7. @AnderMason te ha agregado.

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Llegamos al exterior y salimos del coche. Me aferro a la chaqueta de Ander en cuanto la primera brisa toca mis labios y su olor inunda mis fosas nasales nuevamente. Mi instinto obliga a bajar mi mentón para olerle un millón de veces y para preguntarme qué diablos tiene que me engancha tanto. Alberto se da cuenta de ello y se acerca a mi oído para decirme que encenderán las estufas y que calentarán todo el ambiente. 

Las cámaras vuelven a estar en posición y los encargados las revisan una y otra vez supervisando cada plano. Marta llama a todos y les indica sus posiciones. Ander se queda a un lado tentativamente cerca de mí, esperando las indicaciones de Alberto mientras revisa su teléfono.

- ¿Y ese plano? ¡No va ahí, por Dios! -farfulla Alberto-. Ya voy -indica irritado, parece que nada funciona bien sin él-. Y vosotros -nos mira-, ahora vengo. No os matéis -guiña un ojo a Ander.

- No iba a hacerlo -susurra cuando se aleja.

Después de unos temibles minutos en silencio, yo decido hablar:

- ¿Te acompaña alguien?

- ¿Dónde? -responde, sin levantar la vista de su teléfono, sus dedos bajan por la pantalla y distingo el símbolo de Instagram.

- Aquí, o... a los rodajes, en general.

- Siempre solo, nena.

- ¿Y tus padres?

- Mis padres me acompañaban las primeras veces. Pero después de tantos rodajes, videoclips, conciertos, giras mundiales... Se acabaron cansando así que lo hago solo. Todo solo.

- Entiendo.

- No, no lo creo -balbucea.

- ¿Estás siempre a la defensiva? -murmuro-. Y para que lo sepas, puedo entenderlo.

- Sí, la verdad, es una de mis increíbles virtudes. Además, necesito un cigarro. Y no, no puedes entenderlo -acaba.

- O quizás no quieres que lo hagan.

Después de varios minutos, Alberto regresa y le dice a Ander que está todo preparado y puede tomar su lugar central en escena. Marta les recuerda una vez más a las chicas los movimientos que deben hacer para estar en concordancia con los bailarines que salta a la vista que llevan más tiempo preparándose para el rodaje pues tienen más bailes que ellas. Alberto me señala la parte en la que puedo tomar asiento cerca de una de las estufas, pero continúo aferrada a la chaqueta de Ander.

Se retoma las grabaciones. Noto enseguida que es un ambiente enfocado a esa parte más íntima, más pasional, está claro que el contenido no es apto para todos los públicos. 

Y jamás pensé que Alberto iba a sorprendernos con una sola llamada de teléfono. En medio de una de las secuencias, sus cejas jamás estuvieron tan alzadas como cuando la voz de esa persona suena como si estuviera puesto el altavoz.

- Era mañana -afirma molesto-. Esa escena está prevista para mañana... ¿cómo? Esto no es lo que hablamos... sí, sí... lo sé, pero Ander también tiene varios proyectos firmados y aún y así no hacemos estos cambios de última hora... ¡¿Qué?! ¿Ya está en el avión? ¡Eso no puede ser! Me pones en un compromiso... bien, bien... ¿sabes que me obligas a tener que reorganizarlo todo, verdad? bueno... entonces, no queda otra, venid en cuanto aterrice. Me aseguraré de que quede preparado todo el decorado de la escena y que esta noche los directores de los planos artísticos lo dejen listo para el montaje final. -Al colgar, exhala un profundo suspiro.

Al girarse y tras guardar el teléfono en el bolsillo, se da cuenta de que le estoy observando atónita y suelta: estas estrellas estrelladas van a volverme loco.

MALA FAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora