MALA FAMA

12. Ese hueco lo reservo para ti.

Muchas gracias por el apoyo, tengo la sensación de que esto sólo es el comienzo y haremos algo muy grande 💫

Siento el retraso, han sido unos días intensos. AQUÍ LO TENÉIS. Para compensar, será un capítulo diferente.

Las que leéis mi otra novela, LA CHICA CON EL ALMA DE HIERRO, ya estáis acostumbradas.

Y recordad, Ander Mason se pronuncia ANDER MEISON, que algunas me habéis preguntado por instagram ❤️ el cual por cierto es CarlasWritings

Desde el punto de vista de Ander

- No habrá beso -suelto a Alberto. No me extraña su boca abierta y sus cejas arqueadas, le di mucho por culo para incluirlo, pero Mia no quiere hacerlo y voy a respetarlo.

- ¿Qué?

- No te estoy jodiendo -confieso-. Ella no quiere hacerlo, así que no habrá beso.

- No puedes estar hablando en serio. Envié el nuevo manuscrito a los guionistas, ¡acaban de mandármelo corregido!

- Les pagaré igual, no es la primera vez que lo hacemos.

- Eso es lo peor -sentencia-. Es muy difícil trabajar contigo, Ander. Aún no sé por qué sigo haciéndolo.

- Por esto -digo sacando el fajo de billetes de mi bolsillo. Lo único que sé hacer bien: pagar por las molestias cuando las causo.

Alberto asiente tomándolo y escondiéndolo en el bolsillo oculto de su chaqueta.

- Les enviaré un cheque y les pediré un nuevo guión urgente.

- Sin beso -aclaro. En realidad Alberto es bastante olvidadizo aunque pretenda aparentar que es el más profesional del lugar.

- Sin beso.

Su figura desaparece por la puerta y chasqueo los labios para hacérselo saber a ella:

- ¿Qué ha sido eso? -habla sorprendida, saliendo de ese pequeño armario.

- La cruda realidad, nena.

Me acerco a la mesa de comida y agarro algunos de esos caramelos que siempre alivian mi garganta, el catering privado es una de mis cosas favoritas de ser famoso.

- ¿Qué le has dado?

Río por lo bajo, amo su inocencia y su facilidad por creer que todo es maravilloso y que el mundo está lleno de buenas personas que ayudarían a alguien sin algo a cambio. Ilusa.

Saco algo más de esos billetes verdes y los muevo por delante de su cara:

- Esto es lo que mueve el mundo, conejita playboy. Puedes controlar a quién sea con esto.

- A mí no. -Sabía que iba a contestar eso, no es como Layla, que ha tardado dos segundos en agarrar ese billete cuando le he dicho que quería espacio para fumarme un canuto.

- Lo sé.

Ella asiente satisfecha. Le guiño el ojo y noto su respiración entrecortada, sus mejillas coloradas y esa forma en la que tiene que apartar la mirada. Estoy acostumbrado a tener ese efecto en las tías, pero lo que no estoy acostumbrado es que se me coloren a mí cuando ni siquiera me he acostado con ella.

Pero ya llegará el momento, me recuerdo.

El ambiente queda inundado bajo un extraño silencio en el que siento que ella está examinándome, sus facciones se ven relajadas pero sus cejas están enfocadas hacia abajo aunque no me resulta incómodo, en realidad, simplemente creo que a mí me causa la misma fascinación por saber en qué diablos está pensando.