranquila, jamás había deseado que se quedara fuera para no tener que verlo pero tristemente más tarde regresaría porque tiene que recibir a la señorita Williams que posiblemente sea su esposa.
He visto tantas mujeres pasar por esa sala esperando tener algún tipo de conversación con el joven Vélez pero él no parece inmutarse a todas las cualidades que poseen todas, no se sorprende con nada ni mucho menos se interesa. Casi nunca va a las casas de la jovencitas a cortejarlas y nada más con el simple hecho de que él ponga un pie en esas casas les da esperanzas a todas esas familias de que serán parte de los Vélez pero él siempre llega con la misma cara de aburrimiento y fastidio.
Seguí con mis labores para dejar todo listo para cuando llegue la familia Williams, ahora me tocaba lo más tedioso y horroroso para mi. Ir a la habitación del joven Vélez. Tomé todas las cosas que necesitaba para limpiar todo, esto es de lo peor.
Debí quedarme callada cuando él me estaba hablando, creo que me lo reprocharé cada día de mi vida. Me arrepiento tanto de haberle dirigido la palabra, Dios llévame contigo antes de que yo termine haciendo una locura en contra de ese hombre, subí a la habitación del joven Vélez.
Después de terminar aquí iría a ver a mis padres, ya que ayer me dijeron que hoy debía ir porque era muy urgente y pues ya sé cual es la urgencia. Stephen ya debió regresar de su viaje de Dinamarca, por lo tanto ya me toca preparar todo para la boda y no me emociona para nada pero mis padres dicen que es lo mejor para mi para estar preparada para lo que me tienen que decir, que me han estado ocultando desde hace años.
Entré a la habitación y como lo esperaba, estaba hecha un desastre, solté un pequeño suspiro al ver todo el desorden. Dejé las cosas a un lado y empecé a recoger toda la ropa que estaba tirada por toda la habitación incluyendo prendas menores, me sacudí en forma de desagrado.
Mente positiva Michelle, mente positiva. Ya pronto dejarás de ser la sirvienta de los Vélez para pasar a ser la de tu futuro esposo. Dios, suena aún peor.
Negué alejando esos pensamientos y empecé a tatarear una melodía mientras limpiaba, para ser especifica una canción que mi mamá me cantaba desde que era una niña. Fui interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose, dirigí por inercia mi vista hacia allá y tristemente me encontré con el dueño de esta habitación.
-Buenas tardes joven Vélez- dejé lo que estaba haciendo y retomé mi postura para saludarlo
-¿Ahora si me tratas con educación?- preguntó con incredulidad pero no dejó para nada su actitud prepotente
-Siempre lo he tratado con educación señor- soltó una risa irónica
-Si tu lo dices- dijo sin importancia- estoy agotado, prepárame un baño pero antes organiza mi equipo de caza en el lugar de allá- señaló un pequeño cuarto de la habitación y asentí acatando sus ordenes
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Época de amor||Christopher Veléz||
Hayran KurguInglaterra 1812, la alta sociedad y las jóvenes siendo desposadas en cuánto cumplieran la mayoría de edad. Todas buscaban la aprobación de sus futuros maridos y buscaban ser perfectas ante los ojos de la sociedad. La mayoría de los hombres más cod...