17. El efecto Ander Mason.

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Siento la tardanza, necesito que entendáis que mi salud mental está por los suelos.

Este capítulo es intenso, espero que os compense. Un beso.

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Ella me mira con esos ojos que me hacen saber que diga lo que diga, todo estará bien, este lugar siempre ha sido un espacio seguro. Su mano escribe sin mirar la hoja y lo considero todo un talento, ella no se desvía ni un sólo segundo de mis palabras y yo tomo más confianza:

- Así que... ¿vas a ir?

- Sí -me encojo de hombros-, él ya ha avisado a todo su equipo de que va a usar su avión privado para ir con una "amiga". -Le hace especial gracia que señale la palabra con mis dedos marcando el entrecomillas, porque en realidad, parece como si esa descripción me molestara.

- ¿Él te considera sólo una amiga después de lo que pasó?

- Sí, por supuesto. Él no es de tener relaciones rápidas, ni siquiera de tener una relación de verdad.

Pero a ella le pagan por decir la verdad, no para hacerme fantasear.

- Eso está bien, sobre todo porque creo que debes marcar un límite con él, Mia.

Frunzo el ceño y eso le invita a continuar:

- No tengo que describir de nuevo todo por lo que has tenido que pasar. Tienes un trabajo constante en construirte a ti misma, es injusto que debas abandonarte en cierto modo para poder sostenerle a él, primero debes arreglarte tú y después el resto.

- No es así... él me entiende. Siento que nuestro sufrimiento... nos une.

- No os une el sufrimiento, os une el miedo a no poder ser mejores de lo que sois.

Mi silencio estalla en la habitación, me niego a que me obligue a alejarme de Ander, porque tengo más claro que nunca que no quiero hacerlo.

- Después del beso, decidí poner distancia porque él debe ponerse bien, eso es lo primordial.

- Lo primordial es que tú estés bien, Mia -me corrige de nuevo-. Llevamos años trabajando, pero siempre encuentras algo que justificas que es más importante que tú -ladea la cabeza negando con disconformidad-. No avanzamos.

Al salir de la oficina, guardo el undécimo libro de autoayuda que me recomienda leer como tarea antes de la siguiente sesión, mis padres bajan la ventanilla del coche para hacerme saber dónde están:

- ¡Cariño! -alza la voz mamá.

Papá niega con la cabeza avergonzado cuando se percata de que todos a nuestro alrededor se giran hacia ellos, pero siempre he adorado estas cosas de ellos:

- Hola -sonrío, como si saliera más relajada que nunca aunque la realidad es todo lo contrario y me siento así cuando alguien me echa un jarro de agua fría encima.

- ¿Qué tal ha ido? -mamá se gira hacia el asiento de atrás y cierro la puerta.

- Bien, como siempre. -Mi sonrisa es tan falsa que temo que lo perciban.

- Eso está bien, esto está bien, cariño. Sabemos que estás esforzándote mucho y todo irá bien.

Papá y sus frases que siempre van bien.

Al llegar a casa y al echarme sobre la cama, el mensaje de Yolanda me despierta de una posible siesta:

- ¿Me estás diciendo que irás a Roma con el puto Ander Mason? ¿Que volverás el mismo día de fin de año en cuya fiesta estará Alejandro? El cual, por cierto, está HIPER CELOSO. Me lo ha dicho Marcos, así que es una fuente fiable...

MALA FAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora